-22-

132 19 0
                                    


—Isabela—

Cuándo caí en cuenta, mi puño estaba sobre mis labios, sin soltar las pastillas qué se mantenían en la palma.

Cerré mis ojos, presionando con... básicamente nada de ligereza, logrando aumentar el odioso dolor de cabeza.

Chisté, y en un ataque rabioso, alejé mi mano con rudeza de mi boca, quién ya estaba entreabierta, esperando por aquellas pastillas, pero por alguna razón, no pude.

Algo me detenía.

Suspiré con frustración, tratando de aguantar un pequeño sollozo qué amenazaba con salir de mi boca.

Solté un quejido, y paso seguido, me apoyé de mis manos, poniendo los codos sobre mis rodillas en cierto acto de malcriadez.

—Vamos Isabela... —murmuré, hablando conmigo misma— no seas idiota y... solo por... una vez en tú vida, no seas una cobarde, hazlo y acaba con esto de una vez por todas... —me regañé, estresada por mi situación.

Suspiré; pues aunque no lo quisiera, debía de ser una cobarde, eso era lo qué yo misma me había impuesto.

Desde qué tengo memoria me impuse ciertas "reglas", y una de ellas era el simple no enfrentar. Si lo hacía, me iba peor, así qué evitarlo era la opción más factible.

Usé mis piernas cómo apoyo para impulsarme hacia atrás, de forma qué mi espalda cayó, chocando con el colchón, dejándome acostada y aún con las pastillas en mano.

Gruñí con ligereza; me sentía ridículamente impotente ante mi situación a pesar de qué no me era desconocida.

—Dios... esto me supera... —murmuré, apretando los ojos en un intento de reprimir is lágrimas, aunque terminó siendo en vano.

—No puedo... ya no puedo, estoy harta... —dije en un hilo de voz.

Y era cierto, ya estaba al borde.

Estaba acostumbrada a qué mi vida fuera un circo andante repleto de desgracias, pero ya no más. Estaba cansada de esta novela, de todo, de... vivirla. Ya no era cuestión de si quería o no, era simple: necesitaba acabar con todo esto cuánto antes.

Por primera vez, quería dejar de lado mi papel, ya no sería la típica víctima qué se ahoga entre sus lágrimas.

Por primera vez, me liberaría de esto por mi cuenta.

Mantuve ese pensamiento dentro de mi mente, y junto al enojo recorriéndome, me levanté de nuevo, irguiéndome para así apretar entre mi puño las pastillas qué aún yacían en el.

Para acabar de una vez con esto.

CONTINUARÁ...

—Cap editado— 400 palabras.

┌ 𝑴𝒊 𝒇𝒆𝒍𝒊𝒄𝒊𝒅𝒂𝒅: 𝒆𝒔 𝒆𝒍𝒍𝒂. ❞ ➦𝐈𝐬𝐮𝐥𝐢𝐨.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora