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Wen Chao abrió y cerró la boca como un pescado varias veces, no lo podía creer.

Aquel a quien admiraba por sus trabajos e incluso quería contratar resultó ser la persona que más detesta.

— Que amigo, ¿Por qué no hablas? — dijo con burla.

Un enojo indescriptible comenzó a bombear en el corazón del Wen, pero nada es comparado con el enojo que siente WuXian.

— ¡¡Bastardo hijo de perra!!, Déjame ir inmediatamente o verás lo que te pasará — amenazó con coraje.

— Ja, quién te crees para amenazarme bastardo — le pego una bofetada y, como traía anillos metálicos rasguño un poco y sangre comenzó a brotar.

— Soy Wen Chao, hijo de Wen RouHan — habló orgulloso.

— Wen RouHan, mhm, deje pensar quién es haber....... ¡Ah! Ya recordé, es el tipo que me pidió dinero para pagar la deuda de su empresa, pero como esta era mucha me la vendió.

— ¿¡Que!? — exclamó.

— Así es bastardo, la empresa de tu padre me pertenece, pero como no tengo tiempo de administrarla contraté a tu padre para que lo hiciera así que es un ganar-ganar.

— No, eso...eso es imposible.

— Lo creas o no. Es algo que a mí no me importa. Sigamos con lo que estábamos haciendo.

WuXian, ya no tenía que ocultar sus intenciones así que, toma unas pinzas y se acerca a Wen Chao.

Xue Yang, sabiendo que quería hacer levanta la cabeza del tipo y la hace hacia atrás dejando que su maloliente aliento saliera de su estúpida boca, pero al no dejando los dientes amarillentos expuestos.

— Veamos, juguemos al dentista — habló con voz siniestra.

Las manos de Chao, al estar atadas y con los dedos rotos le era imposible poder defenderse. El temor a veía claro en sus ojos rojos, pero eso no detuvo a qué WuXian, se acercará a él.

Con una sonrisa de loco y ojos muy abiertos lleva aquellas pinzas dentro de la boca del Wen y, seleccionado un diente al azar comienza a jalar hacia afuera, uno, dos, tres tirones y el diente salió disparado.

La sangre comenzó a brotar de la herida, pero no detuvo su sed de sangre quería más y más. Uno diente tras otro fue saliendo dejando bastantes huecos vacíos y aquel líquido carmesí no dejaba de salir de la boca de Wen Chao.

El tipo ya se encontraba algo exhausto por el dolor ocasionado, dejando la boca abierta dejando que la sangre salga por si sola con algunos rastros de saliva.

WuXian observo sus armas, látigos, bates, pinzas botellas quebradas, entonces recordó sin esperar encendió un cigarro y comenzó a fumar, Wen Chao, por su parte creyó que ya no le haría nada así que cerró los ojos, pero no contó que cuando él los dejara ver obscuridad sintió un ardor en su mejilla. WuXian quemo si cara con la ceniza caliente dejándome una marca irritada.

Así le hizo hasta que terminó, pero dejo que sus compinches hicieran lo mismo y eso que ellos no son de uno solo cigarrillo. Pasaron algunos minutos y por fin lo dejaron, no fue fácil una cajetilla fue usada para quemar su grasosa piel y dejarle irritada.

WuXian, tuvo otra idea encendió el cigarro y quemo las heridas donde saco recientemente los dientes, el ardor atacó de nuevo al Wen y eso que solo es el comienzo.

La irritación en su piel le comenzó a molestar de manera exagerada, pero como estaba amarrado no podía hacer nada, aparte su boca dolía horrores por los dientes sacados y la ceniza caliente.

Bajo tu protecciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora