El rescate

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Hoy me parecía que nos habían levantado antes. Al salir fuera, mis compañeros también parecían notarlo. Algunos estaban algo más cansados, otros extrañados y alguno raro como Acenix que ya estaba subido en la pared.
Acenix: Hay que empezar el día fuerte y no como tú.
Mike: Eres un ninja, ¿cómo quieres que me suba por las paredes?
Acenix: No me refiero a eso.
Bajó y se puso una mano en la cara. Sin duda, era muy raro. Él era más bajito que yo y tenía el pelo largo. Bajamos abajo y la hora marcaba las ocho de la mañana. ¡Nos habían levantado una hora más pronto por ninguna razón! Cuando estábamos sentados desayunando, bajaron también los profesores hablando en secreto. El señor Waltk nos miró sonriendo y se colocó en frente de nosotros, en la pizarra. El señor D se quedó fuera, pero en la puerta.
Señor Waltk: Muy bien, chicos. Hoy vamos a hacer una pequeña excursión. Tendréis que demostrar que podéis salir de ahí.
Luego, bajó la voz y murmuró algo. Se río .
Señor Waltk: Seguid al director.
De nuevo, bajamos abajo y volvimos por el camino que había ido ayer. 
Lyna: Tengo un mal presentimiento. Sé lo que intentan hacer.
Sparta: ¿Hace falta tener miedo?
Lyna: Sí, hazme caso que sí.
Trolli: No creo que haga falta. No pueden hacernos nada tan malo.
De pronto, se paró.
Señor D: Bueno, chicos, ya llegamos.
Era todo verde, verde y verde. Había tantas plantas verdes que apenas se veía el cielo. Lyna me agarró del brazo.
Lyna: Es ahora.
Los profesores se miraron y sonrieron.
Señor D: Oh, sí, señor Waltk. Eso es muy interesante, pero no podemos hablarlo aquí con los niños delante.
Todos nos giramos.
Ela: Si no somos unos niños. Ya tenemos quince años.
Señor Waltk: Bueno, director, entonces ven un momento aquí para que te lo cuente en más privado.
Los dos se marcharon sonriendo.
Timba: ¿Qué cuento es este?
Trolli: Esto ya lo habían practicado.
Raptor: ¡Sí, se nota!
Mike: ¿Profesores...?
Silencio. Decidí ir a mirar, pero, al girar la barrera de plantas, no había nadie. Los otros vinieron conmigo y, al verlo, se asustaron.
Francisco: ¿Qué hacemos ahora?
Trolli: ¿Y si vamos para el fondo del bosque?
Ela: No creo que sea buena idea.
Sparta: Si tenemos los poderes, podemos hacer cualquier cosa. O eso quiero creer.
Rius: Pero ¿a dónde vamos? Hay muchos caminos.
Lyna: Lo más sencillo es separarse e intentar encontrar algo.
Trolli: ¿Cómo queréis hacerlo?
Acenix: Por descarte o por piedra, papel o tijera. ¿Alguna petición?
Ela: Yo paso de ir con Mike. No quiero.
Sparta: Yo no quiero ir con Raptor.
Acenix: Yo quiero ir con Mike y con Trolli.
Trolli y yo miramos a Acenix. No sabíamos a qué o quién miraba por las gafas.
Rius: Yo quiero ir con Francisco.
Timba: Pues yo contigo Rius.
Lyna: Bueno, vamos a parar de discutir. Timba, Rius, Francisco, Raptor, Ela, Mayo e In-Victor por un lado. El resto, por el otro.
Yo iba con Trolli, Acenix, Sparta y Lyna. De sobra éramos dos menos, pero no importaba. Eramos más fuertes, sobre todo Lyna y Trolli. De Acenix no sabíamos nada sobre su poder y Sparta y yo éramos como extras, ya que nuestros poderes no eran mucho.
Acenix: Lyna, voy a subir por el árbol para tener mejor visión.

Lyna: Vale

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Lyna: Vale... Oye, Acenix, ¿por qué no nos dejas ver tus ojos?
Acenix: Puedo quedarme ciego y, además, no tengo tanta confianza en ti como para enseñarte mis horribles ojos.
Sparta: Seguro que tan malos como los míos no son. Los míos son marrones y ya.
Lyna: Los míos morados.
Mike: Yo también los tengo marrones.
Trolli: Yo, azules.
Acenix: Bueno, yo verdes...
Trolli: ¿Verdes?
Acenix: ¡Calla!
Trolli: No me mandes callar.
Lyna: ¡No sí, Trolli! ¡Calla un momento! ¡Oigo algo!
Lyna se puso las manos en la cabeza y empezó a mirar para todos lados con los ojos grises.
Sparta: ¿Está bien?
Lyna: Hay alguien por ahí. Puede que perdido y está pensando en que alguien le ayude.
Sparta: Pues vamos a ayudarle.
Lyna: Pero no sé de dónde viene el pensamiento.
Trolli: Acenix mira por arriba. Yo voy por allí.
Mike: Ahora vuelvo.
Sparta: Yo también.
Lyna: Ahora os digo.
Fui por la izquierda, o lo que yo pensaba que era la izquierda porque no sabía dónde estaba, y caminé por allí. Pero, cuando llevaba caminando unos segundos, Lyna me dijo que volviera. Trolli y Sparta volvieron por el otro lado, pero, sin querer, Sparta pisó mal y su pie lo absorbió la planta. Trolli le cogió de la capucha.
Trolli: ¿Todo bien?
Sparta: ¡No! ¡Súbeme! Un momento...
Sparta se agarró del uno de las manos de Trolli y luego de la otra. Apoyó el pie en algo.

Los nuevos héroes. (#Compas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora