-32-

121 20 8
                                    


—Julio—

De niño nunca hubiera imagino o siquiera creído posible la posición en la qué me encontraba ahora; nunca imaginé qué en un futuro, mi vida cambiaría de un abrir y cerrar de ojos.

Ahora estable.

De todas las maneras posibles.

Ya hacía un rato qué había dejado de ser aquel chiquillo indefenso qué Isabela había encontrado la otra tarde. Ahora disponía de algo, era un alguien en él mundo.

Tenía un trabajo; a pesar de que aún no tenía hogar propio, confiaba en qué con mis ahorros, estaría por conseguirlo, pero por mientras viviría con mi madre, u visitaría a Isabela cada tarde.

Mi madre...

Si, aún me mantengo un poco incrédulo al tema.

"Julio, quizás... bueno, en realidad, esta no es la manera pero, lo cierto es qué ya no puedo seguir ocultándolo por mucho, no de esta forma, no teniéndote tan cerca de mí y... la cosa es qué... yo soy tú madre, Julio."

Al enterarme de todo pues, suponiendo... cualquier persona hubiera tenido una actitud de completo rechazo ante aquella confesión, o bueno, cualquier reacción menos una qué fuera positiva.

La excepción era yo, claro.

Al momento en qué confesó todo, tuve cualquier impulso menos uno qué fuera de rechazo. Por alguna extraña razón, lo primero qué sentí fue... añoranza, quizás.

A fin de cuentas, el título qué ella poseía no cambiaría nunca aunque así lo quisiera, al menos hasta ciertos puntos; pero la cosa era qué, sí tenía a una madre, mi propia madre... había vuelto.

Aunque, a decir verdad, cierta parte del asunto me enojaba, pero, a fin de cuentas, no podría ignorar para siempre el sentimiento tan cálido qué me invadía al pensar en poseer ese lazo tan necesitado y aprecio, el lazo madre e hijo...

Y aunque, en un buen tiempo siquiera hubiera existido, yo ya sentía qué sí.

Luego de procesarlo, conversamos un rato: ella me contó sus razones, cada uno contó su experiencia durante la ausencia del otro, y básicamente, lo demás fueron puras disculpas entre lágrimas.

De resto todo fue con calma; había estado toda mi vida sin ella, y ahora qué... estaba a mí alcance, compensaría todo el tiempo perdido ahora.

Y tomamos la decisión, o bueno, ella la tomó. Amablemente me invitó a su hogar, dando una oportunidad prometedora de comida, lujos, un techo y lo qué más me importaba en realidad: amor maternal, aquel qué nunca había experimentado.

La respuesta fue sí, y cuándo sucedió, mi vida terminó por dar todo un vuelco positivo. Aprendí varias cosas durante un tiempo, ella se encargó de enseñarme. Y al pasar los años, cuándo me creyó listo; mi madre logró conseguirme una oportunidad de empleo, él cuál ahora me ayudaba bastante para vivir cómodamente.

Por mientras Isabela aún se mantenía junto a su padre, pero el plan ahora era otro ya qué por fin teníamos una gran mayoría de edad.

Nos fugaríamos, los dos, juntos.

CONTINUARÁ...

—Cap editado— 490 palabras.

┌ 𝑴𝒊 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝒆𝒔 𝒆𝒍𝒍𝒂. ❞ ➦𝐈𝐬𝐮𝐥𝐢𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora