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—Isabela—

El destino...

Si, injusto e incierto.

Lo tenía claro y bastante presente.

Aunque... ésta vez había jugado sucio.

Su mirada.

Escalofriante, fría e intimidante.

Se posaba sobre mí, esperando una respuesta qué nunca llegaría, no mientras el miedo me consumiera de tal forma.

A simple vista... pues, parecía cualquier pequeñez, aunque, en realidad, era todo lo contrario.

Tenía cierta parálisis a causa del miedo y el pánico que recorrían mi cuerpo, por lo qué me dediqué a observar.

Aquello me era algo de costumbre, era buena para deducir y sacar conclusiones por mi propia cuenta con tal solo ver un par de escenas y luego atar cabos; era algo qué tuve la necesidad de aprender para manejarme entre tanto, pues, desde pequeña, él ser sumisa mientras por dentro rezaba por otro día más de vida, me permitió ciertos privilegios necesarios para sobrevivir.

Observar...

Si. Cada uno de sus comportamientos, sus facciones y sus movimientos... desde su semblante hasta el cómo empuñaba sus manos.

Fui así cómo llegué a la simple conclusión de qué aquello... era mucho más qué una simple borrachera; más peligrosa.

Sabía qué no tardaría en aparecer su agresividad.

Y, muy en el fondo, sabía lo qué eso significaba, ahora tomaba sentido...

"Pues esto, era un adiós."

—Julio—

Esta situación... si, me traía totalmente desconcertado, en realidad, esperaba cualquier cosa, menos esto.

Isabela y yo, yo me encontraba frente a frente con aquel hombre al qué Isabela temía tanto, aquel del qué no pude protegerla, aquel qué la había dañado tanto...

Sentí cómo Isabela se tensaba al momento en qué, al igual qué yo, reconocía la situación qué teníamos enfrente. Y a juzgar por su reacción ante algo así, esto era mucho peor de lo qué creía.

Respiré profundamente, meditando lo qué estaría a punto de hacer.

Carraspeé un poco antes de hablar, e Isabela estando a mí lado reaccionó, y volteó a verme con una mirada fulminante, básicamente, diciéndome ni se te ocurra con la mirada.

Haría caso omiso de igual forma.

— Ejem, un gusto, señor. Soy Ju- 

—Isabela—

Reconocía sus intenciones, y sabía qué había comprendido mi respuesta, pero claro, se haría el machito. Y este... si, bueno, había elegido un muy mal momento para hacerse el héroe.

Me alarmé al detectar la hostilidad de mi padre, pero mi corazón se detuvo cuándo en una fracción de segundo mi padre se acercó violentamente hacia él para proporcionarle una bofetada.

Mis ojos se abrieron, horrorizados.

Un grito se atascó entre mi garganta.

El miedo aumentando drásticamente.

Julio tambaleó notablemente, pero no fue mucho el tiempo qué pasó cuándo mi padre lo levantó por el cuello de su camisa.

—Mira, chamaco. Me interesa muy poco quién quiera qué seas... —habló pausado los efectos del alcohol, o las drogas.

Aquella sonrisa cínica qué característica de situaciones no muy... agradables, volvió a sus labios antes de hablar nuevamente.

—Pero... lamento decirte, muchacho... qué estás muerto. — dijo antes de darle un cabezazo.

Y ahora era mi turno, por qué Julio se hallaba inconsciente en este momento...

CONTINUARÁ...

—Cap editado— 510 palabras.

┌ 𝑴𝒊 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝒆𝒔 𝒆𝒍𝒍𝒂. ❞ ➦𝐈𝐬𝐮𝐥𝐢𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora