Capitulo 27

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Alissa

Es viernes y nos dieron la última hora de clases libre dado a qué el profesor de matemáticas se enfermo, o eso fue dijeron.

En vez de ir al estacionamiento e irme tomo el camino a la dirección del instituto, recibí un mensaje de Patrick temprano pidiendo hablar conmigo y si no hubiera incluido que el tema es sobre el abuelo no me presentaría ante el.

En realidad ni siquiera le respondí porque no tenía planeado verlo, pero ya que estoy aquí no me cuesta mucho hacerlo, cuando llegó a la dirección y entro no hay nadie en el lugar, es raro ya que Cindy casi nunca sale de su puesto y la puerta de Patrick está cerrada.

Me acerco a la oficina para tocar, pero unos ruidos adentro me detiene de hacerlo, y no cualquier ruido, son gemidos.

Las exclamaciones se intensifican y reconozco la voz de la persona a la que le pertenecen. Tomo el pomo de la puerta y la abro encontrándome con una escena en extremo desagradable.

¿Por qué lo hice? ¿Por qué demonios abrí la puerta?

«¡Esto debe ser una jodida broma!»

La pelirroja que debería estar en el escritorio de afuera está sobre el escritorio de mi tío, desnuda y con el entre sus piernas.

Ambos se quedan petrificados cuando escuchan la puerta y rápidamente intentan cubrirse, la primera en verme es Cindy que se pone más roja de lo que estaba por una diferente razón, sus ojos conectan con los míos y no hago más que mirarla con asombro para después poner mi cara en blanco.

El siguiente en darse cuenta de que soy yo es mi tío que al darse la vuelta me mira con terror y vergüenza. Doy dos pasos y me topo con el vestido de la secretaria a mis pies, lo tomo y lo levanto lanzándolo hacía ella para que se cubra.

Lo toma empezando a colocarlo mientras sigue escondida detrás de Patrick que se arregla los pantalones.

—Alissa… —intenta hablar, pero lo detengo levantando mi dedo en su dirección.

—No tienes que decirme nada, no a mí —conecto mis ojos con los suyos y me mira suplicante a lo que no hago más que soltar una risa sin gracia—. No sé cuántas veces te he dicho esto, pero, me das tanta pena —murmuro despacio mirándolo con desprecio y me doy la vuelta saliendo del lugar sin importarme su insistente llamado.

Esto es una maldita mierda.

Digo, yo más que cualquiera se que Gabriela engaña a mi tío desde hace años y a el tampoco lo creía una blanca paloma, pero ¿Con su secretaria? Eso es un maldito cliché.

¡Dios ni siquiera me importa a quién se folle! Me interesa mi prima.

No Kathia, por mi la puede pisar un tren, pero Laura no se merece esto, no merece la familia que tiene y que su vida este rodeada de tanta hipocresía y engaños. Lo peor de todo esto es que aunque me siento en la obligación de decírselo no lo voy hacer por la misma razón por la que no me meto en los problemas “familiares” de los Carter… No son mi jodido problema.

(…)

Me tiró a la lona luego de una intensa sesión con el saco de boxeo, estoy sudorosa, mi respiración es un asco, mi cabello está todo fuera de la trenza que me había hecho y mi mente está completamente en blanco.

Por lo menos mi objetivo lo conseguí.

Después de salir del instituto vine directo a la fábrica para encerrarme en una sala de entrenamiento privado con el único objetivo de dejar de pensar en la mierda que se ha convertido mi vida.

No me compadezco a mi misma, todo lo contrario, solo quisiera un maldito respiro por un segundo de todo el caos y de los pensamientos autodestructivos.

Si hago memoria, la última vez que realmente disfrute un momento de mi vida fue hace casi cuatro meses cuando estaba en Cancún con David. En ese corto lapso de tiempo me permití olvidar lo que me agobiaba y creí que todo sería más fácil después de eso, que a medida que pasara el tiempo todo sería más llevadero, que no dolería tanto, pero con todo lo de los últimos meses me doy cuenta de que no es así.

Ayer en la tarde y después de meses de rastreo encontré a otro de los diez hombres que estuvieron el día de la muerte de mis padres, pero lamentablemente no era el más importante, aún así me encargue de que sufriera tachando al número ocho de mi lista y quedando con dos pendientes.

Bufo y suelto un quejido de frustración al ver que mi mente en blanco no duró mucho tiempo y que ahora estoy igual que antes. Recibo una alerta en mi reloj de que alguien pide entrar a la sala de entrenamiento dónde estoy y la pequeña pantalla se enciende mostrando el código de David.

No he hablado con el desde el lunes.

Doy permiso para que la puerta se abra y me quedo en mi posición acostada mirando al techo con una expresión parcial, si fuera alguien más probablemente no lo dejaría entrar. Después de un momento escucho como la puerta es abierta y segundos después cerrada seguido de pasos firmes en el piso, para luego echarse en la lona.

—¿Pensativa Carter? —me encojo de hombros sin ánimos de responder—. Llevo toda la tarde buscándote —se sienta a mi lado en posición de indio—. Me atrevería a decir que me evitas, pero se perfectamente que ese no es tu estilo —sigo sin responder y eso parece exasperarlo así que toma mis brazos y me obliga a sentarme dejándome frente a el—. Muy bien Alissa, ¿Qué te pasa? —suelto una pequeña risa nasal está vez viéndolo a los ojos.

—Nada Dave, solo… Pienso.

—¿En que? —exige y lo miro mal—. Claro, si se puede saber —responde divertido y suelto otro suspiro.

—En cuando fuimos a Cancún ¿Lo recuerdas?

—Nunca podría olvidarlo.

—Todo parecía más fácil y más feliz en ese entonces ¿No crees? —me mira entre curioso y afligido mientras se acerca un poco más a mi al punto que nuestras rodillas chocan.

Extiende su mano y la lleva a mi mejilla acariciándola, le permito el contacto e incluso disfruto tenerlo cerca sintiéndome un poco más tranquila.

—¿Qué te pasa mi bestia de ojos celestes? ¿Qué aflige tu ya atormentado corazón? —su mirada me expresa muchas cosas y desenfoca mi control haciendo que se me escape un sollozo lastimero de repente seguido por una lágrima que me apresuro en limpiar—. ¿Ali que pasa? —le mantengo la mirada, pero mis ojos pican y aún así no dejo que ninguna lágrima más se escape.

—Te extraño Dave —confieso en un susurro entrecortado—. Extraño a mi alma gemela, a mi amigo, a mi cómplice —toma mi nuca atrayéndome hacia el y envolviéndome con sus brazos en un abrazo que correspondo al instante dejándome embriagar por su olor.

Huele a jabón y desodorante lo que me hace entender que acaba de ducharse y de alguna manera el olor me tranquiliza, acaricia mi espalda desnuda y me hace estremecer lo que lo hace reír a el. Su pecho se mueve y me río con el separándome un poco para verlo a la cara.

—Yo también te he extrañado bestia —pega su frente a la mía y mis oídos disfrutan el que me llame por el apodo que me puso siendo solo una niña—. ¿Qué te atormenta ahora mismo Ali? Háblame por favor —sonrió porque siento que de nuevo tengo a la persona que es capaz de traerme a tierra con simples palabras.

Se de sus sentimientos y aún así siento que tengo al amigo a mi lado y no al hombre al que le gusto, nuestras muestras de cariño son constantes en privado o así lo era hasta hace unos pocos meses y es el único además de Hugo al que se lo permito, pero con David es diferente.

Con el es más fácil el acercamiento personal y me conoce lo suficiente para saber cuándo acercarse y cuando no.

—Son muchas cosas Dave.

—Tengo tiempo —se encoje de hombros y simplemente le cuento todo lo que pasó en la última semana.

Le digo de mi situación con Hannah y Laura, mis razones y como me siento al igual que como me sentí ese día en el salón, la desesperación, el estrés del trabajo, como logré encontrar a uno de los hombres que mató a mis padres, como lo hice sufrir y como lo disfruté.

David conoce mis demonios y fantasmas, aún así no me juzga porque me entiende, sabe e incluso comparte mi manera de desahogarme, reconoce que aunque no es la mejor es lo que necesito para estar en “paz”

Además, en dónde estamos metidos las moralidades sobran. El al igual que yo tiene sus propias cargas que son tan o incluso más pesadas que las mías porque nos han enseñado a no tener piedad y a personas como nosotros eso nos queda muy bien.

Lo he visto hacer cosas que asustarían a cualquiera sin ningún tipo de remordimiento y el a mi igual, pero el punto es que somos lo que somos y estamos bien con eso.

—… Ah sí, y para terminar con mi semana de oro Patrick se está follando a Cindy —suelto con ironía y estoy segura de que si el estuviera tomando algo lo hubiera escupido.

Su expresión parece divertida, pero yo me mantengo seria porque la situación no me parece chistosa.

—Pero que… ¿Es en serio? —asiento.

—Los vi hace unas horas en su oficina y aún trato de sacarme esa asquerosa imagen de la cabeza.

—Carajo Alissa ¿Vas a decirle a tu tía o primas? —esta ves si me permito reír.

—No.

—¿Por qué?

—David, eso no es mi problema —trata de hablar, pero no lo dejo—. Gabriela no es ninguna santa paloma, tiene años engañándolo a el y sabemos que lo que es igual no es trampa —hablo segura y el hace una mueca—. La verdad me importa muy poco lo que esos dos hagan, pero sinceramente me molesta un poco lo injustos que están siendo con Laura.

—¿De que hablas?

Frotó mi cara con frustración y aparto el cabello que se me había pegado.

—Mi prima no se siente bien con ellos, sabes lo perra maldita que es Kathia, Gabriela parece tener una sola hija y Patrick está más interesado en su trabajo y su amante que en lo que siente su hija.

—Hay personas que no son buenas siendo padres y no deberían serlo —alborota su cabello con desinterés y se que está recordando su pasado.

—Y otros que debieron tener la oportunidad de serlo —digo a pesar del nudo en mi garganta recordando a mis padres.

—Alissa ¿Has pensado en tener hijos? Digo ¿Quieres tenerlos? —lo miro abriendo los ojos y su pregunta me descoloca por completo.

Abro la boca, pero en realidad no sale nada y el se ríe por mi reacción.

—Mejor cambiemos de tema —asiento y me vuelvo a acostar en la lona, a los pocos segundos el hace lo mismo—. ¿Cómo vas con tu encargo? —pongo los ojos en blanco, pero termino por responder:

—Espero terminarlo a más tardar mañana.

—¿Qué tal vas con Matt?

—No me interesa en lo absoluto, pero aún no asimila dónde está metido —hago una mueca y lo escucho reír.

—Dale tiempo, Alissa —trato de replicar y no me deja—. No todos pueden ser como nosotros, a ti y a mi nos hicieron crecer con esto al igual que la mayoría aquí y para los que no fue así, cuando entraron ya eran lo suficientemente grandecitos para saber lo que hacían y dónde se metían, lo de el fue mero accidente.

—Querrás decir mera estupidez —no puedo evitar rodar los ojos—. En fin… ¿Para que me buscabas?

—Sobre eso… Me voy —las últimas dos palabras me hacen levantarme de golpe.

—Que cara… ¿Cómo que…? Espera ¿A qué te refieres exactamente? —suelta una carcajada sentándose también.

—No te adelantes… Viktor me acaba de decir que me necesitan en Moscú para un asunto con los Vor v zakone.

—Pero tu no pued…

—Es temporal.

—¿Cuánto? —termino por decir.

—No lo sé, pero si va a ser un tiempo considerable —hago una mueca y me quedo callada—. Voy a tratar de estar aquí para tu cumpleaños, se que no te gusta celebrarlo, pero podemos ver películas y… —recibo un mensaje en el reloj y lo interrumpo con un gesto leyendo en la pequeña pantalla.

—Tengo que irme —no espero a que responda y me levanto saliendo de la habitación.

Subo rápidamente llegando al tercer piso saliendo al pasillo y dirigiéndome hacia la sala de inteligencia dónde entro y veo al pelirrojo detrás de una computadora con Koch y Matt frente a el.

—Hasta que al fin apareces —es Koch quien habla de manera sarcástica ganándose un golpe en el brazo de mi parte—. Agresiva.

—¿Qué pasa?

—Desbloquee el teléfono que me entregaron anoche y no tenía gran cosa más allá de muchas marranadas, pero en uno de los correos estaban unas instrucciones para mañana en la noche.

—¿Qué hay mañana en la noche? —es Matt quien me pasa una tarjeta metálica con las letras GP plasmadas a modo 3D y del otro lado una dirección.

—Pasetti ofrece una fiesta para cerrar negocios con unos socios… —empieza a explicar Percy.

—Negocios que van en contra de esta organización y de los cuales no se tenían conocimiento alguno —termino por deducir y este asiente.

Siendo una de las organizaciones criminales más grandes del mundo está tiene cierto dominio sobre muchas partes de este país por lo que los negocios y transacciones que se hagan tienen que ser con nosotros o pasar por nosotros.

Pasetti está siendo demasiado descarado al hacer negocios en nuestra contra bajo nuestras propias narices además de muy iluso al pensar que Víktor no se daría cuenta.

—Dicha fiesta es exclusiva y confidencial, lo que tienes en la mano es la invitación —asiento entendiendo lo que dice.

—Señores —le digo a Matt y a Koch observando la tarjeta—. Preparen sus mejores trajes, nos vamos de fiesta.

El resto de la tarde nos dedicamos a trazar un plan para entrar, cumplir la misión y salir del lugar sin perder la vida en el intento.

(…)

Sábado, 7:35pm

Termino de poner los tacones en mis pies y me levanto observándome en el espejo de cuerpo completo que tengo en mi habitación de la fábrica. Realmente no me reconozco y esa es una de las cosas que más me gustan en este tipo de encargos y una gran ventaja a la hora de guardar mi identidad.

La peluca negra con flequillo me llega a la barbilla y mis ojos están ocultos bajo unas lentillas grises las cuales remarcan el maquillaje con tonos dorados, llevo un vestido de cóctel dorado también con transparencias y unas sandalias a juego que me hacen ver más alta, en si el estilo me hace parecer mayor.

Tomo el abrigo de piel y la pequeña cartera que hacen juego con el outfit y salgo de la habitación cerrando detrás de mi.

Paso rápidamente al ascensor y presiono el botón de la planta superior donde ya me están esperando. Las puertas se vuelven abrir y doy un par de pasos observando a los chicos que me esperan frente a un BMW negro.

Ambos con trajes negros con la diferencia de que Matt lleva pajarita y Koch corbata y chaleco.

No me pasan desapercibidas las miradas de ambos, pero mientras Koch baja la cabeza enfocándose en el celular que saca de su bolsillo Matt me escanea de pies a cabeza sin disimulo alguno y con la boca ligeramente abierta.

—Señores —digo en un tono serio al llegar frente a ellos.

—Señorita —es Koch quien me señala la puerta trasera del coche para después abrirla.

Me abro paso por un lado y entro cerrando con fuerza antes de que el lo haga, a los pocos segundos se suben ellos con Koch como conductor y Matt a su lado.

—¿Tienen todo claro? —pregunto.

—Como el agua —asegura Koch aunque no lo preguntaba por el.

—Niño bonito… —llamo su atención.

—Eh… Si

—¿Seguro?

—Si.

—¿Qué vamos hacer? —pregunto para asegurarme.

Lo último que quiero es que por su culpa algo falle.

—Entramos, descubrimos dónde está Passetti, esperamos una oportunidad, lo matas y salimos sin llamar la atención si es posible —dice de manera casi automática.

El plan que trazamos ayer está claro, gracias al teléfono del tipo del club descubrimos un poco sobre cómo trabajan los hombres de Passetti.

Cómo ya lo sabíamos el tipo está rodeado de mercenarios que casi no lo dejan solo y tenemos que tratar de buscar un momento adecuado durante la fiesta para eliminarlo, no sin antes sacarle información sobre un cargamento de armas que se está movilizando de Italia hacia Chechenia del cual no teníamos conocimiento.

Es decir, el tipo está traficando armas en territorio de la mafia rusa sin consentimiento de la misma.

—Muy bien.

—Tienen los antifaces —ese es otro detalle, la fiesta es con antifaces así que va a ser difícil reconocer a nuestro objetivo. Hago un sonido de afirmación sacándolo de la cartera, hace juego con el diseño de mi vestido siendo también de apliques dorados—. Ten Matt… —veo como le pasa uno que saca del maletero y este lo toma.

—Andando señores —Koch pone el auto en marcha.

Pasamos todo el camino hasta la zona céntrica de la ciudad en silencio, la fiesta es en uno de los hoteles más exclusivos de Beverly Hills, teniendo una fachada de la celebración del aniversario de una empresa que sirve para lavar dinero de negocios sucios.

8:30pm

Llegamos a la cuadra del hotel y una gran cantidad de limosinas y autos caros están pasando y dejando a personas en la puerta del mismo. Al llegar a la entrada unas enormes escaleras nos reciben y se puede observar a una gran cantidad de hombres vestidos de negro repartidos por el lugar y nos cuantos en la puerta recibiendo las invitaciones y revisando que no se introduzcan armas a la fiesta.

Toda esa información estaba en el correo del tipo que interceptamos el jueves lo cual es una ventaja a nuestro favor.

—Que empiece el show —murmuro cuando el carro se detiene al pie de las escaleras y un hombre se acerca abrir la puerta del coche.

Mis acompañantes bajan y no tardan en posarse cada uno a mi lado, los tres con nuestras respectivas máscaras mientras Koch le entrega las llaves del coche al Vallet parking.

Empiezo a caminar derecha y con el mentón en alto subiendo las escaleras con Matt y Koch a menos de un paso detrás de mi.

—Si se supone que no dejan entrar armas, ¿Cómo vas a matar a un hombre? —murmura el niño bonito y no hago más que sonreír con suficiencia.

—No te preocupes por eso, además, hay cientos de maneras de matar a una persona sin un arma —llegamos a lo alto de la escalera y un hombre robusto se nos planta enfrente.

—¿Invitación? —saco la tarjeta del pequeño bolso y se la entrego con una sonrisa ladeada.

La mira por unos segundos, luego a nosotros y finalmente se hace a un lado dejándonos frente a otro hombre igual de alto y fornido.

—La cartera señorita —se la entrego sin problemas y la revisa mientras otro se nos acerca y nos pasa un escáner por el cuerpo a cada uno para asegurarse de que no llevamos armas con nosotros. El escáner no detecta nada y me vuelven a entregar el bolso—. Disfruten la velada —hago un pequeño asentimiento y entramos hacia la recepción principal del hotel.

El lugar está atestado de gente y eso es una ventaja al pasar desapercibidos sin estarlo en realidad, personas con trajes y vestidos caros, pero todas con antifaces que evitan que se reconozcan.

—¿Me permite su abrigo? —una chica de sonrisa amable se me acerca y asiento dejando que me despoje de la prenda quedando con el vestido.

Se va dejándome con mis compañeros.

—Pareces un puto lingote de oro F —es Koch quien habla con una sonrisa y una clara expresión divertida que se nota aún debajo de la máscara completa que lleva.

—Y tu una bola de mier… —empiezo a decir con una sonrisa igual, pero me interrumpe.

—Es un maldito cumplido amiga, relaja el carácter un poco —me encajo de hombros restándole importancia.
No lo decía en serio y se que lo sabe porque sonríe.

Un hombre se nos acerca con una bandeja llena de copas ofreciéndonos champagne, cada uno toma una copa y el camarero nos hace una señal con la mano señalándonos un lugar.

—La fiesta se celebrará en el salón principal, por favor diríjanse hacia el —sin inmutar palabra alguna empiezo a caminar y los chicos me siguen de cerca.

—Voy a empezar hacer reconocimiento, activen los dispositivos y mantengan el contacto, avisen si ven algo —les digo mientras activo el pequeño auricular en mi oreja empezando a caminar lejos de ellos y mezclándome con la gente.

Dos pequeños ruidos me avisan que ellos también encendieron los suyos dejándonos una vía libre para hablar.

—Aquí Halcón uno —es Koch quien responde primero con el protocolo a seguir.

—Aquí Halcón dos —lo sigue Matt.

—Aquí fénix ¿De verdad soy la única que considera ridículo esto? —confirmo el contacto—. Sepárense, Halcón uno al área de la pista de baile, Halcón dos al área del escenario, yo voy a la barra… Ubiquen objetivo y reporten.

—Copiado —confirman los dos y nos dedicamos a buscar.

