Capítulo 22

275 30 0
                                    

5 de agosto del 2020

Me tocó irme caminando desde casa de Siena hasta el restaurante, porque ningún taxi estaba disponible y mi auto lo tiene mi papá, porque el suyo está en el taller. Me dejó el día anterior en casa de mi amiga y salimos juntas, ella a la universidad y yo al restaurante.

Devon está de viaje, por la premier de su última película. Me invitó a ir con él, todos sus amigos iban a asistir, pero la celebración es en Reino Unido y no tengo dinero suficiente como para hacer un viaje.

Iba llegando al restaurante, cuando me choco con Calum en una esquina. Ambos nos sorprendemos al vernos y no sabemos muy bien qué decir. Arreglo mi bolso y mi cabello, con disimulo. Él, traga grueso.

—Uh, hola, Emilie.

—Hola, Calum —me muerdo el labio inferior.

—Supongo que vamos al mismo destino —me deja el camino libre para que pase.

—Sí, así es —comienzo a caminar lentamente.

El capta mi intención y se mantiene caminando a mi lado. Al principio los dos nos quedamos callados, hasta que  me atrevo a romper el silencio.

—¿Vienes de clase?

—Sí, hoy tuve examen e iba un poco distraído, pensando en cómo me habrá ido.

—Seguro te fue bien —lo aliento.

—La cocina va más allá de cocinar, Emilie. Y a veces, la presión de tus superiores, es lo que lo vuelve más complicado.

—Entiendo, o quizás sea la presión propia.

—Sí, puede ser —murmura pensativo— ¿Vienes de trabajar con Devon Silver? —cuestiona con recelo.

—Oh, no —sonrío para mis adentros—. Vengo de casa de una amiga.

—Ah.

—¿Qué te pareció Devon?

—No lo sé. Ese día casi ni hablé con él —mis mejillas se encienden—. Debe ser como tú, solo te agradan personas que sean similares a ti.

—¿Piensas eso de mí?

—¿Qué importa que piense?

—A mí si me importa —suelto sin pensarlo. Se voltea a verme con una sonrisa.

—¿Por qué?

—No-no lo sé, da igual. Pero, lo que dices no es así.

—¿Y por qué me detestas tanto, Emilie? —se detiene abruptamente impidiéndome el paso.

—Yo… no… —otra vez me quedo sin habla y por poco me cacheteo.

—Claro que sí. Siempre busco conversaciones para tener contigo y me pones mala cara. Cuando me acerco, parece como si un bicho revoloteara alrededor de ti. ¡Y siempre me buscas la contraría! Estas por llevarme al borde.

—¿Al borde de qué? —susurro acercándome a él.

—¿De la locura?

—Lo siento —continuo hablando bajo—, creo que me he enfrascado en mantener un concepto de ti, que no es el adecuado. Y en ocasiones, pago mi enojo contigo. No es justo y entiendo si me odias —asiento bajando la cabeza.

—No te odio —me toma el mentón y lo sube, cruzando miradas—, es imposible odiarte. Sólo me exasperas un poco.

—Yo tampoco te detesto. Solo soy una tonta que no sabe cuándo detenerse.

—Es verdad, eres una tonta —sonríe divertido.

—Lo dije para que me contradijeras.

—Ves, tienes una obsesión con contradecir.

Amor entre Telones © (#2) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora