Capitulo 14 parte 1

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1 mes después…

Este último mes ha sido bastante bueno para mi, la costilla ya está casi completamente recuperada y básicamente no me causa molestias, ya dejé los medicamentos y mi última cita con Felipe fue hace un par de días, me hicieron una radiografía y la fisura cerro casi completamente.
Poco a poco fui recuperando mi rutina tanto de ejercicios como de vida, claro que sin asistir al instituto o así fue hasta hoy.

Esa es la razón de estarme arreglando en este momento con el uniforme.

Patrick me avisó por mensaje el sábado que ya hoy podría volver, según el no me había levantado el castigo antes por lo del reposo médico, y no, no es que nuestra relación haya mejorado, de hecho, durante todo este mes lo estuve ignorando y el único mensaje que le respondí de todos los que me mandó fue el último donde me avisaba lo del instituto con un simple “Ok”
Supe por Laura que le pregunto mucho por mi, pero aún así no lo llame o lo fui a ver y el mucho menos vino. También supe por ella que Kathia también va a volver esta semana al instituto.

Que casualidad, al parecer su cirugía ya sano parcialmente.
Al abuelo lo vi un par de veces y a Laura casi todos los días, a mis chicos también los vi bastante y con “mis chicos” me refiero a Hugo y David. Fui mucho al gimnasio a entrenar, para ayudar a Hugo con algunos chicos y ciertas cosas más.

También estuve presente cuando fue el promotor de boxeo el cual me ofreció un contrato al verme pelear con uno de los chicos del gimnasio.

Con todo y mi costilla pude vencerlo y no es que no fuera bueno, es que yo soy mejor.

Obviamente lo rechace y es que aunque fuera una oportunidad increíble y soy muy buena no es algo que me interese hacer, además tampoco me conviene. Lo que si paso y que me dejó muy feliz es que no solo ficho a Hugo sino también a dos chicos y una chica más del gimnasio para un contrato.

Es una oportunidad increíble para ellos y para el gimnasio igual.

También estuve mucho más presente en la empresa y eso me permitió aprender un poco más de la rutina que se lleva en ella, no volví a tener enfrentamientos con Jackson, de hecho de todas las veces que estuve ahí lo vi solo un par, poco tomando en cuenta que iba casi todas las mañanas.

En cuanto a Viktor pues si lo he visto, la última semana fui un par de veces a la fábrica, pero no me ha asignado ninguna misión porque según el quiere que esté al 100% cuando me asigne alguna.

He ido a visitar a Nia muchas veces, primero fue en la clínica, pero hace tres semanas ya está en su casa así que he podido compartir con ella y con los demás niños de la casa hogar.
Hace unos pocos días tuvo una pequeña recaída, pero ya está bien y el doctor dijo que es completamente normal. Al compartir con ellos me he dado cuenta de que son una gran familia y es algo digno de admirar.
Matt no me volvió a molestar y lo agradezco desde el fondo de mi corazón, Laura tampoco me ha mencionado que le ha preguntado por mí, pero si me ha hablado de el un par de veces cosa que evito de inmediato cuando intenta hacerlo.

Me he sentido muy bien y espero que siga siendo así.

Termino de peinarme y asiento frente a mi reflejo en el espejo, tomó mis cosas y salgo de la habitación.

Voy a la cocina y mi Nana no está en ella, pero en la isla hay una pequeña nota al lado de un plato con crepas.
“Hija… Lo siento, pero tuve que salir a resolver unas cosas y no sé si regrese temprano, pero te dejé el desayuno listo, espero que te guste.

"Te quiero y pasa un buen día en el instituto”

Suelto una sonrisa.

Amo a mi Nana y es una persona increíble.

Le envío un mensaje a Jorge diciéndole que ya estoy casi lista y empiezo a comer, mientras lo hago respondo otros mensajes que no había visto, entre ellos uno de Laura, uno de David y otro de Wesley diciéndome que Víctor me quiere ver esta tarde.

Ruedo los ojos ante el último, aún no le he hecho nada por haberme mandado a la clínica, pero eso no quiere decir que no lo voy a hacer. Término de desayunar y salgo de la casa encontrándome con Jorge cómo siempre y a mi bebé a su lado.

Siento que en mi no cabe la sonrisa que tengo, empecé a manejar hace dos semanas, pero no había podido manejar mi moto y estoy feliz de poder hacerlo hoy.

—Buenos días señorita —me saluda también sonriendo, pero se que su sonrisa está relacionada con la mía.

—Hola Jorge —me tiende las llaves, pero cuando las voy a tomar las retira.

—Por favor tenga cuidado —ruedo los ojos divertida, pero asiento—. Y no cometa locuras —ahora sí me entrega las llaves.

Me voy a subir, pero me detiene y me entrega mi arma, sonrió y la tomó para guardarla en mi bolso.

Es raro que asista armada al instituto, pero prefiero hacerlo así ya que casi siempre luego de este voy a la fábrica y digamos que hay veces que la utilizo para hacer pequeños trabajos.

Obviamente no las permiten en el instituto, pero tampoco es como que revisen nuestras cosas o que la este mostrando a todo el instituto.

Termino de subir a la moto, me coloco el casco, acomodo mi bolso en una posición cómoda y arranco. Al principio se siente un poco raro e incómodo por la posición en la que tengo que conducir, pero luego de un par de minutos la vuelvo a sentir como siempre.

Amo conducir autos deportivos, es algo así como un hobby, pero no se les comparan a las motos.

Llego en tiempo récord al instituto gracias a mi transporte y a que el tráfico colaboró bastante, me adentro en el estacionamiento ganándome miradas de todos los que están presentes y no, no es por la moto si no más bien porque saben de quién es y en parte por ella también.

Ya había venido en ella antes, pero no muy seguido y contando que hace más de un mes no vengo al instituto esto se consideraría una entrada triunfal.

Estacionó en mi puesto y justo cuando me estoy quitando el casco un Porsche plateado estaciona al lado, no es raro que los chicos de aquí tengan carros lujosos, pero este nunca lo había visto y tengo buena memoria lo que me deja dos opciones.

La primera, es el regalo o nueva adquisición de alguno del instituto o hay alguien nuevo.

—¡No puede ser! —escucho la voz de la dueña del auto cuando me estoy bajando de mi bebe. La miro curiosa, definitivamente es nueva—. ¿Es una Aprilia serie tres? Claro que sí, y con detalles personalizados, lindo color —se responde a su propia pregunta.

La observó a detalle, es linda, tiene el cabello castaño y lo lleva con flequillo, grandes ojos marrones y piel pálida.

—¿Eres nueva cierto? —asiente.

—Si y ¿Tu también lo eres o cómo lo supiste? Porque llevo más de dos semanas aquí y no te había visto.

—Estaba suspendida —respondo con simplicidad encogiéndome de hombros.

Creo que si no estuviera de tan buen humor ya me habría ido de aquí, además la chica obviamente sabe de motos y eso le da puntos. Sumándole que a simple vista no parece la típica chica snob y elitista como las que estudian conmigo a pesar de haberse bajado de un lujoso Porsche.

—Cool —se encoje de hombros y lo dice como si no fuera la gran cosa, eso me gusta. Mira extrañada hacia los lados y me percato de que hay personas viéndonos, parece darse cuenta de algo y su cara se ilumina en entendimiento—. Tu eres a la que le dicen antisocial, la de la supuesta relación con el profesor guapo —hace comillas en “supuesta relación”
Afirma y no lo dice con burla o malicia, solo lo dice.

—Alissa Carter —le tiendo la mano.

—Hannah Owens —me devuelve el saludo.

—Con respecto a lo de ant… —me interrumpe.

—No tienes que explicarme nada, yo juzgo por mi experiencia y no por lo que digan un montón de trogloditas y zorras mimadas, además créeme, en mi antiguo instituto decían muchas cosas de mi que no son ciertas —suelto una risa y me cruzo de brazos colocando mi peso sobre una pierna…

—No te iba a explicar nada, yo no doy explicaciones, pero igual me alegra saber eso. Lo que te iba a decir es que lo da antisocial no me hace justicia —asiente divertida.

—Ya veo ¿Entonces lo da la supuesta relación es cierto? —niego.

—No exactamente, al menos no como lo dieron a entender, pero como te dije, no doy explicaciones.

—Me parece bien, oye tu moto esta increíble ¿Te la compraron tus padres? A mi no me dejan tener una —sonrió de llado.

Me hizo plantearme que pensarían mis padres sobre esto, mamá estaría escandalizada y papá también, pero hubiera sido más fácil convencerlo a el.

—No, yo la compré.

—Genial, debió costarte una fortuna… ¿Me dejas conducirla? —me mira levantando ambas cejas con expresión desquiciada.

—¡Estas loca! Ni aunque mi vida dependiera de ello, como tú misma lo dijiste, me costó una pequeña fortuna, ni siquiera la compré en este país y la personalizaron para mí.

—Oh vamos, por favor.

—No —está por seguir insistiendo, pero suena la campana haciéndonos saber que inicia la tortura—. Adiós Hannah —doy la vuelta y empiezo a caminar a paso tranquilo.

Pienso que se fue por su lado hasta que la veo posicionarse a mi lado.
—Ya que vamos al mismo lugar mejor ir juntas —levanto una ceja en su dirección sin dejar de caminar.

—¿Estas en mi curso?.

—Sip.

—Y no me digas, vas a decir que te caí bien y ahora quieres estar conmigo —le digo divertida.

—No exactamente, digamos que soy un poco despistada y este instituto es bastante grande así que necesito saber a dónde voy y tú eres mi mejor opción, además claro que me caíste bien, llevo dos semanas aquí y solo he conocido a brillantes porristas, niñas mimadas, trogloditas y cerdos hormonales… No todos, pero si la mayoría —no puedo evitar reír.

—Lo se, bienvenida al instituto Carter, Hannah.

—¿Qué estudies en un instituto cuyo nombre es tu apellido es casualidad o…? —hace movimiento graciosos con sus manos esperando a que continúe.

—Mi tío es el dueño y director del instituto.

—Ya veo y ¿Aún así te suspendió?

—Se podría decir que le causo bastantes problemas —empiezo a reír y ella me acompaña.

—Me alegra saberlo —me da con una mirada que promete problemas y debo admitir que esto me gusta—. Por cierto ¿Qué clases tenemos ahorita? —suelto una risa.

Ya veo que es verdad lo de despistada.

—Primero deportes y luego francés —digo rodando los ojos.

No me molesta la primera clase, pero la segunda es una historia completamente diferente y a eso sumándole que la última vez que asistí a esa termine insultando a la maestra no creo que sea muy bien recibida.

—No puede ser, las dos clases que he visto con esa señora han sido una tortura —puedo ver qué rueda los ojos también y sonrió divertida.

—No tengo nada que decir sobre eso —me encojo de hombros.

Abro la puerta de los vestuarios de chicas para entrar y al hacerlo todas las miradas caen sobre nosotras.

Somos las últimas en entrar, las demás ya se están terminando de cambiar.

Me cruzo de brazos y las miro divertida, las chicas de mi curso son realmente hermosas, pero están tan huecas como una muñeca Barbie.
Sin ofender a las Barbies y como dije, hay excepciones.

Empiezo a caminar hacia adentro y se empiezan a escuchar murmullos nada discretos haciéndome rodar los ojos, llego a mi casillero y lo abro para empezar a sacar mis cosas, veo a Hannah hacer lo mismo, pero del otro lado.

—Vaya antisocial, ya veo que te levantaron el castigo —escucho una irritante voz a mis espaldas seguida de unas risas y se de inmediato a quien pertenece.

Me volteó y me encuentro con su perfecta cara mirándome con desprecio, ni siquiera tiene la férula de la operación, pero si unas banditas. Hannah deja de hacer lo que estaba haciendo y se coloca a un lado observando la escena al igual que varias chicas más.

—Hola primita, ya veo que tu nueva nariz está en perfecta condiciones. Deberías darme las gracias por darte una razón para operarla —le guiño un ojo y me volteó para tomar mi uniforme de deportes.

El uniforme consiste en una camiseta blanca semi ajustada con el logo del instituto, un short deportivo azul marino y zapatillas negras con medias hasta la rodilla. No es la gran cosa a pesar de que el shorts es un tanto corto y no es que me moleste, lo que me molesta son los comentarios que se ganan al salir con ellos a la práctica.

Se escuchan más risas a nuestro alrededor y no es para burlarse de mí sino de ella, también me río, pero siento que toman mi brazo y me giran bruscamente.

La estúpida está jugando con fuego.

—¿Quién te crees para…? —la tomó del cuello y la giro para pegarla contra los casilleros.

Se escucha un sonido sordo por el golpe del metal al igual que algunas exclamaciones de sorpresa. Kathia es un par de centímetros más alta que yo, pero eso no es nada cuando no sabe defender en lo más mínimo.

—Si no quieres que te dañe tu recién hecha cirugía mantente lo más alejada de mi que te sea posible Kathia, ya jugaste bastante con mi paciencia y no estoy dispuesta a soportar tus estupideces —presionó su cuello con la fuerza suficiente para que esté luchando por aire.

Espero unos segundos y la suelto, cuando lo hago empieza a torcer y tomar grandes bocanadas de aire, me da una última mirada de odio y se aparta con sus amigas detrás de ella.

Niego con la cabeza al momento que ruedo los ojos, es una ridícula.

Empiezo a cambiar mi uniforme por el de deportes mientras tarareo una canción que solo me llegó a la cabeza hasta que Hannah me interrumpe.

—¿Quién es ella? —volteo a mirarla preguntándome así si lo pregunta en serio y suelta una risita mientras termina de ponerse la camisa—. Bien, ya se que es tu prima y obviamente no se llevan bien, pero no lo había visto.

—Fue la razón de mi suspensión.

—¿Tuvieron una pelea o algo así y también la suspendieron? —pregunta empezando a amarrar sus zapatos.

—No exactamente —respondo con simplicidad mientras amarro mi cabello en una cola alta.

—¿Y…? —insiste para que le cuente.

—Averígualo tú misma —termino de poner ponerme el uniforme y tomó mi MP3 con unos audífonos, mi botella de agua y emprendo el camino hacia la puerta.

La escucho seguirme hasta colocarse a mi lado nuevamente.

—No me puedes dejar así, además no soy de estar escuchando chismes de pasillo, prefiero escucharlo de ti —suelto un risita y cruzo la puerta tracera que da hacia el campo de fútbol.

Hay veces en las que hacemos esta clase en la cancha de básquet, en el campo de atletismo, en la piscina si hay natación y otras en el campo de fútbol.

Todo depende del profesor y de la clase que tenga preparada, hoy el campo de fútbol es el elegido.
Me mantengo en silencio y a medida que nos vamos acercando a nuestros compañeros las miradas de los chicos caen sobre nosotras, ya pasé por la mirada de las chicas ahora por la de los cerdos.

—Eres famosa por aquí, no entiendo porque te dicen antisocial si te ganas muchas miradas —la miro por un momento, pero sigo sin decir nada.

Pasó mi vista por todos, las mismas miradas de siempre, pero me encuentro con unos profundos ojos verdes y paro por un momento, solo son milésimas de segundos así que me recupero rápido, apresuró el paso y llego a donde están reunidos nuestro curso.

—Al parecer hoy tenemos a las dos Carter del curso, se les extrañaba señoritas —habla el profesor con una enorme sonrisa.

Me cruzo de brazos y adoptó mi típica cara sin expresión.

—No puedo decir lo mismo —le doy una sonrisa mostrando todos mis dientes.

Tan falsa como los senos de la mamá de Dereck.

—Tan pintoresca como siempre señorita Alissa —niega divertido—. Bien chicos, en poco más de un mes es el final del trimestre escolar y va a faltar menos para que salgan de este lugar —todos empiezan a aplaudir soltando gritos de alegría—, Su prueba final para este trimestre se dividirá en dos partes, una de velocidad que será una carrera en el campo de atletismo y otra de resistencia que se hará en la piscina, todo esto será separado por secciones del mismo año, específicamente dos secciones por grupo.

En nuestro año hay 4 secciones así que son dos grupos.

—Quiero felicitar a los chicos que están en el equipo de fútbol, hicieron un gran trabajo en los últimos cuatro partidos en los cuales ganamos —todos los chicos explotan en aplauso y gritos de alegría, de nuevo y el entrenador se ríe—, especialmente a nuestro nuevo integrante y halfback Matt, quien ha resaltado bastante el último mes ¿Algunas palabras que quieras decir muchacho?
El niño bonito mira incómodo a todos.

—Gracias —se encoge de hombros mientras rasca su nuca.

Todos aplauden y le hacen cumplidos, la verdad es que no tengo nada que decir.

No lo he visto jugar, no voy a los partidos, no veo fútbol y tampoco reviso los vídeos en la página del instituto así que no puedo juzgarlo, a eso sumándole que no sé nada del deporte.

—Hoy estoy de buen humor así que solo van a correr una vuelta al campo y después tienen el resto de la hora libre —todos vuelven a aplaudir.

Esa es una buena noticia, por lo menos para ellos, el profesor es bastante estricto y cuando no está de buenas es un dolor en el trasero.

Nos hace esforzarnos mucho, pero cuando está de buenas nos da tiempos libre, a mi en lo personal no me molesta el ejercicio, de hecho me gusta el esfuerzo físico y que me exijan así que me da igual.

Aunque tomando en cuenta el tamaño del campo de fútbol no es exactamente algo fácil.

—Bien, todos a correr —me volteó para empezar, pero su voz me detiene—. Menos usted señorita Carter —me volteó y lo miro con confusión, puedo ver qué Kathia está a unos metros de mi igual de confundida—, tu Alissa, empieza a correr Kathia —se escuchan algunas quejas—. ¡Dejen de quejarse señoritas! —les dice a todos, incluyendo a los chicos.

Lo miro confundida.

—¿Por qué yo no puedo correr? —pregunto.


—El director me informo que tienes reposo médico.

—Pero ya me lo retiraron —está vez me pongo sería.

—No, aún te queda una semana —se cruza de brazos y me mira serio.

—No quiere decirme si puedo o no correr —lo desafío.

—Si quiero, soy tu profesor —voy a hablar para decir que puedo hacerlo, pero no me deja—. Conozco tu capacidad física, pero no te voy a dejar hacer ejercicio si no estás completamente bien, tu tío me dijo que tienes una costilla fracturada y no voy a ser el responsable de que tu lesión empeore.

—Fui al doctor hace unos días, si quiere le puedo enseñar la radiografía, pero mientras tanto voy hacer esa media vuelta que en si no requiere mucho esfuerzo físico —volteo y lo dejo con la palabra en la boca.

No pienso quedarme en la banca. Coloco mis audífonos y enciendo mi MP3 colocándolo en la banda deportiva en mi brazo empezando a correr a un ritmo un poco rápido, los demás me llevan algunos metros de distancia, pero solo están trotando con pereza así que no me va a costar alcanzarlos.

Empieza a sonar Believer de Imagine Dragons.

Amo está canción, me da mucha energía por lo que no puedo evitar sonreír un poco y apresurar el paso.

Rápidamente puedo alcanzar a mis compañeros e incluso superarlos un poco gracias al ritmo y luego de un par de canciones más termino la tarea, corro hasta donde está el profesor, cuando llego le sonrió quitándome los audífonos y haciendo una pequeña reverencia burlona.
Creo que fue un error.

Al hacerlo empiezo a escuchar silbidos detrás de mi, me volteó de manera rápida y con cara de asesina, pasó una vista rápida por los presentes, los chicos están a unos pasos de mi con cara de cerdos y las chicas los están mirando con rabia y algunas con asco.

—Creo que todos extrañábamos ese trasero Alissa —Greg, uno de los chicos del equipo de fútbol tiene expresión de desquiciado sexual mientras me mira de arriba abajo.

—¡Que…! —el profesor empieza a gritar, pero para este punto yo ya estoy delante del imbécil.
Levanto mi pie y le doy una patada en su amiguito la cual se sintió muy bien darle y estoy por lanzarme enzima de el mientras se retuerce, pero unos brazos me detienen por detrás.

—¡Hija de pu…! —empieza a decir Greg, pero la voz severa del profesor lo interrumpe.

—¡Que no se te ocurra terminar la frase Jensen! Tú te lo buscaste —habla acercándose a la escena.

—¡Suéltame maldición! —le hablo a quien me detuvo.

Lo hace rápidamente y cuando me volteó me encuentro con los ojos verdes del niño bonito. Me separo de el lo más posible y cuando lo hago vuelvo a tratar de lanzarme encima de Greg, pero esta vez quien me detiene es el entrenador.

—¡Alissa ya basta! —me toma más fuerte que el niño bonito así que hago más fuerza para soltarme y me empieza a molestar la costilla así que me detengo.

Tomó unas cuantas respiraciones tratando de calmarme y después de unos segundos lo hago.

—Ya me puedes soltar —le digo más tranquila y lo hace.

Me alejo un poco tomando respiraciones pesadas.

—¡Cómo es posible que se comporten de esa manera! —grita sobresaltando a todos—. Son compañeros, muchos tienen años estudiando juntos, pero sobre todo estamos hablando de una señorita, una mujer y no estoy hablando en el sentido de que son el sexo débil porque Alissa les acaba de demostrar que no es así. Les estoy hablando de que merece respeto al igual que todas sus compañeras presentes, estoy muy decepcionado de ustedes y quiero que sea la última vez que cualquiera de ustedes se refiere así a una de sus compañeras, además, agradézcanle a Jensen señores porque ahora todos ustedes van a dar vueltas al campo completo hasta que se termine la hora.

Las quejas de los chicos no se hacen esperar.

—No se atrevan a quejarse y empiecen de una buena vez, ustedes señoritas se pueden ir a sentar.

Voy hacia las gradas y subo casi a las últimas hileras, una vez ahí me tiró en la butaca y vuelvo a colocarme los audífonos tratando de disfrutar el sol matutino.

¿Será que no puedo tener un solo día tranquilo en este instituto?
Tan bien que estaba mi mañana y ahora me dan ganas de romperme otra costilla para no tener que verles las caras a estos idiotas.

Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora