Capítulo 35

245 34 0
                                    

8 de febrero del 2021

Mis días se basan en ir muy temprano a grabar con Devon, asistir a clases a mitad de mañana, luego a los ensayos de la obra hasta las tres de la tarde, que voy corriendo al restaurante hasta altas horas de la noche.

Todo este trabajo, comienza a pasarme factura y comienzo a actuar en automático. Nunca creí que todas estas responsabilidades se me cruzarían. Mis ojos se cierran solos y bostezo gran parte del día.

Devon hoy me vio un poco preocupado, pero no me dijo nada. Ahora estoy finalizando una de mis clases, para salir rápido a mi ensayo. Aunque no tengo un papel muy relevante, mi presencia es igual importante y nunca, pero nunca debo faltar.

En mis clases siempre nos recuerdan que por más sencillo que sea el papel y así no digas ninguna línea, debemos ser agradecidos y valorar las oportunidades que nos ofrecen, estar en un escenario no es tan fácil como parece.

Cuando voy camino al estacionamiento mi mente solo recuerda una y otra vez la cantidad de cosas que debo hacer, como trabajos, ensayar mis líneas, ordenar partituras. Ya casi no toco el piano y eso me causa mucha frustración. Estoy tan acostumbrada a que ese instrumento sea parte de mí, que cuando no lo toco, es la fiel protección de que mi vida está hecha un desastre y no me ha dado chance de drenar estrés mediante la música.

Antes de llegar a mi auto, mi cuerpo se tensa al encontrarse con una persona bastante desagradable. Causando que mis pensamientos, estrés y responsabilidades pasen a un segundo plano de inmediato.

—¿Casualidad? —su voz causa escalofríos.

—Por favor, aléjate de mí —hablo fuerte y trato de rodearlo.

Para mi mala suerte el pasillo se encontraba desértico y me toma del brazo sin importarle si su agarre me hace daño.

—Mira preciosa, si ese día hubieras aceptado mi invitación no estaríamos en esta posición —habla resentido—, tú te lo buscaste.

—¿Acaso no te escuchas? ¿Crees que eso tiene coherencia?

—Para mí sí y yo me vengaré. Tengo poder sobre ti, aunque te hayas cambiado de mi clase. Puedo rayarte en la universidad con facilidad.

—También puedo.

—¿A un profesor bastante reconocido? —se burla— No lo creo. ¿Sin pruebas? Menos probable aún.

—Y-yo...

—Ni lo intentes —niega riéndose—. Te doy la oportunidad de que aproveches la invitación que te di la vez anterior, con esto te aseguro que te dejo en paz y tu nombre no se verá manchado, tu carrera puede salir directo a la luna, si te recomiendo —me guiña un ojo y mi estómago se revuelve.

—Suélteme —pido con asco.

—Sé inteligente.

Me suelta no porque se lo pedí, sino porque un grupo de estudiantes apareció en una esquina. Él se arregla su traje bien pulido y se aleja como si nunca hemos intercambiado palabras. Mientras tanto yo, quedo hiperventilando.

Marco a Calum, rogando a que me conteste el teléfono.

—¿Hola? —responde al segundo tono— Creí que estarías camino a tu ensayo.

Se escuchan los platos del restaurante, ser movidos al fondo.

—Perdón si te interrumpo es que... —mi voz se rompe.

—Emilie, cariño ¿Qué pasó?

Como puedo le explico a Calum todo y él me escucha atento. Puedo sentir su ira crecer. Pero es el primero en quién pensé, estoy tan desesperada.

Amor entre Telones © (#2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora