No se olviden de votar y comentar mucho.
Nuestros ojos no se separaron hasta que llegó a mí y comenzó a dar vueltas alrededor de mí, como cual animal alistándose para cazar a su presa y esta vez yo era su presa.
Recorrió con su dedo índice el lado derecho de mi cuello, bajo por mi hombro y terminó en mi brazo erizando mi piel por su tacto, se posicionó detrás de mí y sentí su respiración en mi nuca y al mismo tiempo sus manos iban desde mis caderas, hacia mi cintura provocando aún más la humedad que ya tenía entre mis piernas.
- ¿Estas segura de lo que me pides?
Solté un jadeo al mismo tiempo que el posaba su mano en mi abdomen y yo movía la cabeza asintiendo. No tuve que pedirlo de nuevo y el no tuvo que preguntarme nuevamente así que tomo mi mano y entrelazo nuestros dedos, guiándome hacia la habitación.
Cuando llegamos encendió la luz y todo se ilumino de color morado, esta vez me dio tiempo de observar más a nuestro alrededor. Frente a mí, pegado a la pared había una cama completamente negra, al lado un sillón del mismo color. Algunas vitrinas rodeaban la habitación pegadas a la pared, estas contenían diferentes fustas y algunos látigos, algunos armarios acompañaban la decoración, un arnés y el famoso tubo de pole dance.
Diego se acercó a un pequeño armario que estaba al lado de la puerta y saco una goma para el cabello y se ubicó frente a mí.
- Hazte una coleta alta - su orden envió una corriente entre mis piernas y sentí como mi abdomen se contrajo.
Seguí su orden y tiré mi cabeza hacia adelante para tomar mi cabello y armar la coleta alta, le di tres vueltas a la goma y sentía como mis ojos se achinaban, haciéndome saber que estaba ajustada.
- Ahora ve a aquel armario y abre el primer cajón, elige el que quieras - no sabía qué diablos encontraría, pero ya quería que esta tortura terminara.
Cuando abrí el cajón me topé con varios antifaces de diferentes colores, así que me decidí por uno rojo y la tela era súper suave. Camine de regreso a él y me hizo dar la vuelta para atarlo. Alce mi cabello y paso las cintas por debajo de la cola y lo ajusto lo suficiente para que no se resbalara, pero sin hacerme una presión que me lastimara.
Giro mi cuerpo posicionándome frente a él y sentía su respiración cerca de mí, tentadme a acercarme, pero cuando lo hice el alejo su rostro del mío haciendo que yo suelte un suspiro.
Sus manos empezaron un camino desde mis dedos hasta mis hombros para retirar poco a poco las tiras de mi camisón, luego tomo el borde de este y lo deslizo por mis piernas dejándome completamente expuesta ante sus ojos. Podía sentir como su mirada traspasaba mi cuerpo, como me admiraba y eso me encantaba.