Capítulo 20

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Luces de colores por todo el espacio, estudiantes bailando y cantando a todo pulmón

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Luces de colores por todo el espacio, estudiantes bailando y cantando a todo pulmón. La decoración es completamente blanca, haciendo que el salón se vea elegante y amplio. Hay comida por montones y una gran fuente que sirve el ponche.

Siena y Haneul me ven desde lejos y saltan sin parar. Camino hasta ellas con una sonrisa y me toman ambos brazos para bailar. Giramos y movemos el cuerpo al ritmo de la música. Ambas chicas saben cómo disfrutarse las canciones.

Cuando nos cansamos, tomamos asiento en una mesa que se encontraba sola. El salón estaba repleto. Tanto estudiantes de mi año, como de años anteriores, asistían a la celebración. Era el último día que estaríamos en la escuela, así que este es el cierre del año. Hay profesores en todas las esquinas, supervisando que ningún alumno enloquezca y comience a descontrolar al resto.

—¡Hey, Emilie! —me llama por encima de la música, Siena— ¿Cuál fue todo ese rollo con tu padre y Logan?

—Sinceramente, ni yo sé muy bien qué sucedió. Sólo sé que su madre y la mía, empezaron a soñar con una boda que jamás se dará —niego.

—¡Qué vergüenza! —se ríe Haneul— Por suerte la ceremonia comenzó antes de que las cosas se pusieran más incómodas.

Asiento de acuerdo. Stuart se encuentra vagando por el salón y me da un poco de tristeza que se encuentre de ese modo. Ellen está con Mirna, mirando a todo aquel que pasa cerca, de manera despectiva. Dean está con Jenny, hablando cerca del escenario. Robert y el resto del equipo de surf, se encuentran perdidos, no los he visto.

—¡Muy buenas noches, compañeros! —habla Jenny por un micrófono, captando la atención de todos.

Dean está controlando el sonido desde una esquina y quizás yo sea la única que lo reconoce desde donde me encuentro.

—¡Hoy es un gran día para cerrar nuestro año escolar! Hemos tenido increíbles eventos y siempre hemos resaltado las capacidades y talentos todos los estudiantes de esta institución. Así que hoy, quiero comenzar dándole una gran bienvenida ¡a nuestro equipo de surf!

Comienza una bulla y las puertas del salón se abren de par en par. Los chicos corren juntos con la bandera de la escuela, en donde predominan los colores azul y blanco, junto a un león en medio. Todos animan y aplauden a los integrantes del equipo. Suben al escenario y Robert toma el micrófono.

—¡Buenas noches! —regala una de sus características sonrisas— Hoy es un día muy especial, es el último baile de muchos —se aclara la garganta—. Surfear y representar a esta escuela, fue una de las cosas más asombrosas que me pudo pasar. Mis compañeros —les da un vistazo—, son increíbles y hoy, daré el relevo a mi puesto como capitán.

Todos aplauden y lanzan gritos de euforia. Robert lleva puesto en su brazo derecho,  por encima de su trabaje, una bandana blanca con el escudo de la escuela y lo enseña al público.

—Quiero llamar a una persona que será la indicada para guiar al equipo de surf del año que viene: Stella, ven aquí.

Una chica de baja estatura, atraviesa el escenario con una sonrisa tímida. Sus compañeros la animan y la empujan hasta donde se encuentra Robert. El le coloca la bandana en su brazo derecho. Ella lo ve maravillada.

—Esta chica, llegará lejos y va a posicionar el nombre de la escuela muy alto ¡Un aplauso para Stella!

Detallo a la chica y confieso que es la primera vez que la veo. Parece ir en segundo año y debe ser muy buena en el surf, porque todos la ven con admiración. Robert toma el micrófono de nuevo y habla:

—Ahora, como es acostumbrado, para despedir a todos los que pertenecemos de último año, pido que tomen el centro del salón —pide y las chicas se levantan y me llevan con ellas.

No tengo idea qué sucederá, solo me dejó llevar.

Hay una fila de chicas y otra de chicos. Ambos viéndose frente a frente. Quedo de primera en el lado izquierdo, frente a Owen. Siena con Robert, Haneul con Dean, Jenny con Thomas, Stuart y Jeff con las amigas de Mirna, Cole con Mirna y Logan con Ellen.

Esta última me da una sonrisa ganadora que yo ignoro. Logan parece molesto con ella e ignora lo que ella le dice. No me enfoco mucho en ello, miro hacia Owen quien me da una gran sonrisa.

—¡Vamos, cariño! Ese hombre no te mereció —niega—, puede estar muy bueno, pero tú vales más y si prefiere a la chiquita esa, ¡Tiene los ojos en el culo! —me guiña un ojo.

—Gracias, Owen —suelto una carcajada.

Comienza a sonar una canción animada. Owen me tiende la palma de la mano y se la tomo sin pensarlo dos veces. Me dejo guiar por mi amigo, dando vueltas y aplausos de un lado a otro. Nunca había bailado algo así, pero no es difícil tomarle el ritmo.

De repente me da una vuelta y ahora Robert es quien me toma. Capto el baile por completo, haciendo cambios a lo largo de la fila. Todos parecen disfrutar el baile, debe ser tradición de la escuela y nadie me lo había comentado antes. Llego hasta Stuart y me da una pequeña sonrisa.

—¡Te quiero, Emilie! —me dice por encima de la música y lo miro sorprendida—. Lamento lo que pasó, espero que tengas un buen futuro.

No me da chance de decirle algo más porque me toma Jeff. Este con sus comentarios graciosos me envuelve en el baile. Y cuando me encuentro con Cole, sé que me tocará bailar de último con Logan. Cole parece entender mis pensamientos y no me da chance de escapar, me lanza hacia Logan y este me atrapa entre sus brazos. Sus ojos poseen un brillo lleno de deseo.

Cuando estamos terminando el baile y creo que podré escapar de Logan, la canción cambia a una instrumental muy lenta. Comienzo a creer que la suerte no está de mí lado, cuando Logan me toma de la mano firmemente para no escapar.

—Estudiantes de último año, son libres para elegir a sus parejas de baile —anuncia el profesor Martin.

Ellen camina hacia nosotros y su sonrisa cambia a locura, cuando me ve junto a Logan.

—¡No! —pisa fuerte y llama la atención de todos.

—Cariño, hay más peses en el mar. Besitos —Owen la toma de los hombros y la empuja lejos de nosotros.

Me niego a ver a Logan a los ojos. Creí que no me importaba nada. Pero verla con ella minutos antes, me hizo recordar la duda. Y aunque quiera evitar sentirme así, la traición de Logan es más fuerte que todo.

—Emilie —me llama.

Robert y Siena, Haneul y Dean, Owen y un chico de otro año, Jenny y Thomas. Todos forman parejas listas para danzar. Todos llevan rostros felices y yo me siento contrariada con un nudo en la garganta. Logan empieza a bailar conmigo. Dos pasos al frente, uno atrás, vuelta y comienza de nuevo.

—Emilie, sé en lo que estás pensando y-

—No, no lo sabes —hablo por primera vez—. A ver, Logan, necesito la verdad. ¿Me engañaste con Ellen?

Al lanzar mi pregunta lo miro a los ojos y aunque el trata de escapar, se delata.

—Yo creí que me engañabas con Stuart.

—Solo querías acostarte conmigo —afirmo.

—No, yo me enamore ti.

—No lo creo —hago una mueca—. Si esa fue tu manera de amar, entonces estás en el camino equivocado. Pensé que había pasado página, pero la verdad es que estoy decepcionada. Porque confié en ti y te burlaste de mí, quién sabe cuántas veces.

Nos quedamos parados en medio del salón. Ya la música cesó y los demás están metidos en sus cosas. Por primera vez, veo en el rostro de Logan, sufrimiento.

—Emilie, no quería lastimarte.

—Ya me das igual, Logan. Cómo te dije, no te odio, pero prefiero que hoy sea la última vez que tú y yo crucemos palabras.

Lo dejo derrotado. No me sigue, ni me llama. Y así comprendo que ya me dejará en paz de una vez por todas.

Mis amigos me reciben a la expectativa. No saben que ha pasado y tampoco qué hacer. Les regaló una sonrisa tranquilizadora y me siento en la mesa para comerme una galleta.

Al rato, anuncian al rey y la reina. Siendo Haneul y Dean los ganadores. Mis amigos se ven felices y yo me siento así por ellos, pero estoy ansiosa de que todo esto acabe y pueda volver a mi espacio seguro.

[*]

6 de junio del 2020

Las despedidas nunca han sido fáciles y mucho menos cuando te acostumbras a un estilo de vida, a ciertas personas y a permanecer en un espacio por casi un año entero. Mi bolso está cerrado, con el vestido que usé ayer dentro.

Mis amigas están pasando por un proceso, en donde se tienen que despedir del espacio que compartieron durante todo el año escolar, yo mientras tanto me quedo con el trago amargo de que por culpa de Ellen, no haya podido despedirme de mi habitación como debía.

El pequeño departamento de mis amigas de ve vacío y sin colores. Toda la decoración que predominaba ya no se encuentra y es difícil de asimilar más por parte de ellas. Han estado en esta escuela durante años, es su hogar, el espacio para ser solo ellas.

—¡Es muy difícil! —solloza Haneul.

—Es doloroso de confrontar, pero me gusta mi nuevo y próximo comienzo —comenta Siena con lágrimas rodando por sus mejillas.

—Las voy a extrañar —digo en voz alta algo que me había estado guardando.

Las dos voltean a verme, cayendo en cuenta que dejaremos de vernos todos los días. Quizás vea a Siena de vez en cuando, pero Haneul se va más lejos. Se mudará a Estados Unidos el mes próximo y esta será la última vez que la vea.

Nos damos un abrazo y sin decir nada más, tomamos nuestras pertenencias y salimos. Debemos pasar por la oficina central a entregar las llaves. Tengo encima mi anuario, para que a todo aquel que se me cruce en frente, me lo firme.

La mayoría de los estudiantes ya han dejado sus habitaciones. Mi papá está esperando en el estacionamiento, me dará mi tiempo para despedirme de aquellos que les he agarrado bastante cariño.

Entrego mis llaves y firmo una lista donde consta que lo entregué y que mi habitación está en las mismas condiciones que ellos me entregaron. Espero a un lado a que mis amigas hagan su proceso y alguien se me acerca.

—Espero que tengas un futuro brillante, Emilie —habla mi profesor—. Que nada ni nadie te detenga, esa lista solo es un pequeño obstáculo para que te detengas a analizar tu mundo. Sé que llegarás lejos —me sonríe orgulloso.

—Gracias, profesor Martin. Ha sido un gran ejemplo para mí. Espero que sus palabras tengan bastante razón.

—¡Nos vemos en algún lado!

Se retira de mi lado y cuando vuelvo la mirada al frente, Owen me sonríe.

—Cariño, si crees que te desharás de mí, estás muy equivocada. Estaré en la universidad de Townsville, esperando tu ingreso ¿De acuerdo?

—Gracias, Owen. Tú amistad me ha ayudado a crecer profesionalmente. Eres una gran persona.

—Lo sé, mi vida. Tú también. Y como me agrada mucho, te fastidiare las veces que sean necesarias.

—De acuerdo —niego divertida.

—Como te dije en aquella nota, eres asombrosa, no dudes de ti —me guiña un ojo.

—¿Eras tú el de la nota?

—¡Claro! Ese día estabas terrible, debía recordarte lo maravillosa que eres —me da otro abrazo y camina de espaldas— ¡Nos vemos en la celebración de tu restaurante!

Mi sonrisa se congela. ¡Había olvidado aquella fiesta! Y mi papá no sabe nada todavía, demonios. Me meteré en problemas. Intento dejar a un lado aquello y me centro en mis amigas que vienen hacia mí.

—¿Listas? —pregunto y asienten.

—¿Nos quedaremos en tu casa el día de la fiesta, verdad? —pregunta Siena abrazándome de lado.

—Sí.

—¿Qué dijo tu papá al saber que unos diez estudiantes, aproximadamente, irán a su restaurante a hacer desastres?

—Umm… aún no lo sabe.

—¿¡Qué!? —exclaman al mismo tiempo.

—Se lo diré ahora.

—Esto no pinta nada bien —suspira Haneul.

—Tranquilas, él accederá.

Encontrar a Robert y Dean, fue todo un reto. Logré despedirme de ellos y Robert me recomendó la tan esperada fiesta. Me pongo nerviosa al entrar al auto, quería soltar la bomba de una vez, pero no sé con exactitud cómo reaccionaria Nicholas Clamington. Para mi suerte, Camille se encuentra presente, así que quizás la situación no sea tan difícil.

—¿Qué tal la despedida? Creí que tus amigos vendrían hasta el auto a despedirse.

—Estuvo emotiva, papá. Y no, ellos tenían que terminar de organizar ciertas cosas —me muerdo el labio inferior—. Por cierto, quería preguntarte algo.

—A ver, ¿Qué será? —me mira por el retrovisor. Camille me da su atención también.

—Los chicos quieren hacer una última fiesta, fuera de los parámetros de la escuela y todo eso. Entonces me pareció buena idea hacerla en el restaurante, así le damos más movimiento a las celebraciones ahí —sonrío mostrándole mis dientes.

—¿Qué? Adolescentes en mi restaurante, sin control. No lo sé, Emilie. Me parece una locura. Una responsabilidad muy grande.

—Todos son mayores de edad —me apresuro a decir—. Van a colaborar con todo.

—¿Y dónde se quedarán? —cuestiona Camille.

—Ellos se colocarán de acuerdo para buscar sitio. Mis amigas y otra compañera, pueden quedarse en casa y los chicos buscarán en otro lado —explico teniendo todo bajo control.

—Emilie, ¿Por qué haces planes sin consultarme? Tengo tanto trabajo encima y tú planteas una fiesta con tus amigos —niega un poco molesto.

—Papá —hago un puchero.

—Debo pensarlo, Emilie.

—De acuerdo —me rindo y comienzo a ver la escuela hacerse pequeña a medida que nos alejamos.

Adiós, internado.

[*]

7 de junio del 2020

Mi trabajo en el restaurante comenzó el día de hoy. Ya casi termina mi horario, doy un sorbo a mi pote de agua antes de empezar con una nueva canción, captando la atención de varios presentes.

La melodía brota sobre todo el espacio, llenándolo por completo. El pienso se acopla a mí y me fue súper sencillo comenzar a interpretar canciones. Me felicito por la buena memoria que poseo para recordar las canciones, sin embargo, siempre tengo encima las partituras, para evitar errores.

—¡Bravo, Emilie! —aplaude mi padre cuando terminé la última canción.

Los clientes aplauden, acompañándolo y luego siguen en lo suyo.

—¿Y qué tal? —me dirijo a mi papá.

—Excelente como siempre, cariño. ¿Ya te vas?

—Sí, estoy cansada —comienzo a recoger mis cosas.

—De acuerdo, llegaré un poco tarde. Sabes cuánto tardo cerrando todo.

—Está bien —asiento.

—Emilie —me llama antes de retirarme.

—¿Sí?

—Sí puedes hacer la fiesta.

Doy un pequeño salto de emoción y aplaudo.

—¡Gracias, papá! —lo abrazo antes de ir hacia mí auto y avisarle a mis compañeros.

[*]

13 de junio del 2020

La fiesta se lleva a cabo en un espacio retirado de la atención pública. Se encuentra en la segunda plata del restaurante, que aún no estaba lista la última vez que lo visité. Las paredes son blancas y hay un hermoso balcón en un extremo. Hay mesas con comida, bebidas y un espacio para la música. Como son diez personas las que asistirán, específicamente a las que me agradan, no requerimos de tantas cosas o protocolos.

Mis amigos son los primeros en llegar, Haneul lleva puesto un hermoso top blanco con rosas en el pecho y un jean ajustado a su medida. Siena optó por un vestido negro justado. Dean unos jeans y franela azul marino y Robert una franela amarilla con jeans rasgados y zapatos deportivos. Por mi parte, voy con un top rosado, jeans y zapatillas.

—¡Pero qué belleza! —exclamo al verlos.

Poco a poco empiezan a llegar todos los invitados: Jenny, Thomas, Cole, Jeff y Stuart.

La música está muy animada, debo llevar cinco vasos de una bebida muy dulce y deliciosa. Me hace sentir súper animada. La fiesta tiene un par de horas desde que empezó y Dean se encuentra sentado en una esquina, viendo los árboles moverse cerca del balcón. Robert no se ha despegado de la pista de baile y tiene a las chicas cansadas de tanto bailar. Stuart se acerca hasta mí, cuando me encuentro sentada en una silla, un poco alejada.

—¡Gran fiesta! Nos la merecíamos —inicia.

—¡Gracias! Lo mismo pensaba. Necesitábamos un poco más de descontrol —suelto una risa.

—¡Sí! Hace mucho no me divertía tanto y menos con todos ellos —señala a Richard y sus amigos.

—Las cosas cambian —me encojo de hombros.

Stuart voltea a verme y me ve con una fuerza que antes no había visto en él. La adoración en sus ojos es muy grande y me quedo en silencio tratando de comprender ese cambio en él.

—¿Quieres bailar? —me dice inclinado en mi oído.

—¡Sí! —exclamo y me guía hacia el centro de todo.

Muevo mis piernas y mis brazos al sentir la vibración del suelo y la música que se encuentra en un volumen alto. Stuart a medida que pasan las canciones, se va acercando cada vez más a mí. De pronto noto ese cambio en él y detecto el deseo que siente hacia mí. Quizás mi lado racional me hubiera lanzado a huir antes de complicarse las cosas, pero el alcohol me mantiene cerca, ya que es divertido.

La puerta principal se abre y Calum entra a dejar unos bocadillos, no me pierdo ni un momento de su mirada puesta en mí. Me cae mal la simpleza con la que camina y se desenvuelve. Siempre parece estar despreocupado y no puede ser posible, debe haber algo que no le deje dormir por las noches.

Por más que lo intento, no paro de imaginar sus labios gruesos y rosados, cerca de mí. El ingenio con el que se atreve a hablarme, me enloquece ¡Y su cabello! Su cabello me gusta a rabiar  ¡Y cuánto quisiera enredar mis dedos en él, para no dejarlo ir jamás! 

Me pego más a Stuart sin siquiera notarlo, bailándole de una manera muy provocativa, despertando un lado de él que desconocía. Toma mis caderas y guía las suyas contra las mías al ritmo de la música. Calum continúa viéndome y en un arrebato de impulsividad, me lanzo a los labios de Stuart con desesperación, mientras le mantengo la mirada a Calum.

No sé a qué estoy jugando. No sé qué estoy haciendo.

Calum me da una última mirada llena de enojo, no lo aguanta más y se va. Me separo de Stuart y sin decir nada más, corro en dirección a Calum.

—¡Calum! —lo llamo y me ignora— ¡Espera!

—¿Qué quieres, Emilie? —se voltea con enojo.

—Y-yo —me detengo. No sé ni qué decir.

—Deberías irte a casa, no sabes ni cómo te llamas.

Su voz me causa contradicciones, me hace sentir pequeña y odio eso. Pero al mismo tiempo la disfruto porque es adictiva. Me hable molesto o contento. Su voz causa estragos en mí.

—Pero, no quiero que te vayas así —murmuro.

—¿Así cómo? Estabas bastante cómoda con tu novio. Anda, que él sea quien te cuide ¿No? —entrecierra sus ojos hacia mí y se aleja.

¿Pero qué pasa? ¿Qué pasa conmigo?

[*]

14 de junio del 2020

Mi papá está tan enojado por el estado en que nos consiguió a todos. Yo me planto una máscara de desinterés, para evitar más regalos de su parte. Las chicas están a punto de irse, todas vinimos a desayunar al restaurante y los dolores de cabeza son insoportables. Jenny es la que está más sana, fue la que menos tomó alcohol.

—Gracias por todo, Emi. Eres una persona brillante, espero verte en un futuro próximo —Jenny me da un abrazo.

—Lo mismo, digo Jenn.

Las chicas se despiden igualmente de mí. Los chicos vinieron temprano a despedirse. Todos tienen vuelos con distintas horas. Me dejan el corazón muy nostálgico, porque finalmente ha sido hora de despedirse.

Aunque el dolor de cabeza no me abandona y la vergüenza por lo que sucedió con Stuart y luego con Calum, mucho menos. Me toca trabajar muy dignamente. Antes de empezar con una de las canciones, un dedo toca mi hombro y me encuentro con Stuart queriendo explicaciones.

—Emi, antes de ir a casa quería saber cómo quedamos. Cuando dijiste que las cosas habían cambiado, sentí miles de cosas por ti nuevamente y con lo que pasó después, me dejó claro que-

—Lo siento, Stuart —niego, veo a los lados asegurándome que papá no venga por el pasillo en que lo llevé y ganarme otro problema—. He confundido todo, el alcohol me llevó a todo esto. No quiero lastimarte.

—¿Qué? —su sonrisa cae.

—Que, lo siento. No quise hacerte creer lo contra-

—¿Es en serio, Emilie?

—Perdona.

El dolor con el que me ve, me hace sentir muy mal. Las cosas quedan lo suficientemente claras y sin decir algo más, se va.

Me dirijo a trabajar antes de que papá se queje por milésima vez en el día.

[*]

Al finalizar, papá me llama antes de que me vaya a casa. Me da un último regalo por el descontrol de la noche anterior y cuando por fin me deja ir, Calum aparece en la oficina para volver la situación peor. No puedo ni mirarlo a la cara.

—Calum, que bueno que llegas. Quería hablarte de unas cosas.

—Emilie —musita corto—, creí que estarías con tu novio.

Estas últimas palabras parecen cavar mi tumba. Nicholas Clamington entorna sus ojos como si tuviera rayos láser. Respira una y otra vez, sin decir palabra sé que me exige una respuesta.

—No es mi novio.

—Lo que vi… —deja en el aire y me provoca cachetearlo.

Recuerdo por qué me cae mal y aprovecho para soltar unas cuantas palabras en su contra.

—Papá, Calum ha fingido ser buena persona conmigo cuando tú estás presente —hablo rápido.

—¿Qué? —Nicholas papá, comienza a estar consternado.

—Nos conocimos antes, el día que nos presentaste. Y no fue nada amable. Te ha estado engañando con una máscara que no es real.

—¿Eso es cierto?

—Señor, nuestra primera impresión no fue la mejor. Pero decir que le he estado mintiendo, me parece que no es acertado.

—¿Me llamas mentirosa?

—Me parece que le ocultas bastantes cosas a tu padre —se atreve a decir y abro mi boca indignada.

—¡Basta! —alza la voz mi papá— No los quiero ver más aquí.

Ambos volteamos a verlo sin comprender.

—¿Nos despides? —inquiero.

—Eso haré si siguen aquí. Otra discusión así y se van los dos. No me importa si tú eres mi hija y tú eres mi mejor cocinero. ¡Largo!

Ambos salimos de la oficina rápido. Calum ni me mira. Ahora sí creo que terminé de hacer que me odiaras. Y me siento peor que nunca.

—Gracias por comprometer mi trabajo, te aseguro que lo menos que haré ahora es estar cerca de ti.

Dice antes de ir por sus cosas. Me quedo paralizada, viendo el sitio en que desapareció.

Amor entre Telones © (#2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora