Capitulo 32

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Es poco lo que realmente nos hace humanos, de hecho solo somos animales un poco más desarrollados de lo normal y ese desarrollo, esa evaluación nos llevó millones de años, bueno, eso desde un punto científico, pero no me atrevo a mencionar el religioso porque no sería realmente yo.

El punto de este pensamiento es que hoy me levanté sintiéndome más animal que nunca, y no como un león, un lobo o un leopardo como otras veces, de hecho es todo lo contrario, desperté sintiéndome como el animal más insignificante y miserable de todos, como una verdadera basura y la razón para ese humor es tan conocida como inentendible para mí.

Es tan horrible el sentimiento que mi rutina matutina quedo en el olvido para mí, desperté llorando, sin ganas de levantarme de la cama y con unas náuseas terribles que solo me permitieron ir al baño y votar lo poco que comí el día de ayer.

El peso de todo lo que ha pasado es tan fuerte en mi que siento como si tuviera una bruma espesa dentro de mi cabeza.

Al final termine asistiendo al instituto donde después de una prueba de resistencia en la piscina donde el profesor nos saco la mierda y un examen de vocabulario en francés, termine más cansada de lo que ya estaba, por esa misma razón hoy más que nunca odio a todos a mi alrededor, pero no tengo la energía suficiente para una discusión o siquiera para prestarle atención a las demás personas.

Mantengo mis audífonos puestos con lovely de fondo y sonrió por la ironía de la frase principal del coro.

Isn’t it lovely, all alone…

Llegó a mi casillero con la intención de abrirlo, pero antes de lograrlo una mano en puño es puesta frente a mi, lo primero que noto es la manicura francesa en el dedo pulgar y seguido de eso el aroma a coco del perfume de mi prima detrás de mi.

Es el aroma favorito de Laura, tiene años usando el mismo perfume.

En menos de un segundo la tengo frente a mi con una expresión triste y los ojos ligeramente enrojecidos con lágrimas contenidas.

Su vista está fija en su mano cerrada y la mía va a ella por acto reflejo, cuando nota que tiene toda mi atención la voltea y empieza abrirla lentamente mostrando finalmente lo que hay en ella

Un bombón de chocolate.

Esa cosa es como una daga en mi corazón y la punzada de dolor se extiende hasta mi estómago reviviendo los sentimientos de tristeza que he tratado de esconder en lo más profundo durante los últimos días, pero lo disimulo quitando los audífonos inalámbricos de mis oídos mientras le sonrió con ironía.

—Se necesito más que un bombón para borrar lo que dijiste Laura —me cruzo de brazos haciéndome la fuerte .

Su mano tiembla frente a mi y empieza a formar un puchero que me hace querer abrazarla, pero me contento.

No le guardo rencor por lo que dijo, no necesita disculparse y yo no necesito perdonarla porque ya lo hice, pero me sigue doliendo y mi orgullo es muy grande en ocasiones.

—Lo se —su voz es suave y un poco rota lo que me pone peor—. No espero que me perdones así como así, se que lo que te dije fue cruel e injusto, pero… Te extraño Ali y yo solo… ¿Puedes por favor abrir tu casillero? —la miro extrañada por la petición y la manera en la que lo dijo.

Para este punto ya quitó la mano y la entrelazó con la otra de manera nerviosa.

Termino por soltar un suspiro y doy un par de pasos que es lo que me queda para llegar a mi casillero, coloco la clave en el candado y lo abro llevándome una gran sorpresa.

Cientos de bombones de chocolate de mi marca favorita caen al piso en forma de cascada haciendo un desastre en el piso y causando que mire a mi prima con una gran sorpresa al entender lo que hizo.

¡Está malditamente loca! Y la amo por eso.

—Perdón Alissa, tu eres más que mi prima, eres mi mejor amiga, mi hermana y no quiero que estemos así —empieza a soltar palabras de manera rápida al mismo tiempo que las lágrimas empiezan a salir de sus ojos una tras otra—. Te he extrañado demasiado y me siento como la peor de las basuras por lo que te dije porque se que no es fácil todo lo que pasaste y yo… —termino de cortar nuestra distancia y la abrazo pegándome a ella con fuerza y causando que deje su vomito verbal.

Me corresponde al instante y esconde su cara en mi cuello sollozando de manera escandalosa haciéndome reír a pesar de querer llorar porque juro por Dios que este abrazo me quito parte de lo que había estado conteniendo dentro de mi.

—No necesito perdonarte nada bobita, solo necesitaba tiempo y espacio, pero con esto me lo pones difícil —murmuro cerca de su oído para que los chismosos de alrededor no escuchen.

Se ríe entre llantos.

—¿En serio? —su voz sale ahogada.

—Si, pero ahora deja de llenarme de mocos —la aparto cuando empieza a reír y hago lo mismo viendo el desastre de bombones que hay en el piso.

—Creo que no pensé bien que haría cuando esto pasará —señala el piso mientras se limpia las mejillas..

—Mejor recojamos todo antes de que los aplasten —me inclino y abro mi bolso empezando a meter los bombones en el.

Laura hace lo mismo ayudándome en silencio como si tratará de pensar en algo que quiere decir así que le doy tiempo para que tome valor, después de 5 minutos recogiendo bombones nos levantamos del piso con mi bolso lleno y ella estando un poco más calmada, pero no termina de decir lo que quiere.

—Habla ya Laura, sabes que no me gusta que te quedes callada —le pido mientras guardo unos libros en mi casillero que ahora huele a chocolate.

Adoro ese olor.

—Es que no quiero arriesgarme a qué te molestes conmigo ahora y peleamos de nuevo —ruedo los ojos y volteo a verla cerrando el casillero apoyando mi espalda en el.

—Créeme que para lo que menos tengo energía hoy es para pelear —confieso y hace una mueca incómoda.

—Quería hablarte de Hannah —hace un pequeño silencio esperando a que la detenga, pero eso no va a suceder—. Ella se siente muy mal por lo que hizo y entiende porque le dijiste lo que le dijiste, pero no se quiere acercar a ti porque piensa que la vas a rechazar de nuevo y no quiere que la lastimes otra vez con tus palabras porque Alissa fuiste muy cruel y la chica solo quería disculparse, pero a nadie le gusta que le digan ese tipo de cosas por eso no te ha vuelto a buscar, pero se que si tú hablas con ella puede que…

—¡Laura! —la interrumpo llamando su atención—. Respira por favor —le pido porque parece que no lo estaba haciendo.

Toma una fuerte respiración y asiente más tranquila.

—No quiero presionarte, pero deberías hablar con ella.

—Laura yo…

—Alissa es la única persona de tu edad que veo que te a caído bien —me interrumpe.

—Laura…

—No seas tan orgullosa y…

—Laura…

—La chica es increíble y esta arrepentida…

—¡Laura déjame terminar! —le grito y se sobresalta, pero termina asintiendo con los ojos muy abiertos—. Esta bien, voy a hablar con ella —termino por aceptar y su rostro se ilumina con sorpresa.

—¿En serio?

—Si, pero solo si ella se acerca.

—Pero…

—Puedo hablar con ella, puedo sentarme a comer con ella, puedo incluso hacer como si nada de esto hubiera pasado, pero no planeo disculparme porque no me arrepiento de lo que dije y punto —le dejó claro.
No soy hipócrita y decir que lo siento sería una gran mentira.

—Esta bien, voy hablar con ella —antes de que pueda decir algo se va dejándome sola.

Vuelvo a colocar mis audífonos y me concentro en las canciones que hay yendo en dirección a la cancha de básquet.

No tengo hambre y no tengo ánimos de ver a nadie así que mi plan es saltarme el desayuno y la cafetería, una vez estoy en la cancha la cual está sola me meto bajo las gradas y me acuesto en el piso descansando un poco.

En un momento en el que se termina la canción logro escuchar los pasos de alguien acercándose así que retiro los audífonos y noto que no es una persona, son dos y las voces me hacen saber inmediatamente de quién son.

—Espera, espera… Tenemos que tener cuidado, no nos pueden ver —esa es la voz de Kathia y el escucharla gemir me hace entender que no viene a descansar como yo.

—Ya lo sé, tu perfecto novio mariscal de campo no se puede enterar —la voz de Nelson sale en un tono burlón y a los pocos segundos aparecen en mi campo de visón debajo de las gradas besándose como dos perros en celo.

A eso me refería cuando decía que todos somos como animales, pero a estos el desarrollo parece que se les retraso.

Están tan ocupados que no notan mi presencia y el hecho de que el lugar sea medio oscuro no lo facilita, me levanto completamente del piso y cuando ya estoy de pie carraspeó con un poco de diversión.

Se separan de inmediato y me miran asustados, pero luego la expresión de ambos cambia a una de odio.

—¿Qué carajos haces aquí? —es mi querida prima la que pregunta y no hago más que soltar un risa seca.

—Te preguntaría lo mismo, pero creo que es obvio lo que hacías. Aún así tranquilos, lo que menos me importa es sus inmensas ganas de follar como conejos debajo de unas gradas aunque pensé que tenías más clase querida prima ¿Qué diría Gabriela si se enterará de esto? —me mira asustada, pero luego su expresión cambia a una de diversión.

—¿Y quién se lo va a decir? ¿Tu?...

—No, la verdad me importa muy poco lo que hagas y creo que ya es suficiente castigo el ser como eres como para agregarle más a tu suplicio —le guiñó un ojo caminando fuera de las gradas, pero toma mi brazo con fuerza cuando paso por su lado.

—No te atrevas a mencionarle esto a nadie —me advierte entre dientes.

Tomo sus dedos con una mueca de asco y la aparto de mi.

—No te preocupes querida prima, aquí todos saben que has abierto más tus piernas para tener sexo que para hacer porras —su expresión toma un aura oscura, pero lo ignoro y termino por salir del lugar.

Ni para mí ni para nadie es un secreto que Kathia no es la persona más fiel del planeta, Dereck tampoco tiene mejor fama, pero aún así mi prima lo súpera por kilómetros.

Tampoco es como que me importe o que este mal que una chica disfrute de su sexualidad abiertamente, pero Kathia es una persona horrible. Siento una ligera punzada por Dereck, pero cada quien tiene lo que se busca y ellos son tal para cual.

Tomo el pasillo nuevamente caminando sin un rumbo fijo, aún faltan más de diez minutos para la próxima clase y el aburrimiento me toma como su prisionera.

Al cruzar el área que da hacia el salón de música veo un grupo de chicas a lo lejos discutiendo, están a una distancia considerable, pero las reconozco. Son Laura y Hannah, pero están rodeadas por cuatro chicas, entre ellas Melanie. No me notan, pero me acerco rápidamente.

—Ya vete y déjanos en paz tarada —exclama Laura molesta.

—¿Y si no que pitufa? —Melanie se ríe y Hannah trata de írsele encima, pero mi voz la detiene.

—Si no, voy a encargarme de que te tragues cada una de tus extensiones muñequita de plástico —todas se giran en mi dirección y me detengo a unos pocos pasos.

La cara de Melanie se deforma y la de las otras chicas no es muy diferente mientras que Laura me mira con una gran sonrisa y Hannah con una expresión que si bien no se descifrar es un poco abrumadora.

—Esto no es contigo antisocial así que…

—Mejor cállate y vete de una vez.

—No te atrevas a…

—¡Que te vallas! —todas se sobresaltan con mi grito.

Sigo sin tener energías para pelear, pero eso no quiere decir que tenga paciencia para aguantar idioteces.

Melanie abre la boca para decir algo, pero la termina cerrando y me da una mirada de desprecio antes de dar la vuelta e irse, las chicas que estaban con ella me dan una mirada de miedo y a los pocos segundos la siguen.

Suelto un suspiro cansado viendo en la dirección en la que se fueron hasta que desaparecen, después mi vista va a las dos chicas que quedaron frente a mi, pero a una distancia prudente.

Por unos largos segundos el silencio se extiende con Hannah mirando al piso y Laura intercalando la mirada entre ella y yo hasta que la primera intenta romper el silencio.

—Alissa, yo lo… —la interrumpo.

—No quiero que te disculpes Hannah, no quiero que me bajes la mirada, que me mires con pena y no quiero que hagas nada por intentar que te perdone porque no tengo nada que perdonarte. No me voy a disculpar por lo que te dije porque no lo siento y la hipocresía no se me da y entiendo que te lastime, pero espero que también entiendas que tú hiciste lo mismo —aclaro—. Quiero que ya no hablemos del tema y de mi parte todo quedó atrás ya que estoy demasiado cansada para agregar un rencor más a mi sistema, por eso te ofrezco mi amistad si la quieres y si no pues aquí quedó todo —termino y me doy la vuelta para irme, pero su voz me detiene.

—Esta bien… Si quiero tu amistad Alissa, en serio, y se que me dijiste que no lo hiciera, pero en verdad lamento lo que hice porque tienes razón y me disculpo por eso —se me escapa un pequeña sonrisa.

—Vayan a la casa después del instituto —les digo sin voltearme y empiezo a caminar sin esperar una respuesta.

Necesito distraerme y se que con ellas puedo pasar un buen rato.

La campana suena indicando el inicio de la próxima clase y me voy hacia el salón de historia, David no me ha escrito, pero supongo que ya llegó a Moscú y lo más lógico es que consigan a un sustituto.

Al llegar al salón están casi todos los de mi curso, pero ignoro a todo el mundo y voy directamente a los últimos asientos, a los pocos minutos Hannah aparece por la puerta y me mira con una expresión de duda que me da risa.

Le doy una sonrisa un poco perezosa y le hago una señal con la cabeza para que se siente a mi lado a lo que ella me sonríe emocionada y camina directamente hacia el asiento de mi lado sentándose. Abro mi bolso y tomo algunos bombones pasándoselos, los toma y yo dejo algunos para mí ya que necesito un poco de azúcar.

La mirada de muchos se posa sobre nosotras, en especial la de un pelinegro que me dedica una sonrisa de labios cerrados la cual remueve mi estómago y me hace acordarme de lo que pasó el sábado.

El vértigo vuelve en menor medida, pero está ahí y tengo que apartar la mirada por la sensación.

—¿Estás bien? —Hannah habla un poco tímida.

Parece que noto mi reacción porque mira de Matt a mi con curiosidad.

—No lo sé —admito después de unos segundos.

Apoyo mi codo en la mesa y mi cabeza sobre mi mano observándola mientras se mete un bombón de chocolate a la boca.

—Ese chico… Matt, te está mirando mucho, de hecho siempre te mira.

—Lo se, no es como que me pase desapercibida la molesta sensación de sentirme observada todo el tiempo —no puedo evitar rodar los ojos y ella se ríe.

—Esto es raro, pasar de no hablar a…

—Hablaba en serio cuando dije que no quiero hablar más del tema, de mi parte está olvidado.

—Bien, entonces saliendo de aquí vamos a tu casa.

—Si…

Empezamos a hablar de cosas triviales mientras esperamos y 5 minutos después Cindy aparece por la puerta avisando que David está de licencia y a el maestro sustituto que encontraron llegará hasta mañana así que nuestra hora de historia está libre, pero tenemos que esperar dentro del salón.

La mujer en ningún momento me miró, de hecho evito mi mirada a toda costa por lo que me dedique a ignorarla hasta que se fue.

En un momento dado mi mirada se va a un rubio que esta a unos puestos de mi, alejado y con una expresión cansada en el rostro mientras revisa su teléfono con desinterés, se ve mal y no hablo de manera física, incluso me atrevería a decir que su lucha interna parece más fuerte que la mía en esta momento.

Todos los demás están en su propio mundo e incluso me parece raro que Matt no esté con el, Kathia está con sus amigas cerca de una de las ventanas y no parece ni siquiera notar que su novio está en la habitación.

—Voy al baño —me avisa Hannah mirando su teléfono y solo asiento cuando se levanta saliendo del salón.

El tema de Dereck aún me ronda en la cabeza así que en contra de lo que hubiera hecho en otro momento tomo mi teléfono, entro en Instagram y le envío un mensaje privado, no tengo su número así que por mensajes no le puedo escribir por lo que mi única opción es la red social.

Lo observo por un momento a ver si recibió mi mensaje y a los pocos segundos se voltea a verme con una expresión significativa para después darme una sonrisa que no le llega a los ojos.

Se vuelve a concentrar en el teléfono y pensé que no me respondería, pero a los pocos segundos recibo una notificación.

“Derck_leon acepto tu solicitud de mensaje”

Sonrió solo un poco y abro el chat de su perfil.

Derck_leon
Estás bien??

No…
Te importa si lo estoy??

No…
Solo pregunto porque me encanta perder el tiempo

🙄

🙈🦁

🐁

Se me escapa una pequeña risa y es que nunca había tenido una conversación tan estúpida y menos con el, de hecho no tengo una conversación con el desde que tenía 9 quitando lo de la semana pasada y los pequeños encuentros llenos de insultos desde que estudió en el instituto.

No le respondo el último mensaje porque en realidad no se que decir, como ya lo dije no soy buena para consolar y creo que el necesita a alguien que esté anímicamente mejor que yo en este momento.

Hannah vuelve y nos dedicamos a hacer planes para esta tarde, decidimos ver una maratón de series y que se queden a dormir esta noche en mi casa por lo que le envío un mensaje a Laura avisándole.

Luego suena la campana que da aviso para la última clase y Hannah y yo salimos, pero tomo el camino contrario al salón donde vemos la última clase.

—¿A dónde vas? —la castaña se detiene mirándome confundida.

—No lo sé, a mi casa tal vez. No pienso entrar a esa clase —me da una sonrisa muy grande mientras niega con la cabeza.

—¿Dónde quedo lo de dejar atrás el tema? —me pregunta sabiendo mi razón para no entrar.

—La verdad es que no tengo ganas de escuchar a esa profesora así que prefiero irme, nos vemos en un rato —me despido yendo al estacionamiento.

Decido ir a la fábrica para cerrar por completo la misión del italiano que mate el fin de semana, al llegar me cambio de ropa y paso un rato por dónde Percy para cerrar algunos tratos que tenemos.

Viktor no está y me entero de que ayer me estaba llamando, pero con como estaba ni siquiera era consiente de mi misma, sigo sin recibir noticias de David y no sé si es porque no puede o porque está molesto conmigo.

Se me pasa la hora y casi a las 3 de la tarde recibo un mensaje se Laura diciéndome que tanto ella como Hannah están en mi casa.

Le pido disculpas y le prometo que voy a llevar comida china y algunos dulces para ver la serie así que salgo de la fábrica y voy a mi restaurante de comida china favorito donde pido la orden y mientras estoy esperando la comida mi teléfono recibe una notificación, lo miro extrañada y un poco desconcertada.

Es un mensaje de Instagram, de Dereck y lo que leo me deja descolocada.

Derck_leon
Alissa, te necesito…

Me apresuro a marcar el icono de llamada de la aplicación y a los pocos segundos contesta.

—¿Qué…?

—¿Puedes venir?... —me interrumpe y su voz suena ahogada, casi desesperada.

—¿Pero que…?

—Por favor —me insiste.

Suelto un suspiro cansado antes de poder responder.

—¿Dónde estas? —pregunto de manera suave.

No sé de dónde me salió el tono de voz, pero lo ignoro mientras me dice el lugar donde está, cuelgo y a los pocos minutos me dan mi pedido, una vez tengo las bolsas en mis manos me apresuro al auto y conduzco a la dirección que me dio.

No sé porque hago esto, ni siquiera se porque lo llame, pero siento la necesidad de hablar con él.

Luego de una media hora de camino porque resulta que no estaba nada cerca del restaurante llegó al parque infantil dónde solía pasar algunas tardes de mi infancia y sonrió con melancolía al ver al chico rubio en uno de los columpios a lo lejos.

Detengo el auto en uno de los laterales frente a una tienda y bajo de manera rápida cruzando la calle para adentrarme en el parque.

El lugar está solo y Dereck no me ha visto porque está de espaldas a mi muy quieto viendo hacia el suelo, me detengo a mitad de camino observándolo y dudando en si debo hacer esto o no, pero finalmente asiento para misma y camino los pocos metros que me faltan para llegar al área de columpios.

Me escucha llegar, pero no dice nada y yo tampoco, me siento en el columpio libre a su lado y me mantengo ahí, quieta, mirando al frente y en silencio no se si dándole tiempo a él o dándomelo a mi.

Después de unos minutos giro mi cara para verlo, mantiene la cabeza gacha y las manos entrelazadas entre las piernas, pero de repente sus hombres se empiezan a sacudir levemente y veo un gota caer sobre su pierna.

Está llorando.

Muerdo mi labio inferior tratando de encontrar unas palabras para decir, pero no las encuentro, no sirvo para esto, no puedo consolar a las personas y sinceramente tampoco se que le pasa como para darle un consejo.

Lo veo llorar por un rato más y el sentimiento de impotencia es algo abrumador así que estiro mi mano hasta dejarla sobre su pierna y luego lo hago un poco más para tomar una de sus manos la cual deja que entrelace con la mía y cuando lo hago es el quien rompe el silencio.

—No soy el mejor hijo ¿Sabes?... —empieza con la voz ahogada y ronca—. Tampoco el mejor amigo, o el mejor novio y mucho menos el mejor estudiante… Pero no soy mala persona Alissa, en serio no lo soy. Si, he hecho cosas malas de las que no estoy orgulloso, he sido un auténtico hijo de puta, pero no creo que merezca que mi vida sea tan mierda —sonrió con ironía por lo que dice.

Creo que sí supiera lo que hago pensaría que las supuestas cosas malas que ha hecho serían las mejores que podría hacer una persona.

Mi historia con Dereck empezó hace muchos años, nos conocimos en el jardín de niños y a raíz de eso nuestras madres se hicieron amigas, en realidad nunca fui una niña muy sociable, era más de estar con mis padres, el colegio y cualquier cosa que me mantuviera lo suficientemente ocupada, pero Dereck fue mi primer y único amigo por algunos años.

Era un niño tímido ante todos, pero cuando estaba conmigo era todo lo contrario y eso fue lo que me cautivo de el.

Era un pequeño niño con rizos de oro y pecas el cual era muy solitario y yo decidí que lo quería en mi vida. Pasábamos todo el tiempo que podíamos juntos, incluso íbamos a trabajar con mi padre.

Teníamos ridículos apodos, yo le puse leoncito por su melena rubia y su apellido y el me puso ratón porque decía que era muy pequeña y escurridiza, éramos el dúo dinámico, no se porque siempre me he llevado mejor con chicos, pero el y Hugo fueron mis mejores y únicos amigos de la infancia aunque Dereck llegó primero.

Por años fuimos como hermanos, pero cuando murieron mis padres también murió nuestra amistad.

Efectos colaterales les dicen.

En el mes que siguió después de sus muertes no lo vi y no supe nada de el, cuando me fui no regrese ni una vez en 5 años, no llame ni una vez y no tuve contacto con nadie de este país en ese tiempo, de hecho ni siquiera intente hacerlo además de que no lo permitían.

Debo admitir que tenía la esperanza de que cuando llegara algo con el sería igual, pero me lleve un golpe contra el pavimento cuando descubrí que nada podría estar más alejado de la realidad. Dereck, al igual que yo había cambiado, era novio de mi prima, un completo patán y ya nada quedaba de ese niño introvertido y frágil, pero amable y maravilloso que había sido mi mejor amigo, casi mi hermano.

El hecho es que la distancia, los años y las circunstancias cambian a las personas y nosotros somos el claro ejemplo de eso.

También tengo que aceptar que parte de la culpa es mía, no trate de contactarlo, no lo busque, no pregunte por el y cuando regrese al ver en lo que se había convertido me alejé por completo.

Los últimos tres años, casi cuatro, nuestra relación ha consistido en palabras de desagrado, miradas furtivas e ignorarnos el resto del tiempo por lo que se me hace raro el ahora estar aquí.

—Podría ser peor idiota —se ríe un poco y yo también lo hago al verlo.

—Si, tal vez, pero para mí esto es suficiente. Alissa, yo no quiero seguir así…

—¿Y porque no cambias?

—No es tan fácil…

—Claro que no lo es, si fuera fácil no se llamaría vida Dereck

—¿Y como lo hago?

—No tengo esa respuesta —le suelto la mano y tomo las cadenas del columpio moviéndolo suavemente.

—¿Recuerdas cuando tu madre nos traía aquí? —suelta la pregunta haciendo lo mismo que yo hace un momento.

—Si —respondo sin querer ahondar en la pregunta.

—Si te soy sincero esos eran mis días favoritos… Nunca he vuelto a ser tan feliz como en esos momentos —no puedo evitar la punzada que me da eso.

—Yo también lo extraño —suelto con resignación.

—¿Qué nos pasó Alissa?.

—Crecimos, o eso creo —hago una mueca mientras le respondo.

—Hubiera preferido nunca crecer si eso significaba no separarnos —una pequeña sonrisa se forma en mis labios, pero no puedo evitar terminar sonriendo con amargura.

—Todo era más fácil en ese tiempo ¿No?

—Si, lo era.

—¿Te puedo hacer una pregunta? Es que llevo preguntándome lo mismo durante años —hace un sonido afirmativo—. ¿Por qué mierda Kathia? ¿Cómo es que terminaste siendo su novio? Digo, es hermosa, pero es… Horrible, una bruja y hay cientos de chicas mucho mejores —suelta un suspiro cansado pateando una piedra del suelo.

—Después de lo de tus padres mi madre empezó a buscar a tu tía y se empezaron a juntar…

—Dos pirañas juntas… Porque no me sorprende —digo con ironía y lo escucho reír—. Tu madre y mi tía son unas suripantas y lo digo sin temor a ofender.

—No lo haces, si lo son… El hecho es que se empezaron a ver todo el tiempo y pues, cada que lo hacían me obligaban a convivir con Kathia, el tiempo paso, crecimos y si en algo tienes razón es que Kathia es muy hermosa, pero eso no quita lo mala persona que es, a pesar de eso empezamos hablar y de alguna manera retorcida nos hicimos amigos.

—¿En serio? —pregunto sin saber porque me sorprende.

—Si y bueno sabes que siempre he sido muy influenciable —asiento ante eso—. Cuando mi madre empezó a ver qué nos llevábamos relativamente bien me empezó a decir lo bien que nos veíamos juntos, luego le empezó a meter la idea en la cabeza a tu tía y finalmente Kathia se unió a eso, después de un par de meses y de mucha insistencia de su parte le termine pidiendo que fuera mi novia.

—Vaya… ¿Y te gusta?

—No.

—¿Alguna vez te ha gustado?

—No.

—¿Tan siquiera te agrada?

—Ya no la soporto.

—¡¿Y porque sigues con ella?! —termino por gritar al escuchar tal estupidez.

Suelta una pequeña risa nasal y voltea a mirarme.

—No lo sé, costumbre tal vez y no creas que no he intentado romper con ella, llevo meses intentándolo, pero cuando sospecha que trato de tocar el tema me amenaza o me chantajea con cualquier estupidez. Sinceramente ya estoy cansado, pero estoy encerrado en un círculo vicioso donde me cansa tanto intentarlo que solo lo dejo estar.

—Los vicios son una corriente demasiado fuerte, pero no imposible de vencer y menos cuando es algo tan vago. Se de lo que hablo, créeme.

—¿Tienes algún vicio ratón? —sonrió mordiendo mi labio por su pregunta.

—Mas de los que quiero admitir.

—¿Cómo cuales?

—No quieres saberlo.

—Si quiero, por eso lo pregunto.

—Entonces no quiero decirlo —termino sonriendo.

—Esta bien, lo respeto —después de esas palabras se forma un silencio cómodo por un par de minutos hasta que soy yo la que habla.

—¿Qué es lo que está pasando contigo leoncito? —no creo que necesite especificar mi pregunta.

—Es una mezcla de muchas cosas, pero lo que peor me tiene es mi familia, mi padre quedó en bancarrota y sabes lo que eso significa para personas como mis padres, están insoportables e insisten cada vez más en qué formalice más mi relación con Kathia.

—¿Formalizar más? Quieren que…

—Me comprometa con ella —me suelta y abro mucho los ojos.

Eso sí me sorprendió incluso más que el saber que su familia está en bancarrota.

—Pero si apenas tienen 18 años.

—Si, pero circunstancias desesperadas…

—Nuestras familias son un asco —termino y lo escucho reír.

—Si, lo son… Menos Laura, esa chica es muy tierna —lo miro mal—. No me malinterpretes, solo digo que es buena chica —asiento dándole la razón.

—Entonces en bancarrota, y quieren que te comprometas con mi prima para ocultar eso y además tener acceso al dinero de mi familia —uno los cabos.

—Exacto, de hecho el plan desde el principio era que tú y yo nos comprometiéramos… ¿Recuerdas la conversación que escuchamos entre nuestras madres hace años? —me rio un poco acordándome de esa ocasión.

Cuando teníamos ocho años estábamos en mi casa y nuestras madres estaban hablando mientras nosotros escuchábamos a escondidas, en un momento determinado la madre de Dereck le dijo a mi madre que sería maravilloso que en un futuro nos casáramos para unir el “linaje” y poder ser una de las familias más poderosas del estado.

Lo que hicimos fue mirarnos con asco entre nosotros y echarnos a reír mientras mi madre le decía que eso ya sería decisión de nosotros.

—Si, lo recuerdo…

—Pero entonces asesinaron a… —se detiene como si hubiera dicho algo incorrecto.

—Tranquilo… —le sonrió son tristeza—. Puedes decirlo, asesinaron a mis padres —se vuelve a formar un silencio, pero está vez si es incómodo.

Pasan varios minutos que se me hacen eternos y no sé si lo más tortuoso es el tiempo o los pensamientos que invaden mi mente.

—Creo que nunca te lo dije —rompe el silencio—, pero en verdad lamento lo que pasó, tus padres eran las personas más maravillosas que he conocido y no merecían eso, ni tu tampoco.

—Gracias —le respondo incómoda—. O eso creo…

—¿Cómo lo hiciste? ¿Cómo superaste lo que pasó?

—¿Superar? —sonrió lacónica soltando la palabra con cinismo y sarcasmo—. Dereck, estoy tan envenenada por dentro que te daría miedo saber lo pasa por mi cabeza la mayoría del tiempo, ¿Crees que estoy bien? ¿Crees que puedo dormir tranquila? No hay ni un segundo del día en dónde no sienta que mi pecho se comprime por no tenerlos y me siento tan muerta por dentro que asusta… Me quitaron lo que yo más amaba en la vida, sabes lo que significaban para mí y no hay día en el que no los extrañe —termino por decir con los ojos llenos de lágrimas no derramadas.

Se queda callado como si lo hubiera dejado demasiado sorprendido hasta que puede hablar.

—Yo… Yo no pensé que te sintieras así.

—Nadie lo piensa leoncito.

—¡Pero es que por Dios Alissa! Te fuiste de un momento a otro, no llamaste, no escribiste, no volviste en 5 años y cuando lo haces eres una completa hija de puta insoportable que siempre tiene cara de querer matar a quien se le acerque ¿Cómo esperas que la gente sepa que te sientes así? —habla molesto y eso me hace mirarlo mal.

—¡¿Y me lo estás reclamando?! ¿Qué querías? ¿Qué me quedara aquí siendo una carga para personas que no me querían? ¿Qué les diera motivos a los malditos periodistas amarillistas para que escribieran un montón de basura sobre una huérfana? O ¿Qué cuando regresará tuviera la misma mentalidad de una niña de nueve años? Dereck, asesinaron a mis padres, yo lo vi y esas imágenes me atormentan cada maldito día desde hace casi nueve años ¿Crees que quiero que la gente sepa cómo me siento? ¿En qué me ayudaría eso? ¿Van a devolverme a mis padres? Está bien, no llame, no escribí, no te busque ni a ti ni a nadie mientras estuve lejos, pero cuando regrese y trate de hacerlo yo no era la única que había cambiado.

Para cuando terminó mi diatriba estoy de pie frente a el mientras me mira con la boca ligeramente abierta y una expresión de sorpresa.

—Yo… ¿Me buscaste cuando regresaste? —ruedo los ojos, pero termino asintiendo mientras le doy la espalda—. ¿Y porque no…? —lo interrumpo antes de que termine la pregunta.

—Te busque Dereck, pero resulta que la única que se había convertido en una hija de puta no había sido yo. Cuando vi en lo que te habías convertido preferí alejarme porque si hay una cosa que no quiero es tener gente estúpida y superficial en mi vida…

El mismo día que llegué al país fui a su casa antes que a cualquier otro lado y lo que me recibió fue su madre, no esperaba que me sonriera y me invitara a pasar, pero tampoco que me mirara con desprecio y me echara de su casa.

No lo tome a mal, de hecho no me sorprendió, pero lo que si me sorprendió fue descubrir que el era novio de mi prima y el hecho de que cuando lo encontré se estaba besando con otra chica que no era ella.

Cuando me incorpore al instituto quise y tuve la intención de hablar con él, pero lo primero que vi fue como el y Kathia molestaban a una chica un poco menor como si fuera una basura y lo segundo fue ver cómo Kathia intento molestarme a mi y el simplemente se lo permitió.

—Te convertiste en el prototipo de chico que odiábamos cuando éramos niños y eso fue caer muy bajo —termino viendo pasar a algunas personas por la calle.

—No… No tengo escusas para eso —lo escucho levantarse del columpio y llegar a unos pocos pasos detrás de mi—. Tienes razón, pero lo que no sabes es que en parte eso es una máscara…

—Adaptación le dicen —termino por el.

—Exacto…

—Pero te adaptaste mal —me volteo a enfrentarlo y el castaño de sus ojos es un golpe directo al estómago—. Aunque no te puedo culpar porque yo también me adapte de forma equivocada.

—¿Lo tuyo también es una máscara? —pregunta inquisitivo.

—No, me adapte de forma equivocada, pero no uso máscaras… No la mayoría del tiempo al menos —me corrijo—. Mi indiferencia ante la mayoría de las cosas no es una máscara, es parte de mi proceso de adaptación al igual que mi desagrado por las personas. Simplemente no soporto la estupidez, lo que ves es lo que hay.

Empieza a reír, pero yo me mantengo sería al estar hablando en serio.

—Ok —deja de reír y se acerca un poco más quedando a una distancia corta—. De todas maneras gracias por venir Alissa, no tenía a nadie más a quien recurrir.

Bufo y niego haciendo un gesto de desdén.

—¿Bromeas? Si tienes muchos amigos —se ríe con amargura.

—No tantos como creerías.

—¿Me lo dices o me lo preguntas? Más temprano vi a tu supuesto mejor amigo abejoneándose con tu maravillosa novia —se pone serio y no sé porque me siento un poco mal—. Uhh ¿Arruine el momento cierto?

—Un poco, pero no es nada que no supiera Alissa.

—Además no es como que fueras un santo —murmuro viendo hacia otro lado.

—No puedo negar algo evidente —su voz adquirió un tono oscuro—. La verdad debo admitir que de parte de Kathia no me sorprende, pero de Nelson si me dolió en su momento, ahora simplemente me irrita. Después de todo y de tanto ninguna de las personas que me rodean son reales conmigo, todos están por conveniencia, estatus, apariencia y no Alissa, en realidad no tengo amigos, creo que la única persona que podría llegar a llamar amigo es Matt —la mención del niño bonito me juega en contra por un momento, pero vuelvo la atención al chico frente a mi—, así que en resumen, no tenía y no quería nadie más a quien recurrir.

—En ese caso gracias por pensar en mi leoncito.

—Gracias a ti por escucharme y de verdad me alegra saber que aún queda algo de esa niña que fue mi mejor amiga.

—Eso no es cierto…

—Si lo es, me lo acabas de demostrar ratón y que tú no lo veas no quiere decir que no sea cierto —hago una pequeña mueca al tiempo que me remuevo incómoda—. No pensé que me respondieras el mensaje que te envié siquiera.

—Sinceramente no sé por lo hice, de hecho no se que hago aquí. Creo que me agarraste en un momento de debilidad.

—¿Te arrepientes de haber venido?

—No —respondo de inmediato y sin dudarlo.

—Me alegra saber eso.

—Quisiera haberte podido ayudar más, pero…

—¿Puedo aprovecharme un poco más de tu momento de debilidad pidiéndote algo?

—Depende de que sea —lo miro con los ojos entornados.

—¿Me regalarías un abrazo? —me quedo sorprendida y por un momento no hago nada, pero finalmente asiento y se me tira encima abrazándome.

Es más grande que yo así que su cuerpo me envuelve casi por completo, aún así pongo mis manos en sus hombros presionándolo contra mi mientras entierra su cara en el hueco entre mi cuello y mi hombro.

Nos quedamos así durante varios minutos y no sé porque siento que esto es el final, pero también el principio de algo.

Creo que ambos necesitábamos esto, este cierre y no es como si todo este dicho o hecho, pero es un buen inicio porque estoy dispuesta a no alejarme de él si eso es lo que quiere, porque es un ancla a mi pasado, o mejor dicho, a lo bueno de el y porque lo necesito aunque no lo admita en voz alta.

Nos separamos cuando mi teléfono vibra en el bolsillo de mi pantalón y es un mensaje de Laura diciéndome que me apresure y amenazándome con poner hormigas en mi cama si no llego en menos de 20 minutos.

—Creo que debemos irnos —digo guardando el teléfono.
—Bueno, gracias de nuevo y lamento el haberte molestado —murmura Dereck metiendo las manos en los bolsillos de su sudadera mientras da unos paso hacia atrás.

—¿Qué haces?

—Dijiste que tenías que irte.

—No, dije que debemos irnos, es decir, los dos —me mira confundido como si no me entendiera—. Vamos a mi casa.

—¿Me estás invitando a tu casa? —habla con incredulidad y sorpresa como si no creyera lo que le digo.

—Si ¿Tienes algo mejor que hacer? Además de lamentarte por lo porquería que es la vida claro —sonríe mostrando todos sus dientes y yo lo hago igual.

—No, no tengo nada mejor que hacer.

—Perfecto ¿Trajiste tu auto? —niega haciendo una mueca.

—Vine en taxi.

—Bueno, vamos en el mío. Las chicas están histéricas —comento empezando a caminar y se posiciona a mi lado siguiéndome.

—¿Chicas?

—Hannah y Laura, tenemos una especie de pijamada o algo así —le explico y llegamos al auto.

—¿Tu? Alissa Carter, la chica mala del instituto ¿En una pijamada? ¿Con chicas?

—¿Tu? Dereck León, el chico más popular del instituto, mariscal del equipo de fútbol ¿En una pijamada? ¿Con chicas inadaptadas? —le guiñó un ojo quitando el seguro de mi vehículo y entrando en el.

A los pocos segundos hace lo mismo.

—Dushe… —nos empezamos a reír—. ¿Eso es comida china? —señala las bolsas en la parte de atrás y asiento—. Es mucha para tres chicas ¿No crees?

—No dirás lo mismo cuando no te quieran dejar rollitos primavera, o cuando ya no encuentres camarones.

—Esto va a ser muy interesante.

—Si, muy interesante…



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VOLLLLVIIIII!!!

Yeiii al fin

Bueno, para no demorarme mucho les explico que pase por un bloqueo muy fuerte pero regrese con, no uno, sino tres capitulos largos para compensar

Y si gente, la historia de Alissa y Dereck es muy vieja y muy triste por como se tuvieron que separar. Espero que entiendan que mi leoncito no es malo, sus actitudes hasta ahora habían sido producto de manipulaciones y como lo dijo Alissa alguna vez, solo era un titire

No es perfecto, ha cometido errores y no todo ha sido por manipulación, pero fue su manera de escapar a toda su vida

Alissa siempre lo supo, pero quería que el mismo se diera cuenta y ahora espera volver a recuperar su amistad así como Dereck quiere mucho a su ratón porque sí señores, la quiere

Espero mucho para escribir este capítulo y me encanta así que disfrútenlo

Bye y bsos😘

Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora