Capítulo 7

70 20 48
                                    

— No, es imposible. No podemos tener tanta mala suerte. De todas las calles que existen en el mundo, ¿justo debía construirse una iglesia en el sitio equivocado? —Vocifera Thiago luego de que le cuente todo lo que sucedió desde que nos separamos esta mañana.

— Creo que esta fue la señal que me faltaba para decidirme a cambiar de trabajo —me lamento acomodándome mejor en la camilla de hospital en la que tendré que pasar la noche.

— ¡Vamos chicos, no se entristezcan, un tropezón no es caída! —Intenta subirnos el ánimo mi hermana mientras hojea tranquilamente una revista de moda.

Thiago que estaba caminando de un lado a otro como un león enjaulado, se detiene a unos centímetros de Lola para quitarle la revista de sus manos y cerrarla de golpe.

— ¡No sé cómo podes estar tan tranquila! Parece que no recordas todo lo que sucedió hace algunas horas —le reclama.

— ¡Para tu información, estoy preocupada, pero a diferencia de ustedes intento no ahogarme en un vaso de agua! —le contesta subiendo el tono de voz.

Mi amigo la ignora para volver a andar de aquí para allá rascándose la nuca intentando hallar una solución a todo nuestros problemas.

Su celular vibra y él lo saca lentamente del bolsillo de su traje poniéndose pálido al descubrir quién lo estaba llamando. Me mira con pánico antes de aceptar la llamada y acercarse el móvil al oído.

— Señor Enrique...

— ¡¿Se puede saber por qué no cumplieron con mi pedido?! ¡Olvídense del dinero! ¡Sabía que no podía confiarme de unos adolescentes que ni siquiera saben lavar su ropa!

Su grito fue tan fuerte que ni siquiera tuve que esforzarme para escuchar.

— Discúlpeme, pero no somos ningunos adolescentes, teníamos todo planeado, el tiempo nos jugó una mala pasada pero estoy seguro que podremos solucionarlo —intenta calmarlo Thiago quien opta por poner el altavoz para que no nos perdamos detalle de la conversación.

— ¿Sí? ¡Pues ilumíneme! ¿Cómo suponen que solucionarán un casamiento?

— ¿No ha pensado en el divorcio? Si quiere podemos ir a acompañarlo a firmar los papeles y armamos un show allí mismo.

Inevitablemente, golpeo mi mano contra mi cabeza ante la estupidez que acaba de decir mi socio. Gesto que debía evitar porque aún están frescos los puntos que me hicieron en la barbilla cuando los doctores vieron mi herida.

— No es momento para hacer chistes. Tengo a mi prometida en la habitación contigua esperando para ir a la fiesta de celebración. ¿Con qué cara voy a ir cuando nunca desee este matrimonio?

— Consiga una máscara, si quiere hasta le puedo prestar mi peluca —expresa Lola antes de arrebatar el teléfono de Thiago y cortar la llamada.

Mis ojos se salieron de órbitas al ver su acción.

— ¿Estás loca? ¿Cómo le vas a cortar así? —le pregunto atónito.

— Ya no hay nada más que hablar. Si tanto le molestaba tener que casarse, él mismo se hubiese negado en vez de contratar a alguien para que lo haga por él.

— Sabes que nos iba a pagar por eso, ¿no? —le recuerdo.

— Sí, pero creo que ahora más que pagarles quiere pegarles —juega con las palabras.

— Mejor esperemos a que se le pase el enojo antes de hablar con él —opina Thiago antes de apagar su teléfono.

— ¡Espera! ¿Me estás dando la razón? —le consulta mi hermana maravillada.

— Sí aunque espero que no se te haga costumbre, solo será esta vez.

Ambos se sonríen lo que me deja claro que al menos una parte de mi plan salió bien, se darán otra oportunidad, lo presiento.

Los echo de mi habitación antes que se pongan acaramelados. Enciendo la televisión para olvidarme por un momento dónde estoy. No me gustan los hospitales, entre las paredes carentes de color y el olor a remedios lo único que quiero es huir de aquí, pero según el médico debo quedarme hasta mañana.

Busco algún programa entretenido para ver pero solo dan películas en blanco y negro, reniego antes de apagar el dispositivo y tomo mi celular para chequear mis redes sociales. La batería no tarda en agotarse, ya es hora de dormir e intento conciliar el sueño dando vueltas en la camilla, echando de menos la música que escuchó para poder descansar.

 La batería no tarda en agotarse, ya es hora de dormir e intento conciliar el sueño dando vueltas en la camilla, echando de menos la música que escuchó para poder descansar

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Holiiis mis pequeños animadores, tengo una duda: ¿con qué personaje se sienten más identificados? ¿Y en qué sentido?

Yo por ejemplo, me identifico con Lola porque me gusta usar refranes, con Thiago porque también me preocupo en demasía por cosas que quizas no son importantes y con Simón por lo despistada y torpe, adivinen a quién también le tuvieron que coser la barbilla. Sip siempre triunfando.

¡Los voy a estar esperando en el capítulo 8! ¿Cuento con ustedes? 

El animador de fiestas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora