—Julio—.Iluminación repentina... si, era ella; aquella claridad ya reconocida por mi cerebro desde hace un buen rato.
Reaccioné en un pequeño sobresalto sin saber realmente lo qué sucedía a mi alrededor.
Cerré un ojo al sentir una pequeña punzada en la cabeza y después de un rato, abrí los ojos para por fin poder analizar el lugar dónde me encontraba.
—¿Dónde... estoy? —me pregunté a mí mismo en un murmullo por lo bajo, casi mentalmente.
Me levanté con cierta dificultad, pues aún seguía ciertamente aturdido, pero a pesar de eso, el único pensamiento rondando por mi mente en ese momento era: ¿Qué había sucedido?, y otra mucho más importante: ¿Dónde estaba?
Al visualizar aquello, lo qué ciertamente era una casa, quedé nada más y nada menos qué impactado, pero... MUY impactado.
Aquella casa era... demasiado lujosa; al menos entre los estándares de mi crianza o los de la casa de... Isabela.
Podía recordar a la perfección lo qué había sucedido antes de llegar a dónde fuera qué estuviera, pero aún así no pude evitar preocuparme. No tenía ni la más mínima idea de dónde estaba o la razón, y lo peor, no sabía qué había sucedido con Isabela.
Por un segundo, aún dudoso, repasé lo qué había pasado antes.
La discusión, los mareos repentinos, mis piernas fallándome... y luego, negro.
Un negro que bien qué conocía.
Ahora era dónde dejaba de importar el dónde o el por qué estaba en esa casa tan lujosa.
Mi nueva duda era... qué había sucedido tras esa oscuridad, y la cosa es, qué esa duda fue resuelta en menos de un segundo.
Mi oído agudizó al escuchar algo a la lejanía, unas llaves intentando de abrir una puerta comenzaron a sonar en aquel salón, y con ello, el desespero me llenó de pies a cabeza. A fin de cuentas, aún no sabía qué o quién, o siquiera por qué me habían llevado allí.
Entre tanto y tanto, volteé hacia dónde parecía provenir aquel sonido.
Mis ojos se abrieron y mis instintos reaccionaron, haciéndome agachar tras el mueble dónde antes había estado acostado para esconderme de quien acabara de llegar por aquella puerta.
Lejanamente logré escuchar a lo qué parecía ser una voz femenina... extrañamente... familiar, para mi sorpresa.
Pronto escuche pasos de a tacón acercándose de a poco.
—Si. Ajá. Si. —aquella voz detuvo sus pasos para suspirar pesadamente— Creo qué hay... cierta posibilidad de qué sea él... —terminó de comentar en un sollozo.
—M-mi pequeño... m-mi hijo...— habló entrecortadamente.
CONTINUARÁ...
—Cap editado— 430 palabras.
ESTÁS LEYENDO
┌ 𝑴𝒊 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝒆𝒔 𝒆𝒍𝒍𝒂. ❞ ➦𝐈𝐬𝐮𝐥𝐢𝐨.
Romance𝑻𝒆𝒓𝒎𝒊𝒏𝒂𝒅𝒂. ꧁꧂ 𝐎𝐫𝐢𝐠𝐢𝐧𝐚𝐥 𝐝𝐞: @𝐁𝐞𝐔_𝐒𝐭𝐨𝐫𝐢𝟹 𝐏𝐨𝐫𝐭𝐚𝐝𝐚 𝐩𝐨𝐫: @𝐒𝐡𝐢𝐧𝐞𝐱𝐢𝐬𝐮𝐥𝐢𝐨 ✕ 𝑵𝑶 𝒔𝒆 𝒑𝒆𝒓𝒎𝒊𝒕𝒆𝒏 𝒄𝒐𝒑𝒊𝒂𝒔 𝒐 𝒂𝒅𝒂𝒑𝒕𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔 𝒔𝒊𝒏 𝒎𝒊 𝒄𝒐𝒏𝒔𝒆𝒏𝒕𝒊𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒐.