𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 35

578 40 3
                                    

Dong-su rae

—Su santidad—escucho la voz de Minying. La cual rápidamente ignoro para continuar partiéndome de la risa—. ¿Por qué esta sonriendo así, su santidad?

—Algo bueno acaba de suceder—me limito a decir.

—¿Algo bueno, dice...?

—Acabo de ver a alguien que no me gusta en una situación embarazosa—suelto algunas carcajadas al saber que Minying sabe a quién me refiero—Lixue es muy lista. Bueno, es la nieta de alguien especial después de todo.

Aunque no se puede opinar nada ante la valentía con la que se atrevió a confesarse ese tirano.

—Ah, entonces es por eso que estaba aquí riendo de una forma tan espeluznante—termina por comentar.

—¿Espeluznante? ¿Estas diciendo que mi risa es espeluznante? Tienes agallas—expresó ofendido.

—No, quiero decir, eh...—con nerviosismo retrocede algunos pasos—Ah, ¿Ah preparado el discurso para mañana?

—No te preocupes. A diferencia de ti, puedo escribir discursos mientras duermo.

—Si usted lo dice—finge una sonrisa para terminar saldando el tema.

—Además, lleva a Lixue a la sala de espera después de mi discurso, solo a ella.

Minying me mira confundido—¿Se refiere a Lady Meiniang? ¿Por qué?

—Solo tengo algo que necesito hablar con ella en privado, ¿De acuerdo? —estando algo irritado por sus preguntas, continuo—Además, asegúrate de ser discreto. Ahora deja de preocuparte y haz lo que te digo.

—Está bien su santidad—dicho eso. Sale de la estancia.

Ahora estando en completa privacidad. Vuelvo a darle vuelta a mis pensamientos.

Como Lixue despertó perfectamente bien. No debería haber nada de que preocuparse. Sin embargo... ¿Por qué puedo percibir la presencia de magia negra en esa niña?

• ────── ✾ ────── •

Lixue

El palacio estaba envuelto en alboroto por todos lados y todo se debe al gran discurso que dará nuestro querido sacerdote.

—Esta será la primera vez que el sumo sacerdote hace un discurso lejos de la Nación Santa ¿Verdad? —opina una mujer.

—De hecho, lo que significa que tal vez el sumo sacerdote quiere fortalecer las relaciones entre el reino de Silla y la Nación Santa—comenta su acompañante.

—El prestigio de la iglesia se ha desplomado debido a los extremistas, después de todo.

—Ah, ¿Por eso ha venido personalmente el sacerdote?

—No—respondo para mi misma.

Según me conto Minying, emprendieron viaje desde Tierra Santa con la magnifica idea de iniciar un viaje por todos los países extranjeros con la mentalidad de visitar a todos sus vecinos. Palabras dichas por Dong-su.

Dejo de prestarle atención a los demás comentarios, para centrarme en la imponente presencia de Dong-su. Quien ya había dado por comenzado su discurso.

Aunque es tan infantil detrás de escenas. Mirándolo ahora, realmente se ajusta a la imagen del sumo sacerdote de la iglesia.

—Lady Meiniang—una voz a mis espaldas hace que deje de prestarle atención a Dong-su.

El inesperado final de la emperatrizDonde viven las historias. Descúbrelo ahora