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La chirriante puerta se abrió dejando que tres figuras enmascaradas se asomaran ante la vista de Wen Chao.

— ¿Quiénes son ustedes?, suéltenme de inmediato, acaso no saben quién soy. Mi padre no los dejara con vida.

Frases como esas solo hicieron que WuXian riera, dejaros con vida, ja.

Xue Yang no espero más y soltó una risa tan tétrica que podría hasta helarte los huesos con solo escucharla.

— Dejarnos vivos, —suelta otra risa —crees que a tu papi le convendrá meterse con nosotros.

Las risas dirigidas a el Wen no faltaron. SongLan decide tomar la palabra — ¿sabes frente a quien estas? —pregunta de manera despectiva.

Wen Chao, en efecto no sabe quién es debido que su jefe aún está fuera de la luz así evitando que sea fácil identificarlo.

— No sé y no me interesa quienes son ustedes les ordeno que me dejen ir de inmediato — habló arrogante.

—Oh, con que no te interesa quien somos ¿verdad? — hablo por fin WuXian

Acercándose poco a poco la luz fue dejando ver un cuerpo alto, tonificado, con sus pantalones negros y una camisa blanca remangada hasta los codos y abierta de dos botones junto a su máscara dándole un aire de misterio y masculinidad.

SongLan y Xue Yang abren paso y WuXian pasa entre ellos. Wen Chao, en cambio cuando ve aquella máscara siente que su sangre fue drenada de inmediato, su tez comenzó a perder color haciendo que su cara de tornará totalmente pálida.

Era...era "Corazón de hielo" un enorme miedo nació en su corazón, sus piernas comenzaron a temblar, se podría decir que se haría en los pantalones, solo que un pequeñito detalle, no le dieron nada de alimento ni líquidos.

Sus manos a pesar de que se encuentran atadas con hilo para amarrar puercos trata de liberarse, sus palmas sudaban de estar apretadas en puño.

Su frente tenía rastros de gotas de sudor, miedo, tenía tanto miedo de él.

— Co....corazón de hielo.

Sus palabras salían con temor, palabras que se podría decir que, se deshilachaban por su temor. Sus dientes castañeaban como si la temperatura haya descendido varios grados bajo cero.

— Oh, me conoces — habló irónico.

— Por...por supuesto — habló tembloroso — eres...eres uno de los mejores haciendo negocios en el mundo del narcotráfico.

— Aja — dijo simple.

— También...también sé que tú apodo es por las torturas más...más frías y sanguinarias de todo el mundo.

WuXian río ante lo dicho — hiciste tu tarea, niño — río la volteando a ver a sus compañeros.

Wen Chao rio poco con ellos, pero en cuanto se escuchó el sótano se volvió silencioso, tan silencioso que lo único que se escuchaban eran las respiraciones de quienes se encontraban ahí.

WuXian, con su aura imponente levanta un pie y lo lleva a un pequeño banco y mira fijamente a si presa.

Sus pupilentes rojos haciendo que temblará más y, aunque los trajera la sed de sangre se destilaba por ellos.

— Dejando las bromas a un lado, ¿sabes porque estás aquí?

— Este yo.... — balbuceo.

— No me has pagado imbécil.

Con una de sus manos toma el mentón del tipo desagradable y lo aprieta, lo aprieta con una fuerza que le hizo sangrar un poco de aquellos dientes amarillentos que tiene.

— Espe...espera si me esperas un poco más te pagaré, debo conseguir el dinero y te lo daré de inmediato.

WuXian soltó su asquerosa cara y bajo la mirada del Wen tomo un pañuelo y limpio su mano de cualquier suciedad que se haya quedado en sus manos.

— Ja — soltó sin ganas.

Sus ganas de desgarrar la piel de Wen Chao, eran bastante altas, sacarle sus amarillentos dientes uno por uno hasta que no quede ninguno en su boca.

— Ya te he dado bastante tiempo — menciona — el tiempo ha terminado.

Un mal presentimiento corre por el cuerpo del Wen, con un poco más de tiempo suplica por más tiempo e incluso si le podía dejar ir, pero como WuXian ya tenía sed de sangre no lo dejaría ir.

— No creas que te irás. El límite ya llegó y no creas que saldrás de aquí con vida.

El terror se apoderó del Wen. Su tez se volvió aún más blanca que antes.

— Jefe, lo hacemos nosotros o prefiere hacerlo usted — llamo SongLan.

— Mmm — piensa mientras se para frente al Wen — creo que lo hare yo — dijo mientras sonreía de manera siniestra.

Sin demora, Xue Yang acerca todo tipo de armas cubiertas con algo de óxido, pero el que más le causó temor fue aquel que parecía un rascador de espalda. De cierta manera su temor no es infundado; está al tanto de lo que es capaz el sujeto frente a él.

Con algo de esperanza habla de nuevo con su voz temblorosa.

— Oye...oye espera que tal si...si llamo a mi padre y negocian — WuXian levanta una de sus cejas, aunque no es visto por nadie.

— Crees que te dejare ir, ya te lo dije.

Sin más espera camina a las armas, y escoge uno que es bastante simple, el martillo.

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