La competición no puede seguir

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Me levanté antes de que la campana tocara porque oí en uno de los cuartos un ruido y decidí salir para ver. Miré fuera y hacía los lados hasta que Lyna también salió del suyo.
Lyna: ¿Has oído algo?
Mike: Sí ¿y tú?
Lyna: ¡Pues claro!
Susurrabamos cuando oímos otro ruido al fondo del pasillo. A Lyna se le pusieron los ojos grises.
Lyna: No te muevas y métete en tu cuarto.
Mike: ¿Qué pasa?
Lyna: Solo ciérrate la puerta.
Entré de nuevo y me cerré con una especie de candado que nos habían dado. Me senté en la cama a esperar cuando un pensamiento que no era mío me vino a la mente.
:"Son Acenix y Rius, creo que quieren escaparse"
En ese momento pensé: "¿Qué o quién eres?"
Y me respondió: "Soy Lyna, me puedo comunicar contigo mediante los pensamientos. Y ahora calla y duerme".
Obedecí y me dormí y, aunque se me pasó como cinco minutos, estaba mucho mejor al día siguiente. Bajé abajo solo sin hablar con nadie, y me senté en mi pupitre a desayunar lo que nos habían dado hasta que llegó el profesor Waltk. Me pareció raro ver al profesor en vez de al director y supuse que tendría que contarnos algo demasiado importante para saltarnos una aburrida clase de matemáticas o de lengua, o del resto de materias que nos diesen. Miró a un lado de la clase y caminó recto hasta el fondo.
Señor Waltk: Buenos días, chicos. Creo que aquí falta gente, ¿no? Hay varios pupitres vacíos.
Ela: Si, sí, ya me había dado cuenta. Aquí faltan Acenix y Rius, creo.
Lyna: ¿Acenix y Rius?
Lyna y yo nos miramos en silencio y me llegó otro de sus mensajes: "No entiendo qué ha podido pasar".
El profesor levantó los hombros.
Señor Waltk: Voy a preguntar al director y vosotros os quedáis aquí, callados, sin decir ni hacer nada. Sobre todo, sin usar vuestros poderes.
Mayo: ¿Pero no es más rápido ir a ver en sus cuartos?
Señor Waltk: ¡Sí, mejor! Ve tú a mirar, pero no tardes. Yo ahora vuelvo.
Mayo nos sonrió al resto de la clase y subió sin prisa. Al comprobar que ya no había nadie, me levanté corriendo.
Ela: Mike, no te levantes. ¡Es broma, me da igual!
Mike: ¿Y seguro que no oíste nada más?
Lyna: Te lo aseguro. Toda la noche leo vuestros pensamientos y, cuando escucho uno que me interesa, sigo escuchando, pero no oí nada más.
Sparta: ¿De qué habláis?
Mike: De una cosa que no es importante.
Lyna: Solo le preguntaba por el campeonato.
Raptor: Para eso, pregúntame a mí.
Lyna: No es necesario.
Volví a mi pupitre y Mayo también.
Mayo: No estaban. Sus habitaciones no tenían los candados y estaban abiertas.
En ese momento, recordé que se había oído un ruido por la noche que venía de un lugar cercano. Seguro que alguien había abierto el cuarto de Acenix y luego había ido al de Rius, pero eso no explicaba que Lyna les hubiese leído el pensamiento así. El señor Waltk volvió al cuarto con el director.
Señor Waltk: Lo vamos a mirar rápidamente en las cámaras de seguridad de todo el colegio. Si alguien ve algo extraño que lo diga.
Nos pusieron de dieciséis a dieciocho cámaras y yo me fijé en la número nueve. Lo fueron retrocediendo poco a poco hasta que Trolli habló.
Trolli: Profesor Waltk, en la cámara número doce. Mire.
Todos desviamos la vista hasta la cámara doce y pudimos ver a Acenix y a Rius, pero no estaban solos. Había dos personas vestidas como los árboles. Al verlos, Acenix intentó escapar, pero uno de los hombres le cogió de los hombros. Acenix se tiró encima de él y le empezó a arañar la máscara aparte de las manos. En cambio, Rius intentó volar y cogió una de sus zapatillas de metal para tirarla al segundo hombre en la cabeza, pero este le cogió del otro pie. Sacó un saco e intentó meterlo mientras que el otro hombre le quitó las gafas a Acenix y le tapó los ojos. Ninguno de los dos se pudo resistir más y los hombres desaparecieron.

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Los nuevos héroes. (#Compas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora