𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 31

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La palabra agotada quedaría corta con lo desganada que estoy. Al fin había acabado esa catastrófica reunión de mujeres. Mejor dicho, ¡De víboras!

—Ya está de vuelta lady—Al terminar de entrar en mi habitación se acerca a mi conmocionado —¡Su cara señorita! ¡¿Que fue lo que paso allá?!

—Sir...fue terrible. Era un lugar, muy, muy terrible

Había mas de diez damas nobles que estaban esperando a Yanmei en sus aposentos. Ellas me dieron una bienvenida gentil. En apariencia, pero en el fondo no les gustaba la idea de que una aristócrata fuera el centro de atención del circulo social. Así que me pusieron a prueba.

Independientemente de que estuviera aturdida o me quedara sin palabras. Ellas estaban ansiosas de verme caer en desgracia

—E hicieron eso mientras las horas pasaban y pasaban —Continuaba relatando el transcurso de mi traumante día

—Para empezar, creo que debería tomar un descanso—Sugiere el sir al ver mi rostro consternado

Tomo en cuenta su sugerencia para cambiarme el vestuario por una bata larga de seda. Y sentada sobre mis tobillos suelto con total necesidad:

—Quiero irme a casa—Confieso al borde del desespero

—Lady—Balbucea con lastima

—Por cierto ¿Cómo le esta yendo a su majestad?

Mi pregunta claramente está yendo con sarcasmo. Mejor dicho, asi: Yo estoy sufriendo, pero a él le esta yendo seguramente bien.

—Lady Meiniang. Una de las razones por las que estoy aquí es por su majestad. Es porque en estos momentos, afuera de la mansión hay un palanquín que su majestad me permitió traer a escondidas por si quería adelantar su llegada al palacio. Así que si usted esta de acuerdo...

—Estoy totalmente de acuerdo, pero antes de eso...

Con las ropas de sirvienta que intercambié con el sir di inicio a mi método de escape. Probablemente si me ven vestida de sirvienta no me detendrán por lo que será más fácil escabullirme hasta llegar al palanquín.

Juzgando la altura de la terraza hasta abajo no pareciese demasiado difícil.

El perímetro esta asegurado. Escuche que soy la única que esta en esta sección de la mansión ahora mismo. Puedo hacerlo.

Con decisión cruzo mi cuerpo por arriba de la terraza. Dejando así mi cuerpo en suspensión.

Esto definitivamente era mas alto de lo que había esperado. Si me caigo de aquí aseguro la estancia de mi cuerpo contra el piso.

El peso de mi cuerpo estaba comenzando a ser difícil de soportar y sin mas alternativas suelto:

—¿Hay...hay alguien ahí? —Vuelvo a recuperar fuerzas para preguntar —¿No? ¿No hay nadie verdad?

—Quisiera decir que no hay, pero lo hay—La voz de un desconocido aumenta mis esperanzas de vida

Esto es entre perder mi dignidad o mi vida...

—Por favor baja—Vuelve a insistir el desconocido

—¿Que? —Pregunto incrédula ante su petición

—Puedes bajar. Estaré aquí para atraparte. Por favor salta

Eso suena verdaderamente tranquilizador... ¡¡Pero no eres en quien confió ahora mismo, soy yo!!

Pero por ahora...No creo poder aguantar más. Ya sin poder sostener mi cuerpo me dejo caer en el aire con la seguridad de quedar paralitica por la caída. ¡Pero sorpresa!

El inesperado final de la emperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora