Emilie Clamington es enviada a un internado con el objetivo de que cambie su actitud y los problemas con su padre disminuyan. En el camino, se encontrará con personas que la ayudarán a mejorar y en algunos casos, empeorar. Emilie siente rota y cree...
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6 de marzo del 2020
Mi uniforme se encontraba desordenado, la camisa se notaba a largas distancias que me la había colocado mientras corría en dirección al salón de clases. Me quedé dormida luego de haber pasado hasta altas horas de la noche ensayando para la presentación de baile del día de hoy. Comenzaban a acercarse los días difíciles, el año estaba por acabarse y la tensión por quedar en una buena universidad incrementaba.
Considero que yo me he desconectado, he olvidado el significante detalle de que si no mantengo mis notas, quizás no logre entrar a la universidad tan rápido como quiero. Me he concentrado estudiando lo suficiente y trato de no enfocarme tanto en los nervios de lo que podría pasar en mi futuro.
Volviendo al día de hoy, gracias a que no escuché la alarma a tiempo me quedé dormida y voy con retardo a mi primera clase. No tuve tiempo de desayunar y no sé dónde rayos se metió Ellen que no me despertó a tiempo. Toco dos veces la puerta, tratando de alisar mi cabello que se encuentra de malas el día de hoy.
—Es viernes y el cuerpo lo sabe, ¿No es así, Clamington? —la profesora de química me recibe con su tono ácido y con mala cara.
—Me quedé dormida —murmuro sin bajar la vista.
—A tus profesores en la universidad no les va a importar eso. No llegas a la hora y repruebas. La responsabilidad en la clave y me temo que no llegarás muy lejos si no te tomas en serio tus horarios desde este momento —me ve despectivamente.
Me siento humillada. No entiendo cómo es que existen personas que disfrutan hacer menos a otra de esta manera. Mi futuro solo me pertenece a mí, ¿Por qué demonios debe minimizar las posibilidades de una adolescente insegura de su futuro, solo por llegar media hora retardada.
—Entra, pero no tomaré tu asistencia el día de hoy —aprieto la mandíbula, tragándome las palabras que quiero hacerle llegar.
Camino tomándome mi tiempo hasta dar con un puesto vacío, siendo nada más y nada menos que el de Stuart. Me ve con cara afligida y yo me encojo de hombros. Siento una tensión en esa zona, comenzando a sentir un poco de dolor.
Nos toca realizar ejercicios prácticos y juntos nos colocamos los utensilios necesarios. Detrás de Stuart, justo diagonal me sorprendo al ver a Ellen sentada al lado de Logan. Ella no me devuelve la mirada ya que está concentrada en su trabajo.
—¿Estás bien? No te trató nada bien —inicia la conversación Stuart.
—Sí, no es nada. Nunca le he agradado.
—Pero no es justo que te trate así. Eso desmotiva a montones.
—No le daré mucho valor a sus palabras, ella no obtendrá lo que quiere: hacerme menos.
Sinceramente si logró hacerme sentir así, pero quiero hacer ver lo contrario.
Hago unas cuantas anotaciones mientras Stuart vierte una sustancia uniéndolas con otra en tubos de ensayo. La profesora da la clase por terminada y nos quita de las manos la actividad que estaba terminando de llenar.
