Capitulo 31

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Luego de llegar a la fábrica deje a Alissa en su habitación con ella peleándome por ser tan idiota (según ella), de repente mientras íbamos en el auto su humor paso de uno pasivo al mal humor en cuestión de segundos, no dejaba de murmurar cosas y actuar como una paranoica con estrés, lo atribuí a la droga así que me dedique a qué llegará a su habitación a eso de las 6 de la mañana.

Decidí quedarme en la fábrica dado a qué de nada serviría ir a casa si igual tendría que volver para los entrenamientos así que me quedé en la habitación que me fue asignada aunque solo pude dormir un par de horas.

Llame a mi madre y le dije que iría para la cena, pero que no sabía si Alissa asistiría, aunque piensa que estoy con ella en su casa.

A eso de las once y media baje a la cafetería a almorzar y ahora estoy en una mesa revisando la nada interesante vida de los demás en las redes sociales y unos mensajes del grupo del equipo de fútbol.

—¡Ey novato! —levanto la cabeza cuando me llaman.

Ya me acostumbre al apodo.

Koch y Silver se acercan a la mesa a paso lento, el primero con una sonrisa y la segunda con una bolsa de hielo en la cabeza y una expresión adolorida.

—Hola chicos —los saludo sin ánimos.

—Como que no somos los únicos que no hemos dormido —me rio un poco mientras se sientan cada uno con una bandeja.

—¿Cómo te sientes Silver? —le pregunto a la chica quien me dedica una mueca de dolor.

—Como la mierda me siento…

—¿Qué esperabas?, tu y Alissa se la pasan metiéndose esa porquería —me desagrada oír eso porque no es algo bueno que estás chicas se droguen.

—Solo es de vez en cuando.

—Fenix lo hace de vez en cuando, tu te la pasas metiéndote cosas a diestra y siniestra.

—No empieces Koch que no estoy de humor —le habla entre dientes y este levanta las manos—. ¿Qué paso ayer con fénix por cierto? De repente desapareció.

—No sé, después de la discusión con el “unicornio” —Koch se burla de como Alissa llamo a la chica—, Matt la saco del lugar y la llevo a casa, debe estar con una resaca del demonio también.

—No creo, conociéndola ya debió pasar por una rutina en el gimnasio.

—Ninguna de las dos cosas —hablo y ambos me miran—. No se quiso ir a su casa así que la traje aquí —omito lo de la playa a propósito y ellos asienten entendiendo—. ¿Y los demás?

—Durmiendo —se queja Silver con una expresión de molestia.

—¿Y tu qué haces despierta si te sientes tan mal?

—Porque la señorita tiene hambre y con hambre no duerme —Silver le da un golpe en el brazo por el comentario—. ¡Auch!

—Eso y porque Viktor me mandó a llamar temprano, el muy maldito quería un informe del trabajo que tuve hace un par de días —la pelinegra rueda los ojos y me hace reír por su expresión.

—Novato —una voz a mi espalda me hace voltear, es Wesley. No hemos vuelto a cruzar palabras desde que me dio la paliza—, el jefe los quiere a ti y a fénix en su oficina ahora —dice con voz altiva parándose a un lado de la mesa—. Avísale a la princesa, que no me contesta el celular —termina por decir con ironía y se da la vuelta marchándose.

—Parece que no soy la única con una mala mañana —se queja Silver con una mueca y rodando los ojos.

—Todas las mañanas de Wesley son malas, se parece tanto a Alissa… —Koch pone una expresión de horror y nos mira—. No les digan que dije eso —Silver y yo nos reímos mientras me levanto de la mesa.

—Mejor la voy a buscar —guardo mi teléfono y me levanto llevando la bandeja conmigo.

La dejo en el mostrador y salgo del lugar en dirección a las habitaciones, una vez frente a la puerta de Alissa empiezo a tocar.

Pasan un par de minutos y no recibo respuesta por lo que vuelvo a tocar y nada, cuando lo voy a volver a intentar una voz me detiene.

—Hola Matt —me volteo y el profesor Maxwell está caminando en mi dirección.

Lleva ropa informal y un bolso grande de viaje en el hombro lo cual me parece extraño.

—Pro…

—David por favor —me corrige.

—David —asiento—. Hola.

—¿Esta Alissa?

—No lo creo, llevo rato tocando y no sé escucha ni siquiera un ruido. Aunque puede que esté dormida.

—No lo creo, no ha salido de la fábrica y no está en ningún lado… Sería muy raro que este dormida ¿A qué hora llegaron?

—Como a las seis de la mañana —respondo un poco avergonzado sin saber la razón.

Vuelve a tocar y observa la puerta extrañado cuando nada sucede.

—Esto es extraño, si estuviera dormida ya nos estaria maldiciendo por despertarla.

—Bueno, puede que… —lo miro avergonzado—. Es que anoche ella estaba muy drogada y…

—¿Drogada? —su expresión cambia de confusión a molestia—. ¡Alissa! —la llama y empieza a tocar la puerta con más fuerza, pero nada pasa.

—Tal vez no esté… —empiezo a decir, pero una sensación extraña a mis pies me hace bajar la mirada—. ¿Eso es agua? —murmuro la pregunta al ver un hilo del líquido transparente empezando a filtrarse por debajo de la puerta.

—¡Carajo! —se apresura al panel a un lado de la puerta e introduce un código haciendo que la puerta haga un click y se abra.

Rápidamente toma el pomo y la empuja entrando a la habitación con desesperación, entro detrás de él y veo el panorama.

La habitación está realmente arreglada, incluso la cama está tendida perfectamente, pero hay una gran cantidad de agua y vapor saliendo del baño que tiene la puerta abierta. Ambos lo notamos, pero soy más rápido a la hora de correr hacia el baño y la escena que encuentro me hace actuar en micro segundos.

La regadera está abierta y el calor es sofocante lo cual me hace entender que el agua caliente lleva rato encendida, pero lo más sorprendente no es eso, no. Lo que me hace asustarme como la mierda es la chica completamente sumergida en la bañera del pequeño espacio con los ojos cerrados y expresión serena.

Me apresuro a la bañera y al meter mis manos para sacarla siento la gran temperatura del agua quemando mi piel, aún así soy rápido a la hora de sacarla desbordando aún mas el agua y mojándome en el proceso.

La cargo y el profesor Maxwell que estaba detrás de mi se aparta para que pueda sacarla del lugar llevándola a la habitación, cuando estoy por dejarla en la cama me detiene.

—Déjala en el piso Matt —le hago caso.

Tira el bolso que traía a un lado y se acuclilla al otro lado de Alissa pidiéndome que me aparte, actúa rápido y con firmeza empezando a hacer RCP, primero hace contracciones en su pecho con fuerza y luego baja su cabeza dando un par de respiraciones en su boca cubriendo su nariz para repetir el proceso.

—Vamos bestia… —lo escucho murmurar por lo bajo con un deje de desesperación mientras presiona su pecho.

Lo hace varías veces más y escucho una tos que me hace respirar de nuevo, me siento en el piso y sostengo mi cabeza viendo la escena.

La chica que antes estaba inerte en el piso se levanta solo un poco expulsando agua por la boca y nariz mientras tose y David la sostiene entre sus brazos sobando su espalda mientras murmura cosas en ruso que no entiendo.

Alissa está en ropa interior y en otra circunstancia eso me importaría más, pero lo único que corre por mi cabeza ahora es la idea de que pudo haber pasado si no llegábamos a tiempo.

Hubiera muerto.

Miro mis manos por el leve ardor que siento en ellas e instintivamente vuelvo a visualizar a la chica frente a mi, tiene la piel de todo el cuerpo rojiza y me pregunto cuánto tiempo tuvo que haber estado en el agua caliente y como pudo haber soportado tanta temperatura en todo su cuerpo.

—Matt —David llama mi atención sin soltar a Alissa—. Ve a la enfermería y busca a Gina, cuéntale lo que pasó y dile que venga sin llamar mucho la atención —asiento despacio y me levanto saliendo de la habitación con una sola idea en mi cabeza.

Y es que Alissa Carter pudo haber muerto hoy.

Alissa

Me acurruco un poco más en el lugar mientras mi cerebro trata de procesar lo que acaba de pasar, primero no podía dormir de la ansiedad, luego una botella de tequila, pastillas y después nada.

El pecho me arde y la piel igual, pero no es nada que no pueda soportar, lo que me importa ahora el la revolución en mi cabeza y los pensamientos que vienen y van mientras trato de espabilar y descubrir que pasó realmente porque ahora mismo no tengo idea.

De repente toman mi barbilla de manera fuerte y levantan mi rostro, David me hace mirarlo y sus ojos expresan tantas cosas, pero lo que más demuestran es irá.

Está realmente molesto.

El hombre tiene un temperamento muy fuerte aunque a veces lo disfrace con el humor.

—¡¿En qué carajo estabas pensando?! —parpadeo tratando de procesar a qué se refiere… La verdad no tengo claro que pasó en las últimas 12 horas de mi vida.

—¿Qué? —le pregunto y eso lo hace tomarme con más firmeza sin llegar a lastimarme.

—Alissa, primero te drogas y luego te metes a una puta bañera con agua caliente… ¿En qué diablos pensabas? —habla más calmado, pero sigue sonando molesto y mi cabeza empieza a atar pequeños cabos.

—No entiendo yo… Estaba muy… Tenía ganas de darme un baño y yo solo… —tomo mi cabeza por una fuerte punzada en ella y hago una mueca de dolor—. Luego las pastillas y…

—¿Qué pastillas? —no respondo—. ¿Qué pastillas Alissa?

—Las que me había recetado Ivanna —hago la mención de mi psiquiatra y si antes parecía molesto ahora su cara expresa la cólera en su máxima expresión.

—¿Cuánto tiempo tenías que no usabas esas pastillas? —me suelta y se levanta sin dejar de mirarme.

Me abrazo a mi misma en el proceso porque de repente empecé a sentir frío y mi cabeza trata de procesar todo lo que he hecho.

Se las consecuencias que esto me pudo traer y me trajo, solo las pastillas causan efectos en mi que son peligrosos por si solos, a eso sumándole el alcohol, la droga que aún está en mi cuerpo y que no las he tomado en hacen que mi sistema sea más propenso a los efectos. Es una bomba espontánea que si bien no me causo la muerte hace rato al quedar inconsciente en la bañera aún me puede enviar al hospital o algo mucho peor.

No necesito que me regañen por esto, aún así se que lo va hacer, pero lo más preocupante de todo esto es que sinceramente no me importa lo que acaba de pasar, solo no me gusta el lío que hay en mi cabeza.

—Algunos meses —respondo rendida.

—Déjame ver si entendí Alissa… No solo te drogas y bebes alcohol toda la madrugada sino que también tomas unas pastillas para la depresión que tienen contradicciones en tu sistema y las mezclas con más alcohol en menos de doce horas, ¿Te das cuenta de lo que hiciste?

—Si.

—Pudiste haber muerto y aún no sabes que puede estar pasando dentro de ti.

—Lo se.

—¡¿Y en qué mierda pensabas?! —se le va la falsa tranquilidad que tenía y levanta la voz.

—¡¿No lo sé?! Tal vez ese es el problema, que no pensaba o que no quería hacerlo —se me empañan los ojos y estoy en un momento demasiado sensible sin querer estarlo, pero me trago las lágrimas—. Las necesitaba David, sabes muy bien lo que pienso de esas malditas pastillas, pero las necesitaba —desde que me las recetaron para poder controlar mis contantes cambios de humor y mis crisis de irá o las depresivas es muy poco lo que las tomo.

Me hacen querer dormir, me atontan, adormecen y eso son los efectos que buscan, pero no me gusta sentirme fuera de control con mi cuerpo… Por lo menos no como me hacen sentir esas pastillas.

A eso sumándole las náuseas, los mareos, la perdida de la noción del tiempo, el apetito descontrolado o la falta de el y las otras contradicciones que tienen.

Pensándolo bien esas pastillas son más contraproducentes que una ayuda, pero si algo es seguro es que son buenas calmando las emociones por lo que ya dije antes y por eso las tomo cuando siento que voy a tocar fondo.

No tengo bipolaridad, pero tomo estabilizadores de humor, no soy una psicópata o algo por el estilo, tampoco tengo esquizofrenia o algo así… De hecho ningún doctor sabe que tengo exactamente, la única que ha sabido tratarme es Ivana y según ella lo que padezco es más como una combinación entre ansiedad, síndrome de estrés postraumático, trastorno explosivo intermitente y depresión.

Ni siquiera puedo tener un puto diagnóstico, lo que si saben con exactitud es que lo género y todo eso lleva a la desgracia de mi vida.

—¿Qué vamos a hacer Carter? —suspira con cansancio.

—Nada… Solo lo que siempre hago, dejarlo fluir.

—Si lo sigues dejando fluir vas a terminar en un psiquiátrico.

—O en un cementerio — me da una mala mirada y se agacha frente a mi.

—Eso ni lo pienses, no te voy a permitir irte tan fácilmente —le sonrió sin ganas, pero es una sonrisa sincera.

Estira su mano y toca mi mejilla hasta que la puerta de la habitación es empujada y entran dos personas por ella.

—¿Qué paso? —Gina entra asustada y un poco alterada.

—Estoy bien Gina, solo fue un pequeño accidente —froto mis brazos sintiendo más frío y me doy cuenta de que estoy en ropa interior—. Salgan y déjenme sola con Gina —le ordenó a los chicos—. David, hablamos después.

—De hecho Carter, venía a verte porque ya me voy. Mi vuelo sale dentro de una hora —el asunto de su viaje llega a mi memoria y asiento con la vista perdida.

—Esta bien, adiós —lo despido.

Asiente, toma un bolso que estaba en el piso y sale de la habitación después de darme una última mirada.

Se fue enojado y yo estoy demasiado ida para procesar lo que está pasando.

—Yo… Te dejo para que Gina te revisé —Matt sale y me deja sola con la doctora.

Gina se encarga de hacerme revisiones de rutina, algunas preguntas y finalmente me toma una muestra de sangre para mandarla al laboratorio y revisar que tan intoxicada está mi sangre después de un regaño de su parte.

Me pide que guarde reposo y se va dejándome sola nuevamente, me tiró en la cama obviando el desastre que es mi habitación y antes de que pueda pensar en algo el sueño me vence llevándome a los brazos de Morfeo.

Cuando abro mis ojos lo primero que hago es tratar de buscar mi teléfono, la habitación está oscura e intentó recordar dónde lo deje, pero es inútil.

Llevo mi mano a la mesita de noche y enciendo la lámpara en forma de luna que reposa en ella iluminando solo un poco el espacio, le doy un vistazo a la habitación y veo mi chaqueta tirada a unos pasos de la cama.

Luchando con toda la pesadez de mi sistema me levanto y camino hacia ella tomándola en mis manos. Está mojada, pero encuentro mi teléfono y lo enciendo viendo que son casi las siete de la noche.

Ni siquiera sé cuánto tiempo dormí porque no tengo mi idea de cuando paso el incidente de la ducha, pero pareciera como si no hubiera dormido ni siquiera veinte minutos.

Observo mi bandeja de mensajes llena así que los empiezo a revisar.

Tengo mensajes de Wesley, Silver, Koch, de Laura (esos los ignoro), alguna que otra persona del instituto y por último uno de Matt que es el que más me intriga.

“Quería recordarte que mi madre te invito a cenar porque no creo que recuerdes cuando te lo mencioné, pero se que no te debes sentir bien y te digo que no debes preocuparte”

Apagó el teléfono un poco confundida ¿Cena? ¿Su madre? ¿Por qué?

Una leve imagen de el mencionando algo parecido pasa por mi cabeza al igual que otras de mi hablando cosas que no debía.

—¡Maldición! —tomo mi cabeza después de una fuerte punzada que pasó por ella y maldigo una y otra vez por mi idiotez.

No voy a culpar a la droga por lo que dije, pero esa maldita cosa hace que me sea demasiado fácil soltar la lengua.

Ignoro todo y me voy al baño, todo es un desastre, pero aún así me dedico a ducharme con agua fría para espabilar y salgo unos minutos después. El estómago me arde y los ojos me pican, pero eso también lo ignoro y me dedico a vestirme lo cual detengo cuando estoy frente a la ropa y mi miente empieza una lucha entre si quedarme aquí, ir a casa o aceptar la invitación a la estúpida cena.

No puedo creer que siquiera lo este considerando, pero si lo pienso bien no lo haría por Matt, más bien por su madre que fue la que me invitó según el y la señora me cayó bastante bien a decir verdad.

Termino por tomar un vestido floreado del closet tomando la decisión de ir, no me toma tanto tiempo tomar decisiones y está vez no va a ser la excepción, después de pasar el vestido por mi cabeza y arreglarlo en mi cuerpo me siento frente al tocador, tomo mi teléfono y le envío un mensaje a Matt.

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Si voy
7:12pm

Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora