Dispuesta a continuar con este reencuentro después de tanto tiempo sin vernos. Intento pensar en un tema de conversación que se ve enseguida interrumpido por Huan yue
—Es de mi agrado comunicarles que estaré obsequiando un regalo especial a cualquiera que me traiga a la dama de antifaz dorado, decorado con una piedra azulada en su frente—Termina por anunciar.
Mis piernas dejan de funcionar al percatarme de que soy la única que tiene un antifaz con esa descripción. La gente alrededor de nosotros miraba con total atención mi antifaz y al notar que este si cumplía los requisitos comenzaron a acercarse a mi como si trataran de casar una presa.
Kang quien aún seguía a mis espaldas se voltea de forma rápida para elevar mi cuerpo y dejarlo sujeto a su hombro. Sintiéndome como un total costal de papas emprendemos huida tras ver a montones de personas alarmadas por nuestra escapatoria.
Seguíamos dando vueltas por la mansión hasta asegurarnos de que nadie estuviera persiguiéndonos y cuanto Kang considera la situación fuera de peligro. Me baja de su hombro seguido de un largo suspiro de soltado por el desgaste de la escapatoria.
—Definitivamente Huan yue esta en muy serios problemas—inquiere con su tono lleno de molestia por lo recién ocurrido.
Al obsérvalo con más precisión me percato de los rasguños que tenia en su muñeca. Los cuales debo de suponer que se le propiciaron por la agresividad de la gente que nos perseguía.
—Lamento las heridas en tu muñeca—acoto apenada—. Seguramente quedara una cicatriz
—Esta bien. Esto no es nada—sugiere sin si quiera prestarles mucha atención a sus heridas
Sin poderlo evitar mi mirada lo vuelve escanear. El aun se encontraba con su antifaz que lograba cubrirle al completo su rostro y al conjunto de su vestimenta que a simple vista se podía ver lo andrajosa y harapienta que era.
Dejo surgir las carcajadas que provoca el momento que me brinda Kang.
—¿Por qué te estas riendo? —pregunto confundido
—Es la primera vez que te veo en un estado tan harapiento, Kang—comento aun con las carcajadas desbordadas
Este solo me mira con algo de molestia antes de decirse a sacar su antifaz y peluca. Dejando esta vez que la luz de la luna ilumine ese rostro bien perfilado.
—¿Y de quien fue la culpa?
Salgo de mi burbuja mental para rendirle cara a este hombre de poco humor.
—Podría ser de tu hermano—cuestiono—. De todas formas ¿Cómo sabias que tenías que venir aquí?
—Tengo mis métodos, Lixue—explica de forma misteriosa—. Pero puedo decir que solía pasar mucho tiempo aquí con mi hermano
Todo eso debió de haber ocurrido antes de que Huan yue se lesionara la pierna...
—Tengo curiosidad por saber qué tipo de niño era su majestad Kang—digo fingiendo timidez.
—Bueno, puedo imaginar que tipo de niña era—evita mi anterior comentario con la excusa de enfocarse en mi —. Caminaste por todos lados volviendo locos a tus padres.
Termino por dejándome llevar por su ultimo comentario. —¡Eso no es así!
—En cuanto a ti, apuesto a que desde que eras pequeño fingiste portarte bien frente a los adultos, pero a espaldas de todos, eras un niño astuto y descarado que era realmente malo con sus amigos—dispuesta a continuar con mi método de burla, prosigo—. Probablemente no tenías ningún amigo.
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El inesperado final de la emperatriz
Ficción históricaEn la novela original, Lixue Meiniang es obligada a casarse con el emperador por el capricho de su propia familia. Tras haberse casado y convertido en emperatriz, sorpresivamente es envenenada por una sirvienta provocando su muerte. Pero este person...