«O31»

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«Futuro»

—¡Lo hicimos! —Festejaron todos entusiasmados.

Finalmente, luego de varios días de trayecto, habían logrado cruzar todo el camino y a tan solo unos metros delante de ellos, se encontraba el final del bosque.

—Descansemos por la noche —sugirió Sonju—. Podemos seguir mañana.

—¿No estás contento, _________? —preguntó Don, proporcionándole un ligero codazo a su amigo. Pensó que haría alguna broma típica suya, pero en su lugar sólo se limitó a soltar un par de risillas nerviosas.

En esos últimos días, había notado a _________ un tanto retraído. Y no fue el único, por supuesto. Era desconcertante, y hasta cierto punto preocupante no verlo reír como era habitual. Estaba tan ensimismado en si mismo, pensativo y distraído, que parecía olvidarse completamente de la presencia de los demás en su entorno. No lo hacía con malas intenciones, pues al percatarse de esto se disculpaba rápidamente.

Y había estado así desde la conversación que había tenido con Emma.

¿Debía quedarse con Sonju y Musica, o acompañar a los demás al refugio?

Aquella pregunta, que en cualquier otro caso hubiera parecido simple, no había dejado de rondar por su cabeza desde aquella ocasión. Le había abierto el paso a un par de dudas que tan sólo fueron el inicio de un caos mucho mayor en su interior. Aquella pregunta y la incertidumbre que le causaba había acabado con su calma.

Eso era.
Su mente infestada de dudas, lo habían mantenido ocupado todo ese tiempo. Por consecuencia parecía actuar más distante. Y por más sencillo que pareciese tratar de compartir sus sentimientos con los que se preocupaban por él, prefería disfrazar la verdad con un "todo está bien, no se preocupen".

No quería arruinar su entusiasmo.

Todos festejaban su logro y convivían de manera amigable mientras él se mantenía un poco alejado, admirándolos en silencio. Veía como Gilda ayudaba a los pequeños a preparar el almuerzo, como Emma charlaba tranquilamente con Anna y como otros niños se dedicaban a jugar con Musica.

Un ambiente tan cálido. Tan acogedor y agradable. Tan fantástico... tan perfecto. ¿Era tonto pedir que todo se mantuviera así? ¿Por siempre? Permanecer en una paz eterna.

«Sí. Es tonto» concluyó él mismo.

Ocultó su rostro entre sus piernas.

—¿Que haría Norman...? —se preguntó en un suspiro. Fue un delirio, probablemente. Una gentil mano se posó en su hombro, en un gesto silencioso. De inmediato elevó la mirada con la tonta esperanza de saber quién podría ser. Pero se encontró con la realidad. No había nadie —...

—¡Oigan, el almuerzo está listo!

...

Todos se sentaron en un círculo y empezaron a comer la sopa en sus platos, entre cortas y animadas pláticas.

—¡Muy bien! —Don habló, con más entusiasmo de lo normal—. ¡Mañana deberíamos llegar a B 06-32!

—Sí, solo si mantenemos un buen paso —aludió Nat.

Algunos niños no tardaron en aferrarse a la ropa de los dos demonios, viéndolos con lágrimas en los ojos, cosa que los hizo sonreír enternecidamente.

—Pero... no quiero dejarlos... —lloriqueó Mark para Musica.

—Sí, yo tampoco.

—Oh, por cierto —Gilda se giró a hacia su amigo, con una sonrisa curiosa—, ¿has tomado una decisión, _________?

𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼      the promised neverland & male reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora