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si les gusta por favor comenten, si? me sube mucho el ánimo:(💘






La alarma de Emilio sonó a las nueve y media de la mañana en punto, su ceño se frunció y soltó un quejido, buscando a tientas su celular, sin encontrarlo.

–-Puta madre, qué flojera.

Abrió apenas sus ojos y buscó con ellos su teléfono, encontrándolo hasta el otro lado de su cama casi a punto de caerse, llevó una de sus manos a él para tomarlo, aunque lo único que logró hacer fue terminarlo de aventar, haciendo que el celular cayera al piso con un pequeño estruendo.

—Puta madre, más pendejo no puedo ser —maldijo y se acostó de nuevo, cerrando sus ojos y llevando uno de sus brazos a ellos, cubriéndolos.

Cuando pensó que podría volver a dormir, se comenzó a escuchar una vibración contra la cerámica fría del piso, frunció el ceño y se quitó rápidamente el brazo de su rostro.

—Maldita sea.

Su humor por las mañanas era lo peor, no podían culparlo.

Se sentó para luego ponerse de pie y fue hasta el otro lado de la cama, agachándose después para juntar su celular, aunque antes de apagar la alarma, detuvo su dedo y abrió más sus ojos.

9:30 A.M.

levántate ya, hoy cumples 4 preciosos meses con Joaquín!!🎉

—Mierda, por supuesto que sí —susurró y detuvo la alarma —si son los únicos días que me despierto temprano.

Era cierto. Joaquín era tan malditamente especial que por él se levantaría temprano un domingo, sólo por él, por nadie más. Sonrío feliz y suspiró, pensando en su bonito y precioso novio.

Era increíble cómo Joaquín se había convertido en alguien tan importante para él. Emilio sólo llegó a la preparatoria como el nuevo, hizo amigos realmente rápido, pero desde ese día en dónde aquel pequeño chico con ricitos cafés llegó a su lado a decirle sólo un te lo cambio, su vida se hizo aún más bonita.

Podrían quizá llamarle exagerado, pero Emilio sabía que para nada lo era. Sí, su vida ya era feliz, estaba bien con esas amistades que había logrado hacer, pero jamás dejaría de agradecer al destino por haber puesto a Joaquín en su camino. Por haberlo besado aquella vez, por lograr que sintiera maripositas en su estómago cada que veía a su novio, cada que lo miraba caminar hacia él y sonreír, cada que lo abrazaba con todas sus fuerzas y cada que sus labios se tocaban para luego formar una pequeña danza con ellos, besándose tanto, como sólo ellos sabían, como sólo ellos disfrutaban.

Por supuesto que iba a agradecer siempre al destino por todo eso, jamás dejaría de hacerlo, lo juraba.

Sus brazos se estiraron hacia arriba y soltó un quejido de nuevo, queriendo acostarse de nuevo en su cómoda cama, pero no lo hizo, las ganas de ver a Joaquín, besarlo y mimarlo mucho pudieron con él.

Caminó hacia afuera de su habitación y se dirigió al baño, quería ducharse antes de ir a casa de su novio. Así que lo hizo y, una vez limpio, se vistió con unos jeans negros, una playera de botones y manga corta con algunas figuras en ella y por último sus botas cafés. Aunque al final quiso agregar un par de collares.

Cuando estuvo listo suspiró felizmente y bajó las escaleras, mirando a su madre sentada en uno de los sillones de la sala.

21 [Emiliaco]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora