Hogar
amargo
hogar
Tania Castillo
Hace 2 años
Fin del exilio de Tania
Este lugar me desestabilizó; llegar a un lugar donde la gente interactúa como si nada fue como ir a otro planeta, recibía clases normales, clases de etiqueta, clases de cocina e incluso clases de té, pero eso no fue lo raro. Lo raro fue cuando se me acercaron chicas a preguntarme si quería ser su amiga, era la primera vez que me pasaba.
En el pueblo solo llegué a interactuar un poco con Mónica, participé en la interrupción de su boda e intenté hablar con ella todo el tiempo que estuvo visitando mi casa, en la cual debe estar viviendo ahora.
Mi estadía no fue tormentosa, si bien existían las compañeras y maestras prepotentes o que trataban a todas con la punta del pie fue tolerable o ya estaba acostumbrada a ello, en cambio, mi salida sí lo fue. La maestra que menos aprecio me tuvo me indicó salir en la mañana a esperar a mis padres, pero no fue casi en la noche que ellos llegaron y como rarísimo la misma maestra ordeno que no me dejaran volver a entrar.
Con mi acta de comportamiento en mano vi a mi madre golpear la puerta y gritar que sacaran a la maestra, cuando esa señora lo hizo se hundió en una pelea con mi madre por su actuar.
Cuando ya van media hora peleando, mi padre se acerca, toma a mamá por los hombros y la guía al auto.
—Perdóname Tania —mamá se disculpa—, debiste tener frío y yo peleando con esa señora con cara de momia.
Río un poco y el ambiente se aligera, la calefacción ayuda a mi temperatura y la conversación que inician mis padres me anima, durante ese año no nos permitieron el uso de celulares y tampoco era posible, pues la señal no existía allí dentro. Avanzamos por las calles y veo desaparecer poco a poco las tres torres del internado, dos de 5 pisos para nuestras clases y el del centro eran las residencias, cuartos pequeños, pero con camas individuales y una cómoda que transmitían serenidad.
Duermo el resto del viaje y me despierto con unos golpes en la ventana, es Mónica.
—Hola—susurra mientras juega con sus manos.
No lo dudo, bajo del carro y la abrazo, no supe nada de ella en este tiempo y verla bien, hablando y aún en mi casa me da paz.
—Entren niñas, hace frío tan noche —mi padre nos guía dentro de la casa.
Cenamos ligero y luego subo a mi habitación, ahora de Mónica, ha estado viviendo aquí desde que me fui.
—¿Cómo has estado?, ¿qué pasó con tus padres? —no puedo evitarlo y pregunto directa.
—Estoy bien, la psicóloga me está ayudando a convivir con la gente —dice eso, pero se sonroja, para ella debe ser más complicado.
—Me pasó algo similar.
Nos acomodamos en mi cama y le cuento todo lo que pasó, me cuenta lo que ella ha vivido y aunque lo hace con timidez se nota que ha cambiado desde esa vez que sus padres intentaron casarla.
Antes de caer rendidas le pregunto por Austin y Dylan, me dice que nunca pudo contactarse con ellos, pero que ha encontrado una amiga que tal vez pueda hacerlo y entonces me habla de Laura el resto de la noche y yo la escucho.
Allá afuera solo afirmé mi idea, esa boda no era buena y debió dañar mucho a Mónica, que las cosas que pasan aquí no son normales para ellos y sobre todo, que esa actitud puede ser peligrosa.
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Una historia sin nombre [Editando]
Random¿Qué harías si un solo día de tu vida bastara para cambiarla por completo? ¿Cómo te sentiría si descubres que todo lo que te han enseñado, tal vez esté mal? ¿Si los famosos "problemas" a los que temías de pronto se vuelven eran soluciones? ¿Y si la...