Capitulo 40 parte 2

12 0 0
                                    

¿Cómo se termina en ropa interior mojada hasta el tuétano? La fórmula es: alcohol, música, irá y un juego estúpido. Una muy mala combinación, pero para explicar mejor la pregunta abría que explicar todo desde el principio.

Salgo del estudio muy molesta, el puede ponerse todo lo celoso que quiera, pero no tiene el derecho de tratarme así y mucho menos de hacerme una escena.

Lo escucho llamarme por encima de la música, pero lo ignoro saliendo de nuevo al área de la piscina, choco con Koch y trata de hablarme, pero le arrebato el vaso que tiene en las manos y me lo llevo a la boca pasando también de el.

El líquido me quema la garganta y ni siquiera se que es, pero el nivel de alcohol alto es lo que necesitó así que me terminó todo el contenido.

La música está tan alta que retumba en mis oídos y mi pecho, de repente soy tomada de las manos y llevada al centro del lugar donde Felipe está bailando con Carla y Vraida con Kino.

Laura y Hannah me invitan a moverme y les dedico una sonrisa que no siento antes de empezar a mover las caderas.

Nightmare comienza a sonar de repente y me detengo con los primeros acordes para posteriormente comenzar a sonreír como loca con la voz de Halsey, en mi cabeza solo se repiten tres palabras y me empiezo a mover de nuevo cuando la melodía me envuelve.

«Mi puta canción»

La letra me describe tan bien que solo siento una descarga inconfundible de euforia y adrenalina llenarme.

Las chicas me acompañan al tiempo que empezamos a cantar y las personas alrededor también se acercan, no sé quién diablos me pasa un trago, pero me lo tomo todo sin dejar de moverme y dejo el vaso no sé dónde.

Pocas veces me e sentido así sin tener varios tragos en el cuerpo y una que otra sustancia, pero hoy es así sin siquiera saber porque y he pasado por tantos sentimientos en las última hora y media, o mejor dicho todo el maldito año, que creo que lo único que quiere mi cerebro es un respiro por lo que solo me desconectó dejándome llevar.

Mi prima y Hugo me abrazan y un “¡Que empiece la fiesta!” Es el inicio de la locura.

La siguiente hora pasa entre alcohol, música y baile dejándome sin tiempo de pensar en nada, rio como desquiciada viendo los pasos de baile de mis acompañantes, bailo con Dereck, Felipe, Percy, Mike e incluso Maison que me parece menos insoportable que en otras ocasiones.

Las canciones van del pop, a la electrónica, al Reguetón de manera variada y cuando los primeros acordes de bichota se escuchan todos explotamos en euforia. Puede ser en español y no todos entienden lo que dice, pero no conozco a nadie que no se mueva al ritmo de Karol G.

Algunos, incluyendome, cantamos el inicio de la canción y soy tomada de las caderas por Terrence quien me invita a bailar y no me niego.

El hombre de casi treinta años es guapo y huele bien, pero se mueve mucho mejor demostrando la experiencia en los movimientos fluidos que suelta lo que me anima a bailar con el como lo aprendí hace un par de años en un viaje que hice a Colombia.

El trabajo que hacemos es una mierda, pero bien que tiene beneficios como por ejemplo aprender de diferentes culturas y el perreo es ley en Latinoamérica.

Tengo calor, estoy sudando, medio ebria y no me importa porque estoy disfrutando mi jodida vida como Dios manda.

Las notas distintivas de la bachata se empiezan a oír alrededor y soy tomada de nuevo, pero está vez siendo atraída por David a quien no puedo evitar sonreírle con complicidad cuando toma una de mis manos con la suya y la otra la lleva a mi cintura a la vez que yo llevo la mía que quedo libre a su hombro.

¿Quién podría resistirse a una bachata? Yo no.

Nos empezamos a mover de manera fluida cuando la voz de Prince Royce canta carita de inocente y la letra de la canción es una jodida patada en el estómago porque me hace pensar en el, pero también en cierto espécimen de ojos verdes que se que nos está mirando.

Me da la vuelta haciendo que quede de espaldas a su pecho cuando la canción toma un ritmo más lento y nos movemos más sincronizados mientras nuestras manos están sobre mi abdomen.

Definitivamente las clases de música latina si funcionan.

Me da varias vueltas, me pega mucho a el y nuestros pies no se equivocan ni en un solo paso para terminar conmigo inclinada hacia el piso cuando la canción se acaba.

Solo escucho los aplausos y me enderezó abriendo los ojos que ni siquiera me había dado cuenta tenía cerrados. Durante toda la canción solo lo vi a el, pero cuando no era así los mantenía sellados disfrutando del momento.

Miro alrededor y me doy cuenta de que nosotros éramos los únicos bailando ya que todos se apartaron para darnos espacio haciendo un gran círculo a nuestro alrededor.

—¡Lissa, eso fue increíble! —Hannah, Laura y Silver llegan a nosotros primero.

La música bajo un poco.

—Joder, necesito tomar clases de bachata —se queja Silver haciendo puchero.

—¿Dónde aprendieron a bailar así? Yo quiero. Me voy a Puerto Rico si es necesario —Laura está agitada y me preocupa que esté tomando alcohol, pero me tranquiliza el hecho de que aquí no le pasará nada o de lo contrario rodarán cabezas.

—Lau, la bachata es originaria de República Dominicana.

—Bueno, para allá me voy.

—Procura no tomar tanto —le aprieto una mejilla que de por sí ya las tiene sonrojadas—. Yo si necesito un trago, doble —me aparto de ellos sin mirar a David ya que no quiero hacerlo y voy directo a la mesa de bebidas.

—¿Qué paso con Matt, Lissa? —Hannah se me pega atrás.

—¿Con quien? —me hago la desentendida sin querer hablar de el.

—Jajá, que graciosa, estoy muriendo a carcajadas…

—Mira Hannah, la estoy pasando muy bien —me sirvo un vaso de whisky hasta el tope y le doy un trago—. Estoy segura que ninguno aquí quiere que eso cambie así que procura cambiar de tema.

—Alissa, solo estoy tratando de saber que paso. Ustedes se fueron juntos y de repente cuando regresan Matt parece querer emborracharse hasta el coma, pero no para divertirse ¿Le viste la cara? Mientras todos nos divertíamos y bailábamos el estaba aquí tomándose hasta el agua.

—¿Y que quieres que haga? —me encojo de hombros tomando la mitad del vaso de licor haciendo una mueca y me lo arrebata.

—¡Que me digas que pasó carajo!

Suelto un bufido de frustración y me debato entre hablar o no.

No estoy lo suficientemente borracha gracias al baile, pero si un poco mareada, aún así no sé si sea suficiente para hablar de esto.

«Al carajo»

—Se molesto porque mientras me estaba besando sintió en mi el olor del perfume de David e intento hacerme una escena de celos, pero lo mandé a la mierda y Voila, eso es todo.

—Oh ¿Y entre tu y David…?

—Solo me dio un abrazo tarada —la miro mal—. Su loción es muy fuerte, de hecho ahora que bailamos huelo mucho más a él.

—¿Y tu porque te molestaste?

—Porque trato de hacerme una escena.

—¿Y?

—Que eso no me gusta.

—Pero tu le gustas, es normal que sienta celos.

—Pero eso no le da el derecho de hacerlo y menos de gritarme, no somos nada.

—Porque tú no quieres.

—No me gusta que me quieran mangonear.

—Solo no sabe cómo manejar lo de ustedes.

—No trates de justificarlo.

—Tu trata de entenderlo —nos quedamos en silencio unos segundos y soy yo quien le arrebata el vaso de las manos está vez tomando otro gran trago ya que el ardor en mi garganta me distrae—. Míralo de esta manera, imagina si la situación fuera al revés, tú lo estás besando y de repente sientes el olor del perfume de otra chica que sabes que se muere por el…

—David no…

—Alissa… —me mira con advertencia demostrando que algo sabe.

—El no lo sabe.

—Cariño, todos lo sabemos. Que nadie lo diga no quiere decir que no nos damos cuenta.

—¿Y si así fuera que…?

—Solo imagina lo que te estoy planteando ¿No hubieras hecho lo mismo?

Tomo otro trago antes de responder.

—Tal vez… —acepto alargando las palabras después de muchos segundos de silencio.

La verdad no se que hubiera hecho, pero probablemente no hubiera sido nada bonito.

—Solo ponte en su lugar Alissa y más ahora que todos vimos como bailaste con David.

—Solo fue un baile.

—Desde afuera no se vio solo como un simple baile, ustedes tienen mucha química.

—Es porque hemos compartido demasiado y…

—No es el momento para hablar de eso Lissa, pero considera lo que te pedí —me suplica y de verdad lo hago.

Lo entiendo, pero eso no quiere decir que vaya a ir a buscarlo o a pedirle perdón, yo no hice nada malo y el no tuvo porque tratarme así.

—Hannah… —Hugo llega para salvarme la noche—. No hay más chocolates rellenos de maní y las personas están preguntando por ellos.

—Guardamos más en la cocina, voy por…

—Yo los voy a buscar —me ofrezco y antes de que me digan algo más ya estoy en dirección a las escaleras.

Ni siquiera se dónde están los chocolates, pero como que tengo ganas de comer unos cuantos.

Entro a la casa y cuando llego a la cocina me quedo hecha una piedra en la entrada, esto no…

Oh Dios mío, pero… Carajo ¿Cómo?

Santa madre de los condenados esto no puede ser.

Dereck le está comiendo la boca a Laura ¿O es al revés? Ni siquiera lo sé, solo se que… Oh Diosito, se que no te pido muy seguido, pero dame capacidad de entendimiento porque te juro que esto me dejó fuera de base.

Se siguen besando lo que me da a entender que no me escucharon llegar así que reaccionando aclaro mi garganta y los dos se separan como si les hubieran echado acido encima mirándome asustados.

Los miro a los dos no buscando una explicación sino tratando de grabarme sus caras.

—Ratón, no es lo que parece.

—Se que estoy medio tomada, pero no creo que sea como para tener alucinaciones.

—Dereck solo me estaba ayudando con una basurita.

—Y supongo que esa basurita estaba dentro de tu boca y que su lengua es muy buena para buscar “basuritas”. No me quieras ver la cara de estúpida Laura que no acabo de llegar.

—Te juro que es la primera vez que pasa —la miro y está al borde del colapso.

—Hoy no quiero saber de esto —murmuro con cansancio terminando de entrar a la cocina.

—Alissa…

—Que hoy no Dereck, solo quiero pasarla bien así que si no quieren que esto se acabe mejor no lo mencionen. Deberían ir afuera, todos nos estamos divirtiendo —no los miro, solo empiezo a buscar los benditos chocolates.

Escucho unos pasos saliendo de la habitación y debido a que eran tacones deduzco que era Laura, pero Dereck sigue ahí.

—Te juro que no estoy jugando con ella.

—Nada de lo que digas ahora me vale leoncito, estoy demasiado dopada para eso. Es como si mi cerebro estuviera desconectado y actuando con un chip que solo le permite pensar en emborracharse hasta la inconsciencia ¿Sabes dónde están los jodidos chocolates con maní? —le hablo mientras abro y cierro gabinetes.

—Están en la nevera —la abro y si, hay una bolsa de chocolates rellenos de maní la cual tomo—. ¿No quieres hablarlo?

—Por hoy no, tal vez mañana o pasado, lo que si te puedo decir ahora es que tengas cuidado con lo que haces Dereck —me volteo a observarlo muy seriamente—. Hasta ahora solo me has conocido como amiga y no tienes ni idea de la pesadilla que puedo llegar a ser cuando me tocan los cojones… O si la tienes solo que no lo has vivido en carne propia —finalmente le sonrió de manera maliciosa—, esperemos que siga siendo así.

Salgo de la cocina dejándolo ahí muy pálido.

Ni siquiera voy a pensar en lo que acabo de ver porque terminaría arruinando mi humor.

Vuelvo con los chocolates, se los entregó a Hannah y la música se detiene de repente.

—¡Todos préstenme atención, es hora del karaoke! —grita Hugo por un micrófono que no se de donde saco y todos aplauden volviéndose locos—. Ey, Ey cálmense que la cosa es así. Dado a qué hoy estamos celebrando a alguien… —me busca con la mirada y cuando me encuentra me dedica una sonrisa maliciosa que no me gusta—, ese alguien va a ser la encargada de cantar la primera canción.

La atención de todos pasa a mi cuando me señala y yo niego inmediatamente.

—No, no, no, no y no.

—Lo siento Ali, no tienes opción —de repente alguien me empuja desde atrás.

Me volteo encontrándome a David y lo veo mal, pero no dejo de caminar hasta donde está Hugo, en el camino tomo la mano de Hannah y la de Laura arrastrándolas conmigo y se niegan, pero terminamos llegando al lado de Hugo.

—Si yo hago esto ustedes también —las amenazó mientras Hugo nos pasa unos micrófonos.

—Esto va a estar increíble —murmura mi amigo.

En realidad ya parece ebrio, de hecho algunos lo están o están a punto de estarlo.

—¿Tienes otro micrófono? —asiente y me lo pasa—. Silver… —la llamo y llega dando saltitos emocionada—. Es hora del show nena —le digo dándole el micrófono y una nalgada que la hace reír.

Las presentaciones ya se hicieron y por lo que vi se llevó muy bien con Hannah y Laura así que las chicas la reciben de inmediato, nos ponemos de acuerdo en la canción que queremos y le decimos a Hugo quien pone la pista de inmediato.

Cuando empieza a sonar todos reconocen la canción y empiezan a gritar emocionados.

Las cuatro cantamos la intro de worth it de fifth harmony y es Hannah quien canta la primera parte dándonos la entrada haciendo como si estuviera en un auténtico concierto, le sigue Silver y luego las cuatro nuevamente, cuando terminamos el coro soy yo quien canta la parte de Camila cabello y me sigue Laura dejándonos a todos con la boca abierta por la manera en como se desenvuelve.

Yo la había visto así cuando estábamos solas o con Hannah, pero nunca delante de tantas personas y es grato hacerlo porque se nota que está cómoda, además de que tiene bonita voz.

Todos aplauden bailando y noto la mirada que le da Dereck, pero mi atención cambia de inmediato a Koch y el niño bonito que están saliendo de la casa.

Conectamos miradas por unos segundos y soy yo quien rompe el contacto volviendo a la canción. Terminamos y todos nos aplauden de nuevo, estoy más relajada, pero siento una presión en mi cuerpo poco normal.

Nos felicitan y los siguientes en pasar son Percy y Vraida quiénes cantan échenme la culpa de Luis Fonsi y Demi Lovato, Percy no es buen cantante y Vraida apenas se defiende, pero nosotros los aplaudimos como si fueran los mejores del mundo.

El siguiente es Mike que como auténtico presumido toma el micrófono.

—La siguiente canción se la quiero dedicar a la chica más jodida que he conocido en mi vida —habla por el micrófono con coquetería y camina hacia mi tendiéndome su mano—, señorita —ruedo los ojos, pero la tomo y me guía a su lado.

Quedamos frente a todos y el le indica a Hugo que ponga la pista que ya había elegido previamente.

De inmediato empieza a cantar Youngblood como un auténtico profesional y no sé si es el hecho de que lo haga tan bien o que es una de mis canciones favoritas, pero mis ojos se empeñan.

No suelta mi mano mientras canta y quedó gratamente sorprendida porque todos lo escuchan, pero solo me está cantando a mi, me muevo al ritmo de la canción bailando con el y cantando para mí misma disfrutando.

La canción termina y como iniciativa propia me subo sobre el dándole un gran abrazo que corresponde sosteniéndome en el aire.

El alcohol me suelta más de lo que pensaba.

Todos le aplauden y cuando me separo hace una pequeña reverencia a la que yo rio.

—Que guardado te lo tenías Mike, cantas muy bien idiota.

—Es uno de mis tantos talentos —me guiña un ojo y le entrega el micrófono a Hugo.

Mi amigo llama al siguiente y Felipe pasa al frente.

—Se que no estamos aquí para esto, pero quiero aprovechar para decirle algo a mi chica con la siguiente canción —le susurra algo a Hugo y ese asiente sonriéndole con complicidad yéndose de nuevo a la consola—. Carly, eres perfecta cariño —le dice a través del micrófono mirándola solo a ella.

Está a mi lado y se lleva las manos a la boca sorprendida cuando la canción empieza a sonar.

Perfect inunda nuestros oídos con una voz melodiosa pero profunda y todos nos quedamos con la boca abierta, el doctor le esta cantando una de las canciones más románticas de la historia a su novia frente a nosotros y lo hace realmente bien.

El romanticismo normalmente me da jaqueca, pero esto es tan bonito que no puedo evitar sonreír.

Felipe toma la mano de Carla y la lleva hacia su pecho para que toque su corazón, luego la pega completa a el bailando con ella sin soltar el micrófono y el acto así como la forma en la que la mira hace que un recuerdo flash pase por mi memoria.

—Te amo tanto —le dice mamá a mi padre mientras esté la pega a su pecho y se empiezan a balancear con la lenta melodía que suena de fondo.

Una ligera lluvia cae afuera y la noche está helada, pero el calor de la chimenea en el salón calma un poco el frío, las luces están tenues y el libro que reposa sobre mis piernas envueltas por una manta perdió interés ante la bonita escena.

—Dudo que tanto como yo, ustedes son mi vida —le responde el al tiempo que voltea a mirarme con una gran sonrisa y abrasa a mi madre contra su pecho como si quisiera protegerla del mundo y me susurra un “Te amo princesa Alissa” inaudible, pero que entiendo a la perfección.

Reaccionó cuando todos estallan en aplausos y la pareja se está besando tiernamente frente a nosotros.

Una lagrima rodando por mi mejilla y una sonrisa triste son las que me hacen apartarme yendo en dirección a la mesa de bebidas, tomar una botella de vodka y llevarla a mis labios tomando más de lo debido.

Tocan mi hombro desde atrás y limpio cualquier rastro de humedad de mis mejillas antes de voltear.

Gracias a Dios el maquillaje que llevo es aprueba de agua porque ya lo hubiera arruinando.

Terrence me mira de manera vacía, sin ninguna expresión aparente, casi como si fuera el cubo de hielo mas frio del universo y por alguna razón me veo reflejada en esa expresión porque creo que así me veo yo la mayoría del tiempo y creo que así estoy ahora.

Recuerdo las palabras que me dijo hace unos años cuando fue el encargado de adentrarme en mi primer trabajo en la mafia rusa el cual fue de simple espionaje.

“Mostrar tus emociones ante los demás es darles el poder de joderte y nadie puede tener ese poder más que tú”

Me arrebata la botella de las manos y se la lleva a la boca dándole un trago incluso más grande que el que yo había tomado anteriormente sin dejar de mirarme. El es ese tipo de personas que hablan más con la mirada que con las palabras y ahora pareciera querer recordarme lo que ya se.

El no es de esos tipos que quieren aparentar ser rudos sino que de verdad lo es, no le va a importar quién eres o donde estés, si le tocas los cojones te va a romper el cráneo sin dudarlo y es que lo ha hecho un par de veces frente a mi.

Hay que saber manejarlo porque paciencia no tiene y encontrarlo de buenas es difícil.

Cada persona es un libro cuyos capítulos se escriben diariamente y los de Terrence están llenos de cosas muy oscuras y retorcidas las cuales darían miedo siquiera contar.

Es que cuando crees que la has pasado mal hay personas que lo han pasado mil veces peor, pero así mismo existen dos tipos de personas, las que se victimizan y las que hacen con sus desgracias un arma de doble filo.

Terrence es la segunda porque el no dice “me jodieron”, dice “intentaron joderme y yo los jodi peor”

—¿Todo bien?

—Todo perfecto —respondo con su mismo tono, monótono y sin vida.

Mi voz sonó más ronca de lo normal por el trago.

Me da una media sonrisa antes de tomar otro largo trago del vodka y pasarme la botella.

—Tomate algo más fuerte, esa mierda sabe a agua —sin más se va dejándome con una sonrisa de incredulidad en el rostro.
Increíblemente logro que me sintiera mejor.

Tomo otro largo trago de la botella mareándome en el acto y de repente soy tomada del brazo siendo llevada a la gente de nuevo, Hugo me deja frente a todos y me pasa otra vez el micrófono pidiéndome que cante otra vez.

No me niego y sonríe de manera maliciosa cuando le digo que canción quiero que ponga.

La pista de dangerous woman se toma el lugar y la empiezo a cantar con todo mi empeño en ella, no soy Ariana grande y no llego a sus notas, pero me divierto haciéndolo y el que todos griten y me aplaudan animándome solo me hace ponerle más de mi ya que la canción me encanta.

Juego con mi cabello moviendo las caderas en un intento de parecer sexi y no sé si lo logro, pero los gritos intensificándose me animan más y termino acercándome a Mike cantándole un pedazo de la canción de manera provocativa, luego a Max quien aprovecha para darme una nalgada cuando me doy la vuelta, luego otro pedazo a Thomas quien me mira sorprendido cuando dejó un ligero beso en la punta de su nariz y finalmente me encuentro con Matt frente a frente.

Podría alejarme e ignorarlo, pero no lo hago, poso mi mano en su abdomen sin dejar de cantar y la subo lentamente por su torso clavando mi vista en sus ojos dándole un claro desafío, la canción está por terminar y cuando llegó a la parte superior de su pecho trato de separarme, pero ni siquiera termino la canción porque me toma de la nuca con brusquedad y estampa su boca contra la mía.

¡Jodida mierda!

Mueve sus labios sobre los míos con impaciencia y rabia, juro por dios que quiero negarme y apartarlo, pero… No, en realidad no quiero.

Le correspondo al instante enterrando una de mis manos en su cabello mientras la otra sigue sosteniendo el micrófono, envuelve uno de sus brazos en mi cintura y la otra la mantiene firme detrás de mi cabeza para que no me mueva, pero en realidad no planeo hacerlo.

Su lengua hace la aparición estelar y le doy entrada cuando el cosquilleo en mi vientre se intensifica, las manos me sudan y una corriente recorre toda mi espina dorsal, el vértigo se presentó desde el principio y siento que voy en caída libre y sin paracaídas cuando el beso se torna más lento, pasional y dulce dejando ver al chico que me beso así desde la primera vez porque este es el y aunque me asusté debo admitir que me gusta más así.

Se separa de manera lenta llevando mi labio inferior entre sus dientes y lo aprieta suave antes de soltarlo.

Tengo el corazón queriendo salirse de mi tórax y todo empeora cuando el lugar se llena de silbidos y aplausos.

No me importa lo que digan ni piensen, pero siento que me expuse, es como cuando tienes uno de esos sueños dónde vas desnudo a la escuela y no sabes que hacer, así me siento en este momento.

Lo suelto porque no lo había hecho y lo empujó ligeramente para que me libere, lo hace y rápidamente le entrego el micrófono a Hugo que me mira preocupado y no sé si es mi cara que lo tiene así, pero lo ignoro y subo los escalones para entrar a la casa.

No corro, simplemente camino con la cabeza hecha un lío y viéndome molesta de repente al cuestionarme si lo hizo por marcar territorio o porque simplemente tenía ganas de hacerlo y si fue por la primera eso me haría enojar.

Subo las escaleras y me encierro en mi habitación dando un portazo justo cuando mi cabeza piensa en…

—Te conozco tan bien Carter —me sobresalto al escuchar la voz en la oscuridad, pero me tranquilizó cuando me doy cuenta de quién es.

Buen momento para aparecer justo cuando estoy pensando en el.

No enciendo la luz, pero tampoco me muevo, me quedo contra la puerta sin saber ni siquiera que decir.

Me quedé en blanco.

—Sabia que vendrías aquí cuando dejarán de besarse aunque no imaginé que tardarían tanto…

Lo veo levantarse del sofá donde estaba sentado y caminar hacia mi de manera lenta, casi como un león acechando a su presa.

Cuando llega frente a mi se detiene a solo un paso de distancia, pega sus manos a la madera de la puerta acorralándome y se inclina sobre mi dejando su rostro a escasos centímetros del mío.

—¿Ustedes tienen algo? —pregunta sin tapujos y sin una emoción aparente.

Apenas puedo verlo con la poca luz que entra del balcón, pero sus ojos brillan en la oscuridad de una manera que hace que mi pecho se comprima y no se si es por la oscuridad en sus ojos demostrando la ira encerrada en ellos o por la lucha entre esa emoción y el dolor que se filtra por sus pupilas.

No he olvidado lo que el siente por mi, puede que no lo mencioné, no lo evoque y trate de ignorarlo a toda costa por la revolución que me causa eso, pero se que el sentimiento está ahí, se que acabo de lastimarlo y ahora mismo nada me duele más que eso.

Niego a su pregunta siendo incapaz de hablar y el no deja de mirarme a los ojos.

Suelta una sonrisa pequeña que no le llega a los ojos y se acerca solo un poco más.

—El te gusta —no pregunta, afirma de una manera tan baja, tan imperceptible que dudo siquiera haberlo escuchado, pero si lo dijo.

Lo dijo y no sé porque el que el lo haga lo hace tan real, lo dijo y le costó porque lo noto en sus ojos, en como su nariz se arruga ligeramente, en como su labio inferior tiembla, lo dijo y le dolió porque la lágrima que rueda por su mejilla derecha lo demuestra.

Esto está mal, esto esta muy mal porque David Maxwell no llora, nunca lo he visto llorando y nunca espere hacerlo. Menos si la razón de eso soy yo.

Se inclina aún más hacia mi dejando menos de un centímetro de separación de nuestros rostros y creo que me va a besar, pero no lo hace, en el último momento sube hasta mi frente y deja un ligero beso ahí, un beso con sabor amargo.

—Lo único que quiero es que seas feliz Alissa, y si es con el lo respeto —susurra antes de apartarme de manera delicada y salir de la habitación.

Pero ¿Por qué siento que me lanzó al vacío?

No sé cuánto tiempo me toma recuperarme de esa sensación de culpa en mi pecho, solo se que después de casi media botella de whisky que tenía escondida en mi armario me empecé a sentir adormilada y eso era justo lo que buscaba.

No llore, no solté ni una lágrima, pero siento que por dentro tengo una represa que en cualquier momento se va a quebrar.

Me levanto cuando tocan la puerta ya que estaba sentada en el piso del armario frente a mi espejo de cuerpo completo como una completa miserable, me tambaleó un poco por los tacones, pero me compongo rápido.

Arreglo mi vestido, mi cabello y si no fuera por el sonrojo en mis mejillas y mi nariz por mi no tan ligero estado de ebriedad me vería increíble.

Abro la puerta a la cual le había pasado seguro y me encuentro con Hannah y Laura viéndome con preocupación.

—¡Ey! Hola chicas —las saludo más animada de lo normal dejando en evidencia el nivel de alcohol en mi cuerpo.

Ellas por el contrario aún no parecen borrachas.

—Pensamos que te estarías cortando las venas —bromea Hannah.

—Ganas no me faltaron —comento con fingido pesar y sus rostros toman una expresión de horror colosal—, pero vamos chichas ¿Qué tan patético sería que una chica multimillonaria, acabando de cumplir 18 se suicidara en su increíble fiesta de cumpleaños en su aún más increíble, grande y solitario casa? ¿Se imaginan los titulares en los periódicos? —me empiezo a reír sin razón alguna y se miran aún más preocupadas—. No, sería muy escandaloso, además mi vestidos es muy bonito para mancharse de sangré —hago un puchero.
Ya me pegaron los cambios de humor.
—Primis.
—Oigan ¿Qué hora es? —me pregunto a mí misma con sorpresa y vuelvo a entrar a la habitación buscando un reloj, me encuentro mi teléfono y…— ¡Demonios! Ya casi se termina mi cumpleaños y aún no comemos pastel, chicas yo quiero pastel.

Laura intenta hablar, pero Hannah no la deja y se acerca a mi tomando mi mano.

—Vamos a comer pastel Lissa —susurra con la voz entrecortada y los ojos empañados.

Hago otro puchero y la atraigo a mi abrazándola.

—¿Por qué vas a llorar Hanny? No llores, mira que tenemos que estar felices, si, muy felices. Es mi cumpleaños, hay alcohol, comida, chico guapos, buena música, somos hermosas y ¿Qué más podríamos pedir? ¿Qué jodida mierda se necesita para ser feliz en este mundo de porquería? —mi oración empezó con un tono alegre, pero termina con un lastimero sollozo.

Hannah me aprieta y siento a Laura abrazarme por la espalda también sollozando y ni siquiera se porque o como las tres terminamos así.

—Las amo chicas —confieso y me aprietan más en un abrazo que de verdad necesitaba.

—Y nosotras te amamos a ti —responden al mismo tiempo haciéndome reír.

—Ya, vamos a comer pastel perras —nos separamos, las veo limpiar sus rostros, hago lo mismo y juntas salimos de la habitación.

Al regresar a la fiesta todo está en su máximo apogeo, las luces marean, las personas bailan y se divierten, incluso David que pensé que se había ido está bailando con Silver.

Me voy a la consola de música y estoy tan dopada por el alcohol que me le tiro encima a Hugo quien me recibe abrazándome.

—¡Hugo, te amo! —le grito en el oído.

—¿Cuántas botellas te tomaste? —me pregunta entre risas sin soltarme.

—No más media de whisky añejo, ¿Sabes? De esas que saben a estiércol, pero que te dejan con una resaca de aquellas.

—Si, ya sé cuáles son —no está tan borracho como yo, pero también está pasado de tragos.

—Es hora de picar mi pastel, quiero mi pastel —asiente y apaga la música.

Todos se quejan, pero el los calma haciendo señales graciosas con las manos.

—¡Es hora del pastel señores, la señorita quiere su pastel!

Todos aplauden y entre Thomas y Max mueven la mesa a un lugar más céntrico, me obligan a colocarme detrás del pastel y ellos a mi alrededor.

Veo flashes de teléfonos, uno que otro “sonríe” se escucha y yo creo que lo hago, pero no puedo perder la vista del pastel de tres pisos con unas velas en forma de dieciocho frente a mi, de repente todos empiezan a cantar el feliz cumpleaños y caigo en cuenta de que es la primera vez en nueve años que hago esto y que la última vez tenía a mis padres a mi lado cantándolo conmigo.

En mi memoria se reproduce el recuerdo de los cumpleaños siguientes, de lo miserable que me sentí y no sé cómo hago para contener las lágrimas y fingir una emoción que no siento, pero lo logro y creo que me merezco un puto Oscar por esto.

Terminan y es Dereck quien me pide que pida un deseó.

—Antes de soplar estás ridículas velas quiero contarles una pequeña anécdota, pero primero díganme la hora —digo lo suficientemente alto para que todos me escuchen y es fácil ya que tenía su atención desde el principio, Silver me da las 11:57 y yo sonrió con ironía—. Yo nací justo a las 11:59 del 22 de abril…

Empiezo hablar.

—Y desde que tengo memoria todos mis cumpleaños de niña fueron de día o en la tarde, pero cuando llegaban las 11:58 mis padres me despertaban y ponían frente a mi un pastelito con una velita encendida —no sé si sea el alcohol, la nostalgia, el que me sienta destruida o una mezcla de todo, pero necesito soltar esto—, entonces, mi madre me decía “Pide un deseo de corazón, nada material, algo que haga al universo sentir tanta ternura que le sea imposible negártelo" yo cerraba los ojos y pedía algo con todas mis fuerzas para después apagar la vela y déjenme decirles que eran deseos muy simples aunque también un poco egoístas.

Miro la llama consumiéndose frente a mi y sonrió sin ganas e incluso con desdén.

—Pedía que las personas que amaba fueran eternas y que nunca me dejarán sola ¿Y saben que? El universo no me cumplió ese deseo y lo más jodido es que no importa cuántos cumpleaños tenga, cuantas velas apague o con cuánto corazón lo pida, ese deseo jamás se va a cumplir —apago la vela y en el momento que se supone todos deben aplaudir se escucha un sepulcral silencio.

Me aparto, tomo una botella de la mesa que hay detrás de mi y camino en dirección a la piscina, me siento en una tumbona mirando hacia el inmenso bosque más allá del jardín y tomo un largo trago que ya ni siquiera me quema la garganta.

Bendito tequila.

David llega y sin decir una palabra se sienta a mis pies con otra botella, pero de whisky, en las manos, luego lo hace Hugo quedándose en la mesita que separa mi tumbona de la otra con una cerveza y así sucesivamente lo hacen todos a mi alrededor en silencio y con tragos en la mano que empiezan a tomar, incluso Laura que llora en silencio lo hace tomando de un vaso desechable.

Es como si todos estuviéramos brindando en silencio y no lloro, pero tampoco sonrió.

—Salud por los deseos que no se cumplen —brinda David levantando su botella al aire y dándole un trago.

Los demás hacen lo mismo.

—Yo pedí tener súper poderes y no sé me cumplió —confiesa Max robándome una pequeña sonrisa y bebiendo.

—Yo pedí ser una súper modelo —lo sigue Silver repitiendo el mismo patrón.

—Yo pedí que mis padres me quisieran —comenta Laura y nadie la mira, todos seguimos viendo al horizonte como si fuera lo más interesante del mundo—, y un poni —nos hace reír por la manera en que lo dice y es extraño que estemos tomando este momento con humor.

—Yo pedí padres —suelta Terrence de repente y me sorprende.

La voz ronca y el acento ruso hicieron sonar las palabras como algo irreal, pero es cierto así que me tomo otro trago en su honor.

—Yo pedí que mi padre cambiará —ese fue Matt y su voz sonó inusualmente oscura.

No está muy lejos de mi.

—Yo que mi madre se curará del cáncer —la voz de Hugo suena opaca y un poco sosa a pesar de que está a mi lado y con una mano llevo la botella a mi boca nuevamente mientras que con la otra tomo la suya libre que está cerca de mi.

La aprieta con fuerza y yo acaricio su dorso con mi pulgar.

—Yo pedí que mi madre dejara las drogas —comenta Mike burlón, pero es como si se burlara de si mismo por algo estúpido que hizo cuando en realidad es todo lo contrario así que por el le doy otro trago a la botella.

—Yo pedí que mi padre volviera a casa —la tristeza en la voz de Hannah es muy notable y por eso bebo otro trago.

—Yo pedí que mi hermano no se lastimara más —murmura Maison también con voz dura.

—Yo pedí que no me llevarán —se que no todos entienden a Koch porque el trasfondo de esto está en el trabajo que hacemos.

Cada quien tiene su historia y la de Koch es que a él lo secuestraron por una deuda de su familia, su padre intento salvarlo y lo mataron mientras a él lo tienen amenazado con que si contacta a su familia, deserta o se equivoca de alguna manera a su mamá y a su hermana menor las torturan, las matan o algo mucho peor.

—Yo pedí que no me tocaran más —susurra Vraida, pero debido al silencio todos la escúchanos y el corazón se me comprime.

—Yo pedí viajar a la luna, ahora me siento un asco porque todos ustedes tienen deseos corta venas —todos estallamos en risas con el comentario de Thomas.

Lo único que se escucha en el lugar son nuestras carcajadas porque la música no la volvieron a encender.

—Salud, porque no importa que tan mal creamos que la estamos pasando, siempre hay una persona en el mundo pasándola mucho peor —levanto la botella en el aire y todos me acompañan con un “salud” en coro.

Esto solo demuestra que el dolor propio puede parecer insoportable, pero el dolor ajeno en nuestra piel sería algo inhumano.

No es que haya personas más fuertes o más débiles que otras o que el sufrimiento menor no vale, pero muchas veces nos enfocamos tanto en nosotros mismos que olvidamos nuestro alrededor.

Una chica puede tomar un rompimiento amoroso como la peor desgracia de su vida, pero eso no se va a comparar a la desgracia de una niña a la cual secuestran, violan y torturan sin piedad.

Por eso es que los seres humanos somos los seres más egoístas de la tierra.

—Convertiste una jodida fiesta en una terapia de grupo fénix, me rindo ante ti —comenta burlón Percy.

—Ya estabas rendido ante mi cariño, que no lo aceptarás no lo hacía menos real —todos vuelven a reír por mi comentario.

—Deja de juntarte con Mike, lo engreído al parecer se pega —Hannah nos hace reír de nuevo y Mike le guiña un ojo.

—Oigan esperen, ¿Le dijiste fénix? —le pregunta mi prima al pelirrojo.

Me pongo alerta porque aquí hay personas que no saben lo que hacemos y se lo advertí al pelirrojo.

—Si, así le decimos entre el grupo —señala a su alrededor refiriéndose a los que saben y trabajan con nosotros.

Solo ella, Hannah, Thomas y Carla no tienen conocimiento de esto.

—¿Por qué?

«Laura, maldición ya no preguntes.»

—Digamos que es de cariño, además Alissa tiene una afición extraña por el ave —Koch salvando la noche.

—No es extraña, solo me gusta su significado.

—Y por eso te lo tatuaste en la espalda —David me guiña un ojo después de decir aquello y yo lo pateó ligeramente porque básicamente me lo hice por el.

Si no hubiera entrado a esa tienda de tatuajes en Cancún probablemente no lo tendría.

—Yo no se la historia de ese tatuaje —suelta Hannah.

—Yo tampoco —la sigue Laura.

—Ni yo —Hugo a mi lado levanta la mano—. ¿Quién la sabe?

—Yo —todos miran a David y es el único—. ¿De verdad no se lo has dicho a nadie más? —me pregunta a mi y yo niego.

—Vaya, esto es interesante. Cuéntanos fénix, ¿Cuál es la historia de ese majestuoso tatuaje en tu espalda —extrañamente si tengo ganas de contarlo así que me muevo para esta cómoda y responder la pregunta de Max.

—Para que lo puedan entender primero debo contarles una historia que probablemente ninguno ha escuchado. Está es la traducción de la historia original en ruso… —aclaro mi garganta y tomo un poco de tequila para continuar…

Cuenta la leyenda que hace muchos años, no se sabe cuántos en realidad, en un lugar desconocido cuyo nombre probablemente ya se olvidó por todos había una colina donde habitaba una majestuosa ave, dicha ave estaba hecha del fuego más puro y virgen jamás visto, con alas tan poderosas que cada vez que las batía el viento retrocedía, alas de las cuales se desprendían plumas del mismo fuego del que estaba hecha.

Dicha ave poseía ojos tan hipnotizantes que te hacían querer doblegarme ante ella, pero lo más importante era su corazón hecho del más puro y brillante rubí, el cual según las leyendas poseía el secreto de la vida eterna y el renacimiento.

Esa ave recibió el nombre de fénix.

No muy lejos de esa colina existía un pueblo con un nombre desconocido, ahí habitaba un hombre que envuelto por las leyendas que se negaba a creer se aventuró en un viaje para llegar a la cima de la colina la cual a pesar de no estar muy lejos poseía un camino tan difícil y traicionero que las personas preferían no cruzarlo, sin embargo el hombre era tan terco que al final termino llegando a la cima, pero a un precio muy alto ya que estaba gravemente herido.

Cuando logro llegar a la cúspide más alta se esperaba encontrar un nido donde supuestamente habitaba el pájaro, pero lo que encontró fue un lago de agua tan cristalina que eras capaz de sumergirte en el y serías visto desde el cielo, el hombre se decepciono porque a simple vista para el en ese lugar no había más nada o así creyó hasta que la vio.

En medio del lago, suspendida sobre el se encontraba el ave y el hombre al verla sonrió de una manera tan encantadora que el corazón del majestuoso animal dio un vuelco furioso, pero en eso momento el perdió la conciencia.

En medio de su sueño sintió como lo llamaban, la voz era tan melodiosa que hasta los ángeles quedarían encantados con dicho sonido y el tono era tan bajo y dulce que te hacía evocar los recuerdos más hermosos de tu subconsciente. Poco a poco recobro la conciencia y dónde esperaba encontrarse el ave que había visto antes de desmayarse encontró algo totalmente diferente.

Frente a el estaba una mujer, probablemente la más hermosa que jamás haya existido, su cabello cobrizo como el fuego caía por su espalda hasta llegar a sus rodillas, su cuerpo desnudo era cubierto por pequeñas pecas y su rostro tan angelical evocaba los más perversos pensamientos.

El hombre sorprendido se levantó, pero con una mirada dada por la mujer cayó de rodillas frente a sus pies, ella con voz dócil le pidió que se levantará, le ofreció su mano y se poso frente a el que sorprendentemente ya no tenía ninguna herida. Le pregunto que había pasado y ella le confesó que lo había curado, se negó a creerle y la chica le mostró como lo había hecho.

Con una piedra afilada cortó la mano del hombre y posteriormente la sano con un extraño fuego que salía de sus manos el cual en vez de quemarlo selló su herida sin dejar ninguna cicatriz.

El desconcertado por la situación, pidió una explicación y las palabras de la joven fueron: “Mi corazón como regalo me fue dado y yo a cambio como regalo doy la vida” refiriéndose con esto a que ella podía curar cualquier herida, mal o penuria que los seres vivos tuvieran.

El hombre extasiado por las leyendas que para el ya eran ciertas conquisto a la chica, su belleza descomunal solo lo hacía desearla, pero su poder lo hacía envidiarla, aún así ella no se dio cuenta. El hombre logro que la joven se entregará a el siendo está la primera vez que estaría con alguien, se sintió amada, deseada y feliz cuando según ella conoció el amor y así, en medio de esa colina a las orillas de aquel lago, la joven se quedó dormida en los brazos de aquel hombre que la había enseñado a amar.

De repente en medio del sueño profundo la joven sintió dolor y un profundo grito fue lo que salió de sus labios cuando su preciado corazón fue arrancado sin piedad alguna de su cuerpo.

El hombre al que se había entregado aprovecho su momento de inconsciencia para abrir su pecho con una daga que había guardado en su ropa y sacar su más preciada posesión, una vez el objeto rojo y brillante estuvo fuera de ella su cuerpo este se consumió en cenizas frente al hombre que dijo amarla.

Con el corazón entre sus manos no le importo ver aquel cuerpo hecho polvo en el piso, pero lo que el no sabía era lo que sucedería a continuación.

El rubí potente se torno negro y de repente ya no era una roca preciosa sino un trozo grande de carbón que se pulverizó entre sus manos, asustado retrocedió y de repente el piso solo tembló, el cielo antes claro se volvió gris, el piso se agrietó, las plantas que ahí habían se marchitaron y el hermoso lago de agua dulce poco a poco se convirtió en un inmenso y profundo poso de lava y brea.
Pero eso no fue lo que hizo temblar al hombre, si no lo que del polvo que había quedado del cuerpo de la hermosa mujer empezaba a surgir.

Poco a poco se empezó a formar una figura oscura e imponente, hecha de carbón y trozos rotos los cuales eran unidos por lava y brea, sus alas se desplegaron dejando ver el fuego más ardiente que jamás se haya existido y de sus ojos brotaban lágrimas de magma las cuales poco a poco empezaron a fluir.

El hombre asustado por lo que veía se arrodilló pidiendo perdón a lo que el fénix respondió batiendo sus alas en su dirección y ese simple movimiento lo calcinó volviéndolo simples cenizas de las cuales nunca saldría nada.

Lo que antes era una colina se convirtió en un incipiente volcán que nunca dejo de expulsar lava ya que las lágrimas del fénix nunca pararon de alimentarlo.

Y en el lugar donde antes estaba un corazón solo quedó un profundo hueco vacío”




  

Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora