Nuestras razones
Mónica Briz
Las visitas de Austin me hacen volver al pasado, a cuando mis padres estaban de acuerdo con el contrato matrimonial y hasta me pedía que lo invitara a cenar; sin embargo, lo que más recuerdo ahora son los almuerzos en paz y las preguntas que solían hacerme sobre amigos. Yo olía quedarme en silencio, pues no estaba segura de qué era un amigo; el concepto más cercano a ello era Austin.
Con el tiempo, ese concepto se acercó más a Tania, la chica pelinegra, ahora pelirosa, con quien compartía clases. Hablábamos en los descansos y que varias veces evitó que Penélope me molestara. Cuando ella se fue, llegó Laura con su concepto nuevo de amistad, y ahora estoy frente a ambas en casa de la pelirroja.
Mi amiga, aquella que me protegió hasta el día de mi boda, habla con la voz entrecortada, mientras la amiga que me mostró que existe una vida diferente allá afuera la ve y asiente.
—Yo sé que han notado mis peleas con Dylan; es algo que no se puede esconder. Pero me molesta tanto que quiera volver a Acario un villano. Lo creía mi amigo, pero con esa actitud solo logra que me aleje —ahora está molesta—. Está bien, la forma de conocernos no fue la mejor.
—¿Cómo se conocieron? —no puedo evitar preguntar. Ella ríe un poco antes de hablar.
—Su madre me amenazó —nadie habla para que continúe—, me dijo que si quería limpiar mi nombre y no ensuciarlo más debía casarme con su hijo, quien llevaba dos años soltero luego de graduarse y que no me lo propondría si él no se hubiera interesado en mi.
—Eso suena horrible.
—Lo sé, por eso la rechacé enseguida —suelta un suspiro que hace entornar los ojos a Laura—, luego conocí a Acario y las cosas cambiaron totalmente. Él fue tan amable y me pidió disculpas por su madre. Me invitó a citas y me explicó que no se ha casado porque espera a la indicada, que yo soy la indicada.
—Tania, no confíes tanto en él —la pelirroja habla mientras escribe algo en una hoja que no sé de dónde sacó—De donde yo vengo, eso es muy común y termina mal.
—Imposible, por si no te has dado cuenta, ya no estás en ese lugar —Tania se levanta del sofá—. Estás en el maldito Wunix.
—Tania, si Laura lo dice debe ser por algo.
—Mónica, que no se te olvide que yo también estuve allá afuera.
—Estar en un internado no es lo mismo —Laura la reta—. Tú no lo sabes, pero ese tal Ácaro sí lo debe saber.
—¡No se llama así!
*
Austin Ron
—¿Acuario? —Alex pregunta con burla.
Estamos en la sala de Dylan; al salir del colegio nos pidió hablar y como sus padres se encuentran trabajando nos invitó a pasar. Sé que Mónica está con Laura ahora mismo; ayer me comentó que la invitaron a un almuerzo y, al parecer, la señora Haro es muy buena para endulzar el oído de los Briz.
—Acario Rojas, claro que lo conoces —Dylan le responde, serio.
—Claro que sí —responde el peliazul—. Lo encontraron intentando sacar exámenes de la sala de profesores, aún no se ha casado y...
Alex no sigue; baja la mirada y juguetes con sus manos, me he dado cuenta de que, cuando tiene mucha atención, se vuelve tímido y hace ese gesto.
—Quiso llevarse a una chica de su boda.
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Una historia sin nombre [Editando]
Losowe¿Qué harías si un solo día de tu vida bastara para cambiarla por completo? ¿Cómo te sentiría si descubres que todo lo que te han enseñado, tal vez esté mal? ¿Si los famosos "problemas" a los que temías de pronto se vuelven eran soluciones? ¿Y si la...