Capítulo 25: Deten este desastre.

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Detente

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Detente

Wei Wuixian había subido a una de las torres altas, seguido de las nubes negras que lo rodeaban, para poder hablar tuvo que dejar de tocar la flauta, no sin antes darle indicaciones a los espíritus demoníacos que controlaba.


—Me estoy aburriendo de estos juegos infantiles —, exclamó. Las heridas que antes marcaban su cuerpo ahora se desvanecía en polvo oscuro sobre su piel, dejándolo completamente sanado —, si piensan que mi declaración es ridicula, espera a ver lo que sigue.

La escena parecía interminable, la nube del cielo bajó hasta cubrir a todos los cultivadores. Entonces se escucharon risas estremecedoras, sin embargo, Lan Wangji supo que no era la voz ni las carcajadas de Wei Wuxian; otra persona había entrado en escena.

—¡Escuchen bien! ¡no voy a detenerme hasta que el responsable de la maldición de mi shijie salga a dar la cara!

Con una sonrisa amarga, Wei Wuxian tomó a Chenqing desde su cintura y la posó sobre sus labios. Con el agudo alarido de la flauta, ¡Pálidas manos empezaron a salir desde el suelo de la plaza del palacio! ¡Una tras otra!. Junto a esto, Xue Yang hizo acto de presencia sentado en el techo de la construcción, riendo a carcajadas se acercó volando en su espada hasta Wei Wuxian. Ahora ambos estaban a la misma altura sobre la torre.

Lan Qiren comenzó a utilizar su poder espírituales para combatir al Sello del Tigre Estigio junto a Lan Xichen, pero les fue inútil cuando Wei Wuxian inmovilizó sus movimientos con un talisman lo suficientemente poderoso para impedir que tomaran partido en la pelea. Todos estaban asombrados por el nivel de cultivación de Wei Wuxian para enfrentar cara a cara a un dios.

Cadáver tras cadáver atravesaban los blancos ladrillos del suelo. Emergían desde la profundidad de la tierra. Algunos de los cultivadores que apenas se habían montado sobre sus espadas para elevarse sobre el suelo, fueron de inmediato jalados de regreso a él.

Los ojos ahora rojos de Wei Wuxian brillaban con una fría luz en medio de las notas de la flauta. Al ver hacia abajo, los uniformes de distintas sectas lucían como una hirviente cocción de agua. multicolor, con sus constantes tira y afloja que los hacían juntarse y separarse. A parte de la secta Yunmeng Jiang, todas las demás sectas estaban revueltas entre sí. Cada líder se apresuró en ir a proteger a sus propios discípulos, dejándolos sin tiempo para atacar a Wei Wuxian.

De repente, la límpidas notas de una cítara interrumpieron a Chenqing.
Wei Wuxian bajó su flauta y se giró solo para encontrarse con una persona sentada en una de las crestas del palacio. Había un guqin descansando sobre su regazo. Sus ropas blancas como la nieve parecían quemar los ojos en medio de la oscuridad, pues el día ahora era cubierto por nubes negras en el cielo.

Wei Wuxian habló con una voz fría —Lan Zhan —, después de saludarlo, volvió a posar la flauta sobre sus labios—, deberías saberlo desde hace mucho ya ¡El Sonido de la Lucidez es inútil conmigo!

El castigo de Lan Wangji| WangXian Donde viven las historias. Descúbrelo ahora