«O14»

7.7K 1K 858
                                    

«Razones»

Estoy triste.
Es mi primera vez estando triste.

¿Cómo pude distraerme? Se supone que esto era lo que quería evitar. Norman, era tan calmado y gentil. A su lado siempre podía sentirme tranquilo. Era alguien maravilloso, lo quería mucho. Y ahora me di el tiempo a reconocer que ese querer era distinto al que sentía por los demás, justo cuando él iba a morir.

Lo extrañaré. Ah, lo pienso como si ya estuviera muerto. Bueno, pronto lo estará.

Traté de reprimir mis lágrimas, esforzándome en sonreír. Después de todo, era lo único que sabía hacer para evadir mis sentimientos. Pero era inútil. Los sollozos eran imposibles de contener, y mi sonrisa una mueca desagradable.

Luego de que Isabella hubiese dado la gran noticia, mis pies me guiaron al almacén, sin que me importara mucho el estado de mi hombro. Me escondí debajo de una mesa polvorienta y sigo aquí.

Sí, patético.
Me sentía mejor estando escondido de todos, por alguna razón. Debería estar acompañando a Emma en la enfermería, estar con Ray y discutir sobre un nuevo plan, o hasta pasar mis últimos momentos con Norman, pero prefería estar sólo.

La verdad, aún no lograba asimilar todo lo que había pasado.

¿De verdad la persona con la que compartí risas y momentos agradables va a morir?

Me puse en alerta al oír la puerta siendo abierta. Se oyeron unos pasos, lentos y dubitativos que se detuvieron frente a la mesa. Mi escondite fue revelado cuando removieron el mantel. Por un segundo, el polvo cegó mi vista, pero logré enfocarlo. Norman. Me miraba con la misma sonrisa de siempre.

—Hola...

No logré articular ni un saludo, pero él se acomodó a mi lado sin esperar uno. No me miró. No se atrevía.

Debería decir algo.

Debería sonreír, reír, hacer los chistes estúpidos de siempre, algo que lo hiciera sentir mejor. De seguro se siente triste también. Norman cargaba con los sentimientos de los demás, y esa era la única razón que lo forzaba a seguir sonriendo, incluso ahora.

Abrí la boca... pero la cerré al instante.

No tenía caso.

De todas formas él iba a morir. Y no había chiste o sonrisa que pudiera hacer para evitarlo.

Solo soy un inútil a comparación de ellos. Lo supe desde que llegué.

Me acurruqué más entre mis piernas y cerré los ojos con fuerza.

—Tengo miedo —él declaró pasado unos minutos. La neutralidad que empleó en su voz me tomó desprevenido. Sonaba tranquilo y ameno. Pero supe lo equivocado que estaba cuando asomé mi mirada entre mis brazos y vi con sorpresa las lágrimas que se aproximaban en sus ojos azules.

—No quiero morir... no quiero irme...

Su voz se despojó de ese tono tranquilo y rompió en llanto, tratando de ocultarlo entre sus manos temblorosas. Jamás había visto a Norman llorar.

Y no pensaba que alguna vez lo haría.

Me acerqué con cuidado por el espacio reducido y lo rodeé con mis brazos sin decir una palabra. No pensé que existía alguna adecuada para esta clase de situaciones.

𝗲𝘅𝗽𝗲𝗿𝗶𝗺𝗲𝗻𝘁𝗼      the promised neverland & male reader Donde viven las historias. Descúbrelo ahora