POV DIEGO:
- Carolina, déjanos solos, por favor - ella me hizo caso y se fue de la oficina para dejarme con el imbécil de mi primo.
- ¿Qué haces aquí, Sebastián? No te quedó claro que no eres bienvenido en este lugar.
- No saques las garras tan rápido, primito. Además, estoy aquí porque el abuelo así lo quiso no por ti, aunque podría divertirme un rato.
Con el aquí todo se complicaba porque solo sabía dar problema tras problema y eso no me convenía.
- Pero volviendo al tema, ¿Ella sabe la verdad? ¿Sabe la mierda de persona que eres?
- No la sabe y no serás tú quien se la diga y atrévete a decir algo y atente a las consecuencias.
- Sabes que tus amenazas solo me incitan a joderte más, pero aquí estás haciéndolas aún.
- Vamos no es tan difícil decirle que fue raptada y obligada a prostituirse por tu culpa o ¿sí?
Maldito hijo de puta, me arrepiento de haberle pedido ayuda, debí saber que me lo sacaría en cara cada vez que pudiese.
- Escúchame muy bien porque no lo repetiré de nuevo. Vas a largarte del país, vas a desaparecer como siempre haces y cerraras la boca sino quieres que sea yo quien te la calle, ¿entendiste?
- Eso de ser el paño de lágrimas no va conmigo, pero podría serlo para ella sin ningún problema.
Camine hacia el por qué sabía que no se detendría hasta tener a Carolina con a su lado, ya la había puesto en su radar y detenerlo era difícil por no decir imposible.
- Deja a Amalia lejos de tu radar, no quiero que siquiera respires cerca suyo porque te aseguro que no me quieres conocer realmente enojado.
- Si antes no te hice caso que te hace creer que lo haré ahora. Tú me quitaste mi puesto en la empresa entonces ahora yo te la quitaré a ella.
Se dio la vuelta y salió de la oficina. Me giré dando la espalda a la puerta jalándome el cabello y tratando de controlarme, pero fue imposible y terminé lanzando todo lo que había en mi escritorio junto al vaso de Ron que había encima el cual terminó estrellándose y rompiéndose en pedacitos.
La puerta se abrió a los segundos de que el sonido del vidrio roto sonará.
- Pero ¿qué paso aquí? ¿Quién es ese hombre? ¿Y por qué estás así? - escucharla tan preocupada por mi sabiendo la persona de mierda que soy me mata por dentro, pero no quiero pensar en perderla ahora que la tengo.
Sé que las mentiras tienen patas cortas, sé que en algún punto ella sabrá la verdad y también sé que no me lo perdonará nunca.
Cuando ella sepa que todo es mi culpa la voy a perder para siempre porque ella es mi karma, pero también es mi vida, la que me mantiene a flote y cuerdo. Lo mejor es que sepa todo por mí mismo, pero de imaginar la forma en cómo me mirará me detiene.