Les subo el capitulo ahora, porque lo tengo listo y me desespera no poder compartirlo JAJAJAAJA, disfrútenlo.
Maratón 2/3
Narra Carolina
Él es como un maldito imán, es casi imposible no querer estar cerca suyo y eso me lo había demostrado yo misma, al poder aguantar estas dos últimas semanas las miradas de todo el mundo cada vez que me veían llegar a su lado a la oficina. Porque si, me había puesto la meta de aprovechar esta oportunidad y aprender algo más allá que sólo dar placer.
Y disfrutaba poder pasar tiempo a su lado y aprender aquello que él me mostraba.
Diego me informó que sus padres irían a cenar hoy a su casa para conocerme y cuando me lo dijo mi cara de susto fue demasiado evidente. Por qué a quién no le daría miedo conocer a los padres de su pareja y peor en mi caso que todo es una mentira.
De hecho, yo no ocupaba un puesto en la empresa, sólo me quedaba en la oficina con Diego y lo veía dar órdenes y de vez en cuando le preguntaba sobre ciertos temas, de los que leía en algunos documentos.
Ahora ya con casi 3 semanas a su lado no sabía o no me atrevía a preguntar cuánto tiempo duraría esto, no sé si por miedo a su reacción o por miedo a saber que tengo que volver a mi realidad.
Ya eran las 6 de la tarde y Diego Estaba terminando de guardar sus cosas para irnos a la casa.
- Bien ya nos podemos ir Carolina.
Cuando salimos sólo quedaban los guardias.
Una vez en la casa vi a dos mujeres que no conocía y a Belén moviéndose por todos lados acomodando para la llegada de los padres de Diego.
- ¿En qué las puedo ayudar? - Belén iba a responder, pero Diego hablo antes.
- No tienes tiempo de ayudarlas tienes que vestirte qué mis padres llegan en 30 minutos.
Obedecí y subí a mi habitación para buscar que iba a ponerme y darme una ducha.
Me decidí por un vestido sencillo, color crema con un poco de brillantina dorada y una abertura en la pierna izquierda.
Escuché unos toques en la puerta y luego esta misma ser abierta, dejándome ver a Diego con un traje azul oscuro y una camisa blanca que le quedaba de infarto.
- Ya estoy lista, me terminó de poner los zapatos y bajamos.
Asintió con la cabeza estando de acuerdo en esperarme un momento y me los coloque lo más rápido que pude logrando que casi tropezara.
- Ahora sí vamos - estiró su mano para tomar la mía y la acepté.
Cuando bajamos se escuchaban voces y el sonido de mis tacones hizo que todos girarán a vernos. Tenía cuatro pares de ojos encima de mí y eso hizo que mis nervios aumentaran.