Emilie Clamington es enviada a un internado con el objetivo de que cambie su actitud y los problemas con su padre disminuyan. En el camino, se encontrará con personas que la ayudarán a mejorar y en algunos casos, empeorar. Emilie siente rota y cree...
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Mis amigos no han dejado de festejar a mi alrededor. Luego de que la noticia de corrió por todo el internado, muchas personas -la mayoría desconocidas- se han acercado a felicitarme. En este momento, nos reunimos en una de las mesas del campus, con el atardecer iluminando nuestros rostros.
—Emilie nos llevará a la cima de la popularidad —comenta Robert, como si ellos no fueran reconocidos en todo el internado.
—Será la mejor obra que haya podido hacer el profesor —habla Siena—, periodos anteriores no habían sido muy buenas porque las divas abarrotaban el escenario —ruedas sus ojos y yo sonrío al escuchar el apodo que les da.
—¡Gracias, estoy tan emocionada! En mi anterior escuela no había un teatro y mucho menos un club. Siento que por fin podré demostrar mi talento —sonrío orgullosa.
Mi teléfono me anuncia que están realizando una llamada. Contesto sin pensarlo dos veces, porque es mi tía Chloe.
—Ya vuelvo chicos —llevo el teléfono a mi oreja mientras me alejo un poco de la mesa.
—¡Felicidades por tu papel, Emilie! —grita mi tía.
—¡Gracias, gracias! —le devuelvo con la misma emoción— ¿Cómo te enteraste?
—Tu papá me avisó —mi sonrisa se tensa un poco—. Deberías hablar con él, Emilie. Está aún más emocionado que yo y te extraña.
—Me extraña porque él mismo me dejó aquí encerrada.
—¿No te gusta el internado? Creí que estabas cómoda y feliz ahora que estarás en la obra.
—Sí me gusta, tía. Pero aún me duele que me haya dejado aquí.
—Lamento decírtelo, Emilie. Pero tú comportamiento se estaba descontrolando y no estabas siendo agradable. Tú has buscado estás medidas mayores.
—Pero tía, mis padres no me estaban entendiendo…
—¿Y lo que ha sucedido con Camille? Sabes que no es mala persona, Emilie…
—Es complicado… —murmuro.
—Cuando realizamos acciones, debemos tener en cuenta las consecuencias, Emilie. Y esto es lo que está pasando en este momento. No aplaudiré tu conducta y aunque me duele que estés tan lejos, creo que será positivo para tu futuro.
—¡Ay, tía Chlo! —exclamo incómoda.
—Te quiero, Emilie. No dudes que iré a verte en tu obra.
—¡Gracias!
—Debo irme, pero piensa en hablar con tu papá. No es el mejor a la hora de resolver los problemas contigo, pero se preocupa. No le rompas más el corazón.
