Capítulo 9: Caramelos.

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Caramelos

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Caramelos

-¡Bastardo! ¿¡cómo se atreve!? ¿¡sacarme de la profundidad de las nubes!? -, Wei Wuxian pateaba la misma piedra hace ya bastante tiempo, ese era el nivel de su enojo - ¿¡Quien se cree que es!? ¿¡acaso porqué es un dios puede hacer lo que le plazca!?

Volvió a golpear ferozmente la piedra.

-¡Lan Zhan! Si no quieres ir a mi cena de compromiso, ¡esta bien! ¡no te necesito! -, gritó a los cuatro vientos, aunque nadie lo escuchara -, Lan Zhan...

Nuevamente, como si lo hubiera invocado, Lan Wangji emergió de las sombras con un incomprensible semblante, Wei Wuxian no sabía porque algo parecía haber cambiado al Lan Wangji de hace unas horas.

-Wei Ying -, pronunció caminando hacia el mencionado, pero por alguna extraña razón sus pasos eran tambaleantes y imprecisos -, ¡Wei Wuxian!

-¿¡Qué!? No tienes que gritar para que te escuche -, gesticulo, arrugado la frente -, si vienes a darme un sermón ¡no estoy de humor! Dios imprudente.

Al no ser tomado en serio, el ceño de Lan Wangji se frunció, reflejando el enojo que estaba por desbordarse de él. Fue ahí cuando Wei Wuxian le prestó más atención a las expresiones faciales de Lan Wangji, y a su cinta levemente desviada.

Este Lan Wangji no solo tenía su cinta desviada, no portaba a Bichen y sus túnicas se encontraban manchadas de tinta negra por pequeñas patitas que parecían ser de conejo. Wei Wuxian no encontraba una explicación a la imagen de Lan Wangji.

-¿Estas... bien?

Lan Wangji no había dado ni un paso, cuando su peso y mareos pudieron más que su fuerza y empezó a tambalear. Wei Wuxian se precipitó hacia el justo a tiempo para atraparlo.

-Hanguang-jun, acaso... ¿acaso bebiste alcohol, o comiste algún hongo podrido? -, preguntó un tanto preocupado. ¿Lan Wangji bebiendo alcohol? Eso era seguramente la última opción.

Sin previo aviso, Lan Wangji se soltó bruscamente del brazo que lo sujetaba, y siguió su camino no sin antes tomar una de las manos de Wei Wuxian y llevarlo con él.

-¡Hey! ¿¡qué es lo que haces!?

Al no tener una respuesta más que jalones, Wei Wuxian se dejó llevar. Ambos llegaron al Jingshi , la habitación de Lan Wangji. Si bien era un dios y no necesitaba descanso, el Jingshi era su lugar de meditación aparte del árbol en la montaña. En este, ningún discípulo tenía permitido entrar, ni siquiera Lan Xichen entraba porque sabía que este era el lugar privado de su hermano menor.

El jinshi, solo constaba de muebles con innumerables libros y pequeños asientos en el suelo, además del pabellón principal, no había nada más. Wei Wuxian nunca había entrado allí, pero como con todo, su curiosidad puedo más que él. Pronto divisó entre el pabellón pequeñas figuras de caramelo en forma de diferentes animales, y flores marchitas unas más que otras. Al pensarlo detenidamente pudo recordar aquellas figurillas de caramelo, eran las que cuando niño le regalaba a Lan Wangji, las conseguía en el embarcadero de loto y las traía a toda costa a la profundidad de las nubes. También recordó haberle regalando a Lan Wangji flores que el mismo recolectaba, eran flores de loto y sólo crecían en Yunmeng. ¿No era que Lan Wangji tiraba sus regalos?

Aunque le pareció extraño encontrar aquellos obsequios de antaño, resistió las ganas de hacer bromas sobre eso pues no era exactamente el momento adecuado. Con un Lan Wangji ebrio y la pelea de hace unas horas, de por medio definitivamente tenía que resistir a su instinto para no causar más problemas.

-Hanguang-jun, ¿qué hacemos aquí? -, preguntó.

-Sentar -, ordenó dejándose caer sin suavidad en uno de asientos del suelo, y como aún sostenía la mano de Wei Wuxian, por consecuencia este cayó junto él -, mnn.

Satisfecho por lograr que Wei Wuxian obedeciera sus órdenes sin poner resistencia, Lan Wangji sacó de uno de los muebles del pabellón de la biblioteca que había en el Jingshi una caja de madera bien resguardada. Al abrirla, se dejó ver más de esas figurillas de caramelo y pétalos de flores. Y si, todas aquellas cosas eran regalos de Wei Wuxian.

Sin ser capaz de controlarse, entendió su mano a una de las figuras de caramelo en forma de elefante.

-¿Aún las conservas?

Lan Wangji -, mnn.

Wei Wuxian no puedo evitar sonreír, le pareció adorable y nostálgico que aquellos regalos que el daba por perdidos, estuvieran todos estos años escondidos en la habitación privada de Lan Wangji.

-Lan Zhan, ¿por qué me lo muestras ahora? ¿Estas tratando de persuadirme con regalos?

Lan Wangji se levantó, por fin soltando la mano cálida de Wei Wuxian, y sacó del mueble que contenía los libros bien organizados con fechas y de más categorías, un libro similar a los libros budistas que Lan Wangji acostumbraba leer. Lo extendió a Wei Wuxian. Al ver su contenido se sorprendió al encontrar en el un dibujo de Lan Wangji, hecho por Wei Wuxian, hace ya bastante tiempo. El retrato parecía intacto y bien cuidado, la tinta perfectamente plasmada como su hubiera sido retocada.

Recuerda perfectamente ese día. Tenia aproximadamente diez años, la primera vez que fue castigado en la profundidad de las nubes, su castigo fue copiar las tres mil y tantas reglas de la secta Gusu Lan. ¿Pueden adivinar quién era el encargado de vigilarlo? Por supuesto, el segundo jade, Lan Wangji.

El silencio del pabellón de la biblioteca, aburría en todas sus expresiones al pequeño Wei Ying y sus manos estaban cansadas de copiar sin parar las reglas. La secta Gusu Lan tal vez no conocían aún su capacidad para encontrar diversión aún si estaba en un cuarto solo con el segundo jade.

-¡Hanguang-jun! -, se quejó -, no puedo más, tengo hambre y me duelen las manos.

-Solo así aprenderás a no intentar asar a los conejos de la profundidad de las nubes -, recordó Lan Wangji. Wei Ying bufó.

-¡Mira! ¡mira! -, exclamó alzando el papel.

-El ruido está prohibido en la profundidad de las nubes -, recordó. Wei Ying lo ignoró y volvió a alzar con orgullo el objeto en su mano, corriendo a su lado para mostrarle su gran hazaña. Los dedos de Wangji tomaron el garabato que había hecho con tanto esmero Wei Ying y sus ojos miraron con sorpresa lo que había sobre el papel.

Estaba acostumbrado a que Wei Ying escribiera frases tontas y sin sentido para molestarlo así que Lan Wangji pensó en un inicio que habría en el papel nuevamente un revoltijo de frases poco convincentes pero, después de verlo por casualidad, se sorprendió al encontrar el dibujo de una persona sentada de forma erguida y leyendo a la luz de la ventana con una expresión vívidamente realista en su rostro. Era él mismo.

Al ver que no alejó su mirada en seguida, Wei Ying curvó sus labios y elevó una ceja haciendo un guiño. No eran necesarias las palabras, después de todo, el significado era claro: ¿te gusta?.

-Mnn -, fue la única respuesta para después volver a tomar el pincel y la tinta.

Ese día tuvo que hacer dos veces más las reglas de la secta.





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Nos vemos en un próximo capítulo, que Lan Wangji los bendiga :3

El castigo de Lan Wangji| WangXian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora