Antes de que David encontrase un sitio para estacionar, me baje del auto sin importarme que el mismo estuviese en movimiento. Iba atrasado, la ceremonia ya había comenzado y necesitaba llegar cuanto antes.Corro como alma que lleva el diablo a la Iglesia, entro quizás de forma muy estruendosa porque varias cabezas se voltean a verme, finjo normalidad y me siento en uno de los últimos bancos para esperar a que llegue el resto del equipo.
Me acomodo al lado de una señora que está intentando contener la emoción.
Si tan solo supiera que el momento emotivo pronto pasará a ser un momento crítico.
Escucho en segundo plano el discurso eterno del cura que habla sobre las responsabilidades que se deben cumplir en el matrimonio y me fijo en pequeños detalles, como el sonido de un chicle siendo mascado por un niño en la fila de adelante, los bocinazos provenientes de la calle y la multitud de invitados. Por lo que había entendido por las charlas telefónicas con Enrique supuse que sería una boda más íntima, lo que me facilitaría el show pero, por lo visto, me equivoqué y ahora tendré que adaptarme a las circunstancias.
Dirigí mi atención a los novios, ella tenía un vestido de corte princesa con la espalda descubierta, el peinado recogido en un moño que pretendía ser casual aunque no me quedan dudas de que paso horas en una peluquería para lograrlo.
Pensar que ese esfuerzo no ha valido la pena.
Volteo un poco mi cabeza para ver la espalda del novio que viste un traje completamente blanco, algo llamativo porque generalmente el color por el que optan es el negro, o si el novio es un poco más osado azul, pero nunca blanco, al menos no en las bodas a las que asistí y fueron muchas.
No voy a negarlo, también me fijo en los invitados intentando hallar al motivo personificado por el cual está boda deberá interrumpirse, es decir, el hombre del cual mi cliente está enamorado. Mi mirada viaja por todos los bancos pero no encuentro a nadie con una actitud rara más que yo mismo.
Y ahora que lo pienso es muy tonto de mi parte intentar identificar a alguien al que nunca he visto: si ni siquiera vi al novio con anterioridad, menos voy a conocer a su pareja.
Pensar en una pareja me recordó a los dos tortolitos a los cuales pienso volver a emparejar: mi hermana y mi mejor amigo, los busco con la mirada de repente preocupado. No entiendo porque aún no están en sus ubicaciones, estoy aquí sentado hace más de quince minutos, ¿cuánto pueden demorarse en encontrar estacionamiento?
Mis alarmas se activaron cuando vi a una niña acercarse con los anillos. Vi al cura mover su boca pero estaba demasiado lejos como para poder escuchar lo que decía.
Ya no había tiempo, tenía que actuar yo solo. Ahora la pregunta es ¿qué hago?
Ya que estaba en una Iglesia me encomendé a Dios y me levante de mi asiento con mis piernas temblorosas. Nadie pareció fijarse en mí hasta que empecé a avanzar hasta donde estaban los novios. Estaba tan cerca que podía sentir la fragancia a rosas que se había puesto la novia.
El cura detuvo su discurso dejando paso a un silencio incómodo que rápidamente fue abandonado cuando los invitados empezaron a susurrarse cosas entre ellos sin entender mi actitud.
El novio me mira desconcertado y yo le guiño un ojo contento por su parte de actuación. La novia sigue la mirada de su prometido y se gira en cámara lenta hacia mí. Debo decir que por un momento me olvidé de todo cuando sus ojos azules conectaron con los míos. Su mirada transmitía tanta paz que por un instante me sentí en la playa admirando un mar sereno.
Esa ilusión se esfumo cuando recordé dónde estaba y lo que debía hacer. Mi mente empezó a trabajar a toda velocidad intentando hallar una forma de impedir la boda.
Mi mirada se posó en la niña que llevaba los anillos y decidí actuar, arrebatándole la cajita con las alianzas dejándola congelada al lado de Enrique.
Sin decir una palabra corro por el pasillo intentando alcanzar la puerta de salida. Atrás mío viene el camarógrafo documentando todo como si mi corrida también fuese una parte que los novios quisiesen recordar.
Estaba a cinco pasos de alcanzar la puerta cuando la señora que estaba sentada a mi lado momentos antes, se interpuso en mi camino logrando que pierda el equilibrio y caiga al suelo.
No tuve tiempo de estirar las manos para intentar refrenar el golpe y caí de cara al piso golpeándome la barbilla de la cual no tardo en salir sangre.
Me levanto como puedo aún sin soltar los anillos y prosigo mi camino hasta que dos hombres se abalanzan sobre mí para agarrarme y detenerme.
Me volteo con desgano y mis ojos se abren como platos cuando descubro que los invitados me inspeccionan como si fuese una araña a la cual quieren pisar.
— Eh... verán... yo no puedo permitir que se realice esta boda —mi voz fue casi un murmullo que se volvió inaudible en la última palabra.
La luz de la cámara del fotógrafo está sobre mí y me encandila, me sudan las manos y se me resbala la caja de los anillos, cae al piso pero nadie intenta agarrarla.
Me aclaro la garganta para decir fuerte y claro lo primero que se me vino a la cabeza.
— ¡Nadie se casará hasta que el señor aquí presente se haga cargo de sus responsabilidades! —Señalo al novio que me mira con el ceño fruncido.
— ¿Responsabilidades? —repite el aludido intentando buscarle un sentido.
— Sí, es tu responsabilidad darle el apellido al niño que tengo en mi vientre. Me dejaste embarazado.
Ni bien las palabras salieron de mi boca me sonroje tanto que no habría diferencia entre mi cara y mi cabello. Sí, lo que dije es una estupidez pero es que esa era la línea que Lola debía decir y como practicamos juntos me la memorice.
— ¿Embarazado? —repite el novio antes de echarse a reír.
Oh no, ahora seguro que no querrá pagarme los honorarios que establecimos por mi ineficiente capacidad de improvisación.
Me encojo en mi lugar y cierro los ojos intentando despertar de esta pesadilla. Porque esto tiene que ser un sueño ¿no?
Holiiis mis pequeños animadores, ¿qué les pareció este nuevo capítulo? Sin dudas Simón no es bueno improvisando jeje
¿Alguna vez fueron a un casamiento? ¿Presenciaron que alguno de los novios se haya arrepentido en el último instante?
¿Qué consejos le darían a Simón para detener una boda?
Yo los voy a estar esperando en el capítulo 6. ¿Vos me acompañarás?
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El animador de fiestas
General FictionSimón se encarga de animar fiestas y hacer que todos pasen una linda noche. Él disfruta demasiado su trabajo y junto con su socio son conocidos en el sector, lo que atrae muy buenos clientes. Uno de los cuales le hace una propuesta sorprendente: T...