𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 𝘿𝙞𝙚𝙯

67 22 0
                                    

¡Sorpresa mi amor!

Capítulo largo

Austin Ron

03 de octubre

Es mi cumpleaños, lo sé porque este día siempre se siente especial, el sol es brillante, el cielo más claro y el aire más fresco, no se le puede encasillar en una estación como tal. Hubo un tiempo en que mi cumpleaños no fue así, todo era oscuro y melancólico, pero lo peor de todo fue que cada felicitación me recordaba a aquella chica castaña que en mis cumpleaños me preparaba alguna manualidad, así fuera un conejo de origami siempre me entregaba algo acompañado de una carta exponiendo sus sentimientos.

—Amor —la voz de mi madre es un susurro—, despierta amor, es tu cumpleaños.

Abro los ojos despacio y me encuentro con la mirada de mi madre, sus ojos marrones aguados por las lágrimas.

—Feliz cumpleaños mi vida —me levanto para abrazarla y siento las lágrimas caer.

Fueron dos años sin verla, casi 730 días sin recibir sus besos de buenas noches y dos cumpleaños sin que me diera el primer abrazo del día y unas palabras sobre cuánto me ama.

—Mi niño, te prometo que ya no estaremos lejos —la abrazo más fuerte, no puedo ni hablar—, estaremos aquí apoyándote en todo lo que necesites.

Ella me suelta para tomarme el rostro y en efecto, mi madre es mi mejor espejo: tiene los ojos y nariz roja, lágrimas cayendo y labios temblorosos.

—Y cuando sea momento de dejarte ir, lo haremos confiando en tu decisión.

Ella sabe, claro que Nadia Ron sabe a quién le ha pertenecido mi corazón desde el día en que nos presentó.

—Te quiero mamá.

Ella sale haciéndome saber que mi padre está preparando un desayuno especial, me levanto y voy directo al baño para tomar una ducha; cierro la puerta de cristal antes de abrir la regadera y dejo mi mente divagar.

La mayoría de mis amigos ya tienen 17 años, los cumpleaños empiezan con Laura, sigue Alex, Tania, Mónica, yo y por último Dylan. Este año empiezan nuestras citas prematrimoniales o como a mí me gusta llamarles, la oportunidad de ver a Mónica.

Pensar en ella me hace sonreír, pero todo es interrumpido por la voz de mi prima.

—¡Sorpresa! —intento cubrir mi cuerpo y la puerta a la vez. El vapor es bastante, pero no lo suficiente como para esconderme—. Ábreme para darte tu abrazo de cumpleaños.

—¡Danica, sal de aquí!

—Vamos, es solo un abrazo —forcejeamos por la puerta, ella por abrirla y yo por cerrarla.

Ella insiste con mucha fuerza, así que suelto la puerta y antes de que pueda abrir le doy un puñetazo al cristal. Funciona como esperaba porque ella se aleja con sus ojos azules muy abiertos.

—Sal.

Obedece, pero no me confío y me baño lo más rápido que puedo viendo fijamente a la puerta. Al salir ya no me sorprende verla sentada en mi cama, con una sonrisa, la ignoro sujetando muy fuerte mi toalla mientras busco mi ropa.

—Te estaba esperando —habla, pero no me molesto en determinarla—, ¿ya te puedo abrazar?

Antes de que se acerque, entro de nuevo al baño y cierro la puerta con seguro, me alisto y salgo corriendo de mi propia habitación.

En el comedor me espera mi padre colocando un globo en el respaldo de mi silla.

— Feliz cumpleaños, hijo mío —recibo el abrazo que me da y nos mantenemos un tiempo así, al alejarnos él también tiene el asomo de lágrimas.

Una historia sin nombre [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora