𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙎𝙚𝙞𝙨

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Tu confidente

Capítulo 2 en 1

Laura Haro

—¿Qué mierda te pasa? —Tania es quien dice lo que todos pensamos— ¡Te la pasas diciendo que la quieres ver y ni le hablas!

— No puedo, solo no puedo —suelta el muy tarado agarrándose la cabeza.

— ¿¡Me tienes escuchando tus quejas por dos años para no hacer nada?! —Dylan se acerca y lo toma de la camiseta.

— Yo iré tras Mónica —le hablo a Alex, quien parece ser el único medio cuerdo ahora—. Tú evita que ambos golpeen a Austin.

Salgo y veo de reojo cómo Alex sostiene a Tania que patalea por llegar a Austin, quien a su vez intenta librarse de Dylan. No entiendo un cuerno de lo que pasa, pero mi prioridad ahora es Mónica y saber el motivo de sus lágrimas.

Como era de esperar ya no está en los alrededores, camino lo más rápido que puedo para ver si logro alcanzarla. Para mi suerte se encuentra a unos metros de la escuela, para mi mala suerte está en cuclillas en el suelo mientras llora fuertemente.

—¡Mónica!, ¿qué pasó?, ¿qué haces aquí?

Llora un poco más antes de levantar el rostro y hablarme.

—Gracias, de verdad, pero no pude —las lágrimas vuelven—, simplemente no pude.

—¿Estás bien?, ¿necesitas algo? —intento levantarla, pero el claxon de un auto me detiene, son sus padres.

—¡Mónica! —la llaman gritando y todo empeora cuando ella se levanta y se puede ver en su rostro que ha estado llorando—. ¡Maldita, hiciste llorar a mi hija!, ¡Aléjate!

Su madre llega en un segundo hasta donde estamos, tira del brazo de su hija para levantarla y me da un empujón nada sutil que me deja sentada en el suelo.

—Tal vez antes te podías acercar a ella como se te diera la gana, pero ahora que yo estoy aquí ni siquiera vas a poder pensarlo. Agradece que te estoy hablando de buena manera —se agacha hasta mi altura—, no me hagas enojar que no quieres ver las consecuencias.

Se la lleva a tirones mientras sigue gritando, me quedo en el suelo intentando procesar lo que pasó, me agredieron, amenazaron y al final de cuentas no entendí por qué Mónica salió corriendo. Unas manos me toman por los brazos y me ayuda a incorporarme, creo que es Alex.

—No puedes quedarte aquí, la gente te verá raro.

—Ya me ven raro

—Más raro —termina de ayudarme y se aleja un poco para que pueda acomodar la falda del uniforme—. Por lo que veo te preocupa Mónica, bueno a todos, o no hubiéramos ido allí, pero parece que te preocupa más.

—Bueno, yo viví de cerca todo el año en que sus padres acabaron con su voluntad, es la primera vez que veo como confinan a alguien a tal nivel. No quiero que viva eso. Es mi amiga y espero que en algún punto ella logre tener una vida normal donde no la traten así.

—Eso es lo quiere Austin, tal vez no lo sepas, de hecho nadie debería saberlo —se queda pensativo un momento—. Lo mejor es que lo sepas, creo que ellos están comprometidos.

—¿Cómo?, se supone que eso solo pasa al cumplir la mayoría de edad.

—Es mi suposición, algunas veces los vi salir solos o a él yendo a su casa y créeme, eso no es algo que pasa normalmente por aquí.

—¿Por qué crees que es un compromiso?, ¿no pueden solo ser amigos o querer salir?

—No, aquí eso no es posible.

Una historia sin nombre [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora