𝘾𝙖𝙥𝙞́𝙩𝙪𝙡𝙤 𝙎𝙞𝙚𝙩𝙚

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Sus sospechas

Austin Ron

Un mes, ese tiempo tuvo que pasar para que mis amigos volvieran a la normalidad o algo así. Voy de regreso a casa con Dylan, los demás toman la ruta contraria por lo que no nos vemos.

—¿Por qué ocultaste a tu prima?

—No lo hice, solo no lo menciono seguido.

—Sí, pero ¿por qué?

—No quiero meterla en problemas.

—Creo que no lo hiciste muy bien —volteo a verlo con confusión—. Es amiga de quienes pueden darle muchos problemas.

—Es lo suficientemente grande para escoger amistades —me mira con una sonrisa odiosa—. Bien, solo quiero protegerla.

—¿De qué?

—De los malos tratos, es algo que no pude hacer con Mónica —la sonrisa se le borra en segundos, está esperando que termine—, y creo que tampoco lo estás logrando con Tania.

Esa frase es lo que siembra el silencio por el resto del viaje, nos despedimos y apenas abro la puerta de mi casa, aparece Danica entregándome un cojín bordado.

—¿Puedes llevártelo?, vendrán mis amigas y no quiero que lo ensucien.

Tomo el cojín y lo pongo bajo mi brazo antes de dirigirme a las escaleras, cuando voy a medio camino algo hace click en mi cabeza, sus amigas vendrán, es decir, Penélope estará en mi casa. Ay no.

Termino de subir al segundo piso casi corriendo, entro a mi habitación y justo cuando estoy por cerrar la puerta escucho el timbre. La puerta amortigua parcialmente el ruido, pues aún puedo escuchar sus risas y gritos. Trato de concentrarme lo más que puedo en mis libros y cuando por fin lo estoy logrando la puerta se abre de golpe.

—Así que no era mentira, si son parientes.

—¿Qué haces aquí?

—Viendo lo que me prometieron —la rubia termina de entrar a mi habitación y observa todo a su alrededor.

—Fuera.

—Cuando me acerqué a tu prima esperaba beneficios, pero no tantos —intento ignorarla mientras ella sigue hablando de cómo al principio creía que nuestros apellidos solo eran una coincidencia y que ahora que ha confirmado que si somos parientes va a aprovechar cada minuto de su amistad.

—Fuera —no respondo a nada de lo que dice, solo repito la misma palabra esperando que se cumpla.

Viendo que no lo estoy logrando decido salir de la habitación, la rodeo y bajo las escaleras en busca de alguien que la aleje de mí, sé que mi prima no lo hará, así que pongo mi esperanza en la persona que acaba de tocar el timbre de la casa.

Es Dylan.

—¿Podemos hablar?, lo necesito.

Antes de poder responder un grito nos hace voltear y justo en ese instante un cuerpo sale volando hacia mi mejor amigo a quien solo le queda sujetar a la chica de cabello rizado.

—Vaya, parece que tendremos que hacer una boda doble —Penélope habla con burla, no es necesario verla para saber que tiene esa sonrisita de superioridad que acostumbra poner—¿No lo crees Alba?

Su prima no responde, Dylan le susurra algo antes de alejarla, ella asiente y se va sin siquiera ver a la rubia que le grita molesta y la sigue dando alaridos.

—Pasa, hablemos en el patio.

—¿Y mis amigas? —Danica viene bajando con un juego de mesa en las manos, ella no estuvo durante el show de la rubia.

Una historia sin nombre [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora