[OBRA TERMINADA]
Una deidad atrapada en el cuerpo de un canino, se acerca con el propósito de liberar su alma a un ser demoníaco capaz de hacer que recupere su cuerpo. Pero para desgracia de Lan Wangji, ese cultivador demoníaco le teme con brutalida...
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Buscando al dios de la abundancia
Wei Wuxian sentía un dolor punzante en su abdomen bajo, justo donde Bichen permaneció unos segundos enterrada, creyó que su herida estaba sanando, pues ya habian pasado algunas horas. Él era así, se olvidaba rápidamente de los dolores que aquejaban su cuerpo, podría tener una mano rota y el olvidaría el dolor cuando una nueva distracción llegara a su campo de visión.
En este caso, la distraccion se trató de los amargos labios de Lan Wangji.
Recordar como sus belfos pálidos tuvieron contacto lo hizo estremecer, y tuvo que agitar la cabeza para borrar la imagen.
¡Cálmate Wei Ying! ¡Ya lo habías hecho antes, no tienes porque estar tan nervioso! Ya habías besado a Lan Zhan... aunque no de esa forma ¡No! ¡no!
Mientras se regañaba mentalmente, Lan Wangji aprovechó la distraccion de su acompañante para meditar en sus propios pensamientos.
Conoció al dichoso dios de la abundancia, Jin Zixuan, cuando sus caminos se cruzaron en la torre de paz, un lugar en el extenso cielo donde los dioses tenían tiempo para dejar sus responsabilidades un poco de lado y divertirse; generalmente se reunían a conversar sobre los problemas en sus distintas asignaciones.
Lan Wangji recuerda como la paz fue corrompida por las estruendosas risas de un intruso; y pudo divisar a quien pertenecia aquella irritante voz, era un joven de piel clara y ojos marrones, con una vestimenta colorida y vibrante. Nunca había visto a esa persona en su vida celestial.
Lan Wangji estaba siendo nombrado dios de la serenidad en ese mismo lugar, y como nuevo integrante de los dioses, le dieron la bienvenida en la torre de paz.
-Así que este es el nuevo dios... -, el desconocido se acercó peligrosamente a él, tanto de Lan Wangji tuvo que retroceder -, no es gran cosa, a decir verdad.
-Jin Zixuan... creimos que no estarías en la bienvenida -, comentó Jin Guangyao, el dios de la literatura y después de darle una ligera mirada amenazante al desconocido, se volvió a él con esa sonrisa amigable que siempre mostraba -, Wangji, será un honor presentarte oficialmente a Jin Zixuan, dios de la abundancia.
-Un placer -, fueron sus únicas palabras junto a una inclinación respetuosa, pues aceptaba que por derecho de antigüedad, el dios de la abundancia era superior a él.
-¡Bien! Ahora que haz conocido a los dioses restantes, es momento de dar inicio a la asignación oficial -, exclamó. Las ocho figuras se reunieron en el centro, dejando que Lan Wangji subiera a un pequeño trono de jade blanco. Desde esa altura Lan Wangji pudo observar a todos los dioses que estaban al rededor de él.
La torre de la paz estaba costruida de jade blanco con decoraciones del mismo tono; todo parecía tan puro y pulcro en ese lugar. En los nombramientos oficiales, normalmente, solo eran los dioses quienes estaban presentes para recibir a una nueva deidad. En esta ocasión y debido a que Lan Wangji era el último dios es ser recibido en los cielos, la torre de la paz estaba llena de cientos de oficiales celestiales y algunos ángeles invitados.