9:47pm

Ha pasado más de una hora desde que estamos aquí y no hemos logrado dar con nada, el hecho de que todos tengan máscaras nos ha evitado reconocer a alguien y lo único que hemos logrado es perder el tiempo.

Llevo más de cuarenta minutos paseándome por el lugar y hablando con diferentes personas, pero ninguna es la que espero o tiene algún indicio de el.

Me dirijo a la barra del lugar por segunda vez y me siento en un banco soltando un suspiro.

Ya me duelen los pies por estos zapatos.

—¿Han visto algo? —pregunto a mis compañeros con disimulo.

—No —Matt es el primero en responder.

—Nada por aquí —cuando estoy por responder un hombre se posa a mi lado.

—Muy aburrida la fiesta ¿No crees? —me tomo unos segundos y volteo a verlo.

Tiene una máscara de arlequín, es claramente más alto que yo y el traje azul se le marca perfecto en el cuerpo fornido que es acompañado de un marcado acento Italiano y un porte elegante.

—Ya se habían tardado —el bufido de Koch se oye por el audífono.

—¿A qué te refieres? —Matt le pregunta.

—A los buitres —me trago la risa por el comentario y me concentro en mi nuevo acompañante mientras ignoro la conversación que empiezan a tener a través del auricular.

—Bastante aburrida —le doy un trago a la copa de champagne que había dejado en la barra para hacer un poco interesante la situación.

Y no, no estoy coqueteando con el tipo, pero mi intuición me dice que voy poder sacarle algo bueno y mi intuición nunca me falla.

—Si, mi hermano es bastante hermético y tradicionalista con estos eventos… Le encanta lo ostentoso, pero sin perder el toque “pulcro y elegante” —¡Bingo!

—F, tienes que lograr que te diga su apellido —Koch dice lo obvio y me abstengo de rodar los ojos.

—¿Por qué? ¿Qué tiene de importante su maldito nombre? —comenta Matt con tono molesto y eso me confunde y me da ganas de golpearlo al mismo tiempo al no entender algo tan claro.

Según la poca información que tenemos de Pasetti, es el mayor de tres hermanos, pero no tenemos la información de los demás más allá de su apellido y no sabíamos si iban a estar aquí, pero al parecer el destino nos sonríe.

—¿En serio novato? ¿No escuchaste lo que dijo? En pocas palabras dio a entender que su hermano organizo la fiesta ¿Y a quien vinimos a buscar? A la persona que organizo la fiesta —los vuelvo a ignorar centrándome en mi objetivo.

—Bárbara Molina —le extiendo mi mano y la toma, pero en vez de estrecharla la lleva a sus labios y deja un casto beso en ella—, un placer —pongo mi mejor sonrisa de mujer encantada.

—Marco Passetti… Y el gusto es todo mío —escucho una exclamación de victoria de parte de Koch y yo misma celebro por dentro.

A pesar de no verle la cara puedo deducir que el tipo está en sus veintitantos3ee y a través de las ranuras de la máscara puedo ver sus ojos pardos enmarcados con largas pestañas.

—Insisto, il piacere è tutto mio (Insisto, el placer es todo mío) —hablo en italiano y su sonrisa se ensancha.

—A quanto pare la festa non è così noiosa (Al parecer ya la fiesta no está tan aburrida) —se acerca un poco más y se sienta a mi lado llamando al barman—. Un escocés y para la señorita…

—Lo mismo —se nota sorprendido, pero no dice nada y el hombre empieza a servir los dos vasos.

—Come padroneggi la lingua? (¿Cómo es que dominas el idioma?) —termina por preguntar.

—La mia famiglia ha proprietà in Italia e ci andavamo ogni estate (Mi familia, tiene propiedades en Italia e íbamos cada verano) —miento con facilidad y agrego a mi expresión un toque de sentimentalismo para hacerlo más real.

—Che piacevole sorpresa (Que grata sorpresa) —ponen los tragos frente a nosotros y el no tarda en darle un trago.

—E dimmi, che mi dici dell’ospite? Devo confessare che non l’ho visto, o beh … non l’ho riconosciuto tra tante maschere (Y cuéntame ¿Qué hay del anfitrión? Debo confesar que no lo he visto, o bueno… No lo he reconocido entre tantas máscaras) —pregunto de manera sutil.

— Sta risolvendo alcuni problemi, lo conosci? (Está resolviendo unos asuntos, ¿Lo conoces?) —pregunta extrañado.

—Di vista, non ho il piacere di parlare con lui  (Solo de vista, no tengo el gusto de haber hablado con el) —me encojo de hombros para luego tomar un trago del vaso que pusieron frente a mi.

Siento su mirada como si tratará de buscar un atisbo de mentira, pero no lo encuentra porque me aseguro de eso.

—Potrei presentartelo più tardi, ora è con alcuni soci in una delle stanze private dell’hotel … Sai, affari (Puede que más tarde te lo presente, ahora está con unos socios en una de las salas privadas del hotel… Ya sabes, negocios) —no puedo evitar reírme al ver que acaba de decirme lo que quería.

—Sembra perfetto (Me parece perfecto) —abro mi bolso y tomo mi teléfono enviándole un rápido mensaje a Koch.

“Hacercate ya, tenemos que terminar con esto lo antes posible”

—Alissa, ahora no me puedo acercar. Matt, ve hacia allá —le ordena.

—¿Y que mierda hago? —murmura este confundido.

—Solo acércate y síguele la corriente a fénix.

—E dimmi… (Y cuéntame…) —llama mi atención el italiano—. Cosa ti porta a questa festa? Non mi sembri niente di familiare e conosco quasi tutti i presenti (¿Qué te trae a esta fiesta? No me pareces nada conocida y conozco a casi todos los presentes) —trato de imaginar una excusa rápida y estoy por responder hasta que una presencia detrás de mí me interrumpe.

—Buenas noches —creo que es la primera vez que me alegro de escuchar su voz.

—Amor, hola —me volteo con una sonrisa boba en los labios y lo atraigo hacia mi dándole un beso en la comisura de los labios para hacer el teatro más real.

Se queda quieto y temo a qué no reaccione hasta que a los pocos segundos me rodea la cintura con un brazo, oculta la cabeza en el hueco de mi cuello y pasa la nariz por mi piel oliendo con disimulo haciéndome estremecer.

El gesto se me hace un tanto territorial.

—Lamento la tardanza, estaba resolviendo un asunto —deja un pequeño beso en la zona y quiero golpearle las bolas, pero contrario a eso sonrió y volteo hacia el italiano.

—Marco, lo siento… —le doy mi mejor sonrisa— Te presento a Iván, mi prometido. Cariño, el es Marco Passetti, el hermano del anfitrión y me estaba haciéndome compañía mientras te esperaba.

—Me parece bien —se toma la atribución de acariciar mi mejilla con sus nudillos en gesto de cariño y de posesión, tengo que poner todo de mi para no empujarlo—. No quería que te aburrirás sin mi.

—Pues si lo hice hasta que llegó Marcó —hago como si fuera a besar su mejilla, pero aprovecho para susurrar:— Sácame de aquí, ya.

—Bueno, le agradezco que haya distraído a mi hermosa prometida señor Passetti, pero si me disculpa, quiero pasar tiempo con ella —no espera una respuesta y me ayuda a levantarme tomando mi mano.

Empezamos a caminar y con mi mano libre me despido de el, cuando vamos lo suficientemente lejos soy yo quien empieza a llevar a Matt caminando con mucha ira en mi sistema.

Pasamos por el lado de mucha gente y no me detengo tropezando con algunas personas en el camino.

Ayer al enterarnos de la fiesta una de las primeras cosas que hicimos fue revisar los planos del hotel así que me aprendí toda el área de los pisos principales además de las salidas y entradas.

Lo guio hacia afuera del salón por una de las salidas alternas y milagrosamente no nos topamos con ninguna mercenario del mafioso, todo el lugar está lleno de ellos. Pasamos por uno de los pasillos cerca de las salas privadas que sirven para reuniones y conferencias pequeñas, pero me detengo antes de llegar a ellas.

Reviso si hay alguien cerca y volteo a enfrentarlo.

—¿Qué te pasa imbe…? —antes de que pueda terminar la oración siento mi espalda chocar contra la pared del pasillo y sus labios contra los míos.

«Pero que mierda…»


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Ta' intenso😂😂

Buona notte amore mio ... 😉

Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora