Me bajo del carro y la enorme casa se impone frente a mi como una bestia haciéndome querer regresarme a dónde estaba, deje a David en su casa y de inmediato me vine para acá, pero creo que no fue buena idea, aún no estoy lista para volver a mi realidad.
Lamentablemente me toca.
Abro la puerta y me encuentro a Hannah y Laura de frente tirándose sobre mi sin darme tiempo de terminar de entrar, me aprietan fuerte contra ellas y me dan ganas de desmoronarme, pero no lo hago.
Cómo puedo las separo de mi y las miro con diversión.
—¿Están bien? Actúan como locas —se miran entre si y después a mi nuevamente.
—¿Tu estás bien Lissa?
—De maravilla Hanny —me encojo de hombros—. ¿Dónde está Nana? Tengo hambre.
Les pasó por un lado y dejo el bolso que traía junto el estuche de mi violín en un rincón antes de empezar a caminar a la cocina, las escucho seguirme y tengo que respirar con profundidad para que no se me caiga la careta.
Cuando entro a la cocina encuentro a mi Nana rebuscando cosas en la alacena.
—Hola Nana, buenos tardes… —la saludo e inmediatamente sale del pequeño cuarto mirándome con alegría.
—¡Mi niña! —de inmediato llega a mi y me abraza con fuerza.
Le correspondo y su aroma me calma, pero también hace que me piquen los ojos así que me aparto y entro yo a la alacena, donde aprovecho mientras busco un chocolate para calmarme.
No debí regresar aún.
Encuentro una caja de Snickers que llevo conmigo hasta la isla de la cocina y me siento en un banco abriendo una de las barras.
—Tengo hambre Nana —le digo y sus ojos se iluminan.
—Ya les preparó algo mis niñas, pero procura no comer tanto dulce Ali. Te vas a arruinar el apetito.
—Tranquila, no desayuné y vengo con un agujero negro en el estómago —la hago reír y las chicas se sientan a mi lado mirándome preocupadas—. Ya quiten esas caras, me van arruinar el buen humor —les advierto aunque no tengo ningún buen humor.
—¿Dónde estabas primis?
—Por ahí, ¿No ves mi bronceado? —le muestro mis manos y me quito las gafas que traía—. De verdad necesitaba unas vacaciones.
—Pero tu… —Hannah trata de hablar y la interrumpo.
—¿Dónde está Dereck?
—Con Matt y Thomas, llevan toda la semana tratando de encontrarte.
—Pues díganles que ya estoy aquí, así no siguen perdiendo el tiempo en cosas estúpidas.
—No es estúpido, estábamos preocupados Lissa.
—No entiendo porque, yo estoy muy bien —termino por comerme lo que me queda de la barra de chocolate de un mordisco.
—Te desapareciste por casi dos semanas y no atendiste el teléfono —me encojo de hombros.
—Se me descargo y no tenía cargador, voy a darme una ducha para almorzar —me levanto y salgo sin que puedan recriminarme nada.
Recojo lo que había dejado en el recibidor y subo a mi habitación, tiro todo en la cama y me desprendo de la ropa con rapidez entrando a la ducha dónde se me vienen a la mente los últimos días, especialmente David.
Se que hubieron cosas que no debieron pasar y aunque no me arrepiento me recriminó no haber tenido más control.
Cuando salgo del baño envuelta en un albornoz Laura y Hannah están en mi cama, la primera mirándome con algo de incomodidad y la segunda un tanto molesta.
—Alissa, entiendo porque te fuiste y lo respeto, pero eso no quiere decir que tengas el derecho de ignorarnos de esa manera y mucho menos de minimizar nuestra preo…
—Estaba con David —suelto de repente y las dos quedan sorprendidas.
No sé porque lo dije, pero necesito terminar de soltarlo.
—Eso es imposible, nosotras lo vimos en el instituto primis.
—No todo el tiempo, solo desde hace unos días, pero eso no es a lo que quiero llegar, el me masturbo y… —ni siquiera puedo terminar la frase porque ambas empiezan a gritar como locas moviéndose de un lado a otro mientras me preguntan un montón de cosas que no entiendo porque ambas hablan al mismo tiempo.
—Espera… —Hannah se detiene de repente y hace que Laura también lo haga— ¿Mientras nosotros nos preocupábamos por ti, tu te estabas cogiendo a David?
Enarca una ceja y bufo frustrada.
—No me acosté con el Hannah, solo me tocó —ambas forman una o con la boca.
—Un momento, ¿Tu no tienes una extraña relación con Matt? —Laura se cruza de brazos poniendo todo su peso en una sola pierna mirándome de manera acusatoria.
—No —la manera en la que lo digo expone lo poco convencida que estoy y ellas lo notan.
La verdad no sé que es lo que tenga o no tenga con Matt en este momento, de hecho ni siquiera se como me siento con respecto a el ahora y no solo por lo que pasó con David, sino por lo que dijo la última vez que nos vimos y lo que hizo.
Mato a alguien por mi, algo que dijo que nunca haría lo hizo por salvarme a mi y no sé cómo me hace sentir eso.
—No estamos hablando de Matt en este momento sino de David —comento a la defensiva.
—Lissa, par hablar de David y de lo que paso tenemos que hablar de Matt porque aunque no lo aceptes sientes algo por el y ese chico está coladisimo por ti —tomo mi cabello y tiro de el con frustración caminando por la habitación.
—No se que mierda me pasa.
—Ali, ¿Te gustó lo que hiciste con David?... —abro la boca para responderle a mi prima, pero mi puerta siendo abierta de repente nos interrumpe.
En menos de dos segundos tengo a Dereck y a Matt encima de mi envolviéndome con sus brazos, quedo aplastada y tensa entre los dos mientras me dicen lo mucho que estaban preocupados y me preguntan si estoy bien o donde estaba, pero ni siquiera me puedo mover.
O es así hasta que reacciono y los aparto empujándolos con fuerza.
—¡Carajo ya dejen el drama! Estoy bien —me exasperó amarrando bien las tiras de la bata para cubrirme—. Si hubiera sabido que el irme un par de días los pondría tan histéricos les hubiera mandado mi ubicación y un reporte diario de como estaba —ironizo.
—Estábamos preo…
—¡Ya lo sé Dereck! Todos estaban preocupados porque resulta que soy una maldita suicida que se iba a matar simplemente porque sus padres estaban cumpliendo nueve años de muertos —el toque cínico y prepotente me sale tan bien que debería ser considerada la mejor actriz del mundo por esto.
Ahora estoy molesta y dolida, pero más molesta.
—No es eso Alissa, es que…
—Salgan todos de aquí —les digo y Laura trata de hablar, pero no la dejo— ¡Que salgan! —grito antes de entrar a mi closet y cerrarlo de un portazo.
Termino por ponerme una blusa sencilla, unos jeans, un suéter y unas botas para después tomar las llaves de mi moto. Bajo por las escaleras de emergencia que dan directamente a la cochera cuidando que nadie me vea y tomo la moto saliendo del lugar, el vigilante me abre la reja y tomo la carretera dispuesta a ir a ver a la única persona que no me va hacer un berrinche o va a volver un lío mi cabeza.
Llegó a la clínica más rápido de lo pensado y voy directamente al área infantil, en recepción me dicen lo que quiero saber y me detengo en el área de espera cuando veo una cara conocida.
—Alissa, hola —me saluda cuando me ve acercarme.
—Hola Lili, ¿Cómo va todo?
—Bien dentro de lo que cabe —me sonríe y tiene leves ojeras, pero se ve tan bien como siempre.
—¿Y ella como está? —pregunto con el corazón en la mano.
La he descuidado y es algo que no me perdono.
Liliana me sonríe con ternura y posa una de sus manos en mi hombro derecho.
—No te voy a decir que está bien cielo, pero podría estar peor, ahora mismo le están haciendo la quimioterapia y los efectos secundarios siguen siendo muy fuertes, pero según los pronósticos de los doctores ha avanzado mucho y tienen grandes esperanzas. Todo eso es gracias a ti Alissa —los ojos se le llenan de lágrimas y a mi también.
Cubro mi cara tratando de ocultarlo y un par de lágrimas se me escapan, pero las limpio inmediatamente respirando con fuerza.
—No es gracias a mi Liliana, yo no he hecho nada.
—Has hecho más de lo que crees Alissa, y no hablo solo del soporte económico que nos has dado, tu le diste algo irremplazable e incomparable a Nia, le diste esperanza y eso es algo que nadie va a poder superar.
—Liliana, yo he estado pensando en algo. No suelo tomar en cuenta la opinión de las personas para tomar mis decisiones y nunca me arrepiento de nada por lo que se que de esto no lo haría, pero quiero que tu me des tu punto de vista…
Le platico de lo que ha estado rondando en mi cabeza desde hace meses y me acojono un poquito cuando le noto la sorpresa en su cara, pero el que me escuche y no me interrumpa me impulsa a seguir.
Le explicó mis razones, como me siento con respecto a eso y le expongo mis pro y mis contra, también le digo que no es algo nuevo sino que más bien llevo pensando y dándole vueltas desde hace mucho, pero que no me he atrevido a llevarlo a cabo por diferentes razones de las cuales le expongo algunas más no todas.
—Alissa, me has dejado grata y profundamente sorprendida con lo que me acabas de decir.
—Lo se, es una locura.
—Lo es, de verdad lo es, pero no necesariamente es algo malo cariño. Eres muy joven y tienes toda una vida por delante, es una decisión que no puedes tomar a la ligera.
—Lo se y créeme que no es así, desde que esa idea se apareció en mi cabeza le he dado muchas vueltas.
—Lo note, tus argumentos son muy sólidos y es muy madura la manera en la que piensas lo cual es algo admirable, tienes claro la responsabilidad que representa y que no es algo que puedas deshacer. Si te soy sincera me encantaría que te decidieras a hacerlo —la miro sorprendida.
—¿En serio?
—Creo que no hay otra persona más apta qué tú, pero si decides que si quieres te sería muy difícil, ya he hecho muchos trámites parecidos y los requisitos son muy extensos y muy difíciles de cumplir, especialmente para ti.
—Lo se, ya me asesore en eso —bufo con frustración—. No quiero que pienses que no estoy segura, si lo estoy y quiero hacerlo, pero lo que me detiene es el incesante sentimiento de que no voy a ser suficiente…
—Cariño lo eres, eres más que suficiente y si fuera por mi te haría esto realidad sin dudarlo ni un segundo ¿Qué vas a hacer Alissa? —pregunta con cariño.
—Primero necesito resolver unos asuntos Liliana, necesito poner en orden mi vida y una vez lo haga tomaré una decisión definitiva.
Asiente y damos por terminada la conversación.
Media hora después nos avisan que terminaron con el tratamiento de Nia, a ambas nos permiten pasar a verla, pero tenemos que ponernos protectores y desinfectarnos, para cuándo logramos entrar a la habitación Nia ya se había quedado dormida, aún así ambas nos quedamos cuidándole el sueño toda la tarde y procuramos hacerla sentir mejor cuando se levanta con náuseas, vomita todo lo que come y se queja del dolor rompiendo mi corazón.
(…)
Regreso a la casa después de una noche realmente larga, pase toda la madrugada en la clínica asegurándome de que Nia tuviera todo lo necesario y de estar ahí por si me necesitaba.
Dejo la moto en la entrada y Jorge me espera en las escaleras.
—Buenos días señorita.
—Buenos días Jorge —le entrego las llaves de mi vehículo y empiezo a subir las escaleras, pero me detiene con lo que dice.
—Todos están en la casa…
No necesita decirme nombres para saber a qué se refiere.
—Gracias Jorge.
Termino de entrar y escucho voces en el comedor, subo las escaleras y me encierro en mi habitación dónde tomo un baño, me pongo un short de mezclilla, un top y unas pantuflas antes de bajar nuevamente.
Cuando entro al comedor todos se quedan en silencio y odio, pero a la misma vez me divierte la tensión que se respira con mi mera presencia, aún así decido ignorarlo tomando asiento en la mesa y sirviéndome en un plato cereales, fruta y leche.
—Buenos días —soy yo quien rompe el silencio.
—Buenos días primis, ¿Cómo amaneces?
—No muy bien Lau, fue una noche difícil —me obligo a sacar conversación para no hacerles el desayuno incómodo.
—¿No dormiste bien ratón?
—Mas bien no dormí, estuve toda la noche en la clínica.
—¿Te sientes mal? ¿Qué tienes? —se apresura a preguntar Matt.
Inclino mi cabeza sobre la mesa y masajeo los costados de esta con cansancio aunque en realidad solo estoy tratando de no mirarlo.
—No es por mi, fui a ver cómo iba la quimioterapia de Nia y me quedé con ella cuando terminó.
—Oh, como está la pequeña —Laura adquiere un semblante triste mientras a mi se me escapa una sonrisa un tanto nostálgica.
—La quimioterapia está funcionando —mi prima y Hannah sonríen abiertamente y los demás también.
—Eso es muy bueno Lissa.
—Si, lo es, pero aún así los efectos secundarios le están afectando mucho, no logra subir de peso y cada vez está más débil. El doctor dice que es normal, pero no me gusta verla en ese estado —se me dificulta hablar, pero lo logro.
—Seguramente va a estar bien Ali —Hugo me sonríe y yo le doy una sonrisa forzada.
Me empieza a hablar sobre el gimnasio y la conversación se va volviendo amena cuando se unen los demás y cambian constantemente de temas.
—Oigan, hoy es domingo…
—Gracias por comentar lo obvio Hannah, yo pensaba que era martes—todos en la mesa ríen por mi comentario menos ella.
—A lo que me refiero es a qué deberíamos salir todos para hacer algo boba.
—¿Algo como que?
—No lo se… ¿Qué tal el parque de diversiones?
—¡No!
—¡Si!
Soy la única que niega y todos me miran como si me hubiera salido un tercer ojo por mi reacción.
—Ouuu, a Alissa no le gustan los parques de diversiones —suelta Laura en medio de una risita.
—¿Por qué? —Thomas también se ríe.
—Mas bien no me gustan los juegos…
—¿Cuál específicamente ratón?
—Ninguno.
—¿Qué? Eso es imposible
—La montaña rusa, el carrusel y todo lo que gire o se mueva a alta velocidad me da náuseas y vomitar no es algo que me guste, la rueda de la fortuna y todos los juegos de altura me estresan porque le tengo un ligero y muy justificado miedo a las alturas y…
—¿Le tienes miedo a las alturas? —la pregunta de Matt me hace mirarlo, parece verdaderamente asombrado—. No creí que le temieras a algo.
—El que sea una maldita sin sentimientos no quiere decir que no le tema a nada, sigo siendo humana… O por lo menos eso creo —respondo de tal manera que solo expreso desinterés, pero en realidad esas palabras me siguen matando por dentro.
El por su parte se tensa y se remueve incómodo en la silla.
—¿Por qué dices eso Ali?
—Que exactamente Hugo…
—Lo de que eres una maldita sin sentimientos —luce molesto y yo solo me encojo de hombros haciendo un ligero sonido de desinterés.
—Algunos lo piensan, yo solo repito lo que me dicen —tomo una actitud juguetona y eso desconcierta a todos.
—Pues quien te dijo eso merece una patada en las bolas —se queja Dereck—, dinos quien fue y vamos a darle una lección.
Su comentario me da risa y miro al amigo a su lado, no sé si su cara me causa satisfacción o lastima.
—No es necesario, después de todo el no está tan equivocado —me levanto de la silla con rapidez y doy dos palmaditas rápidas—. Vamos al parque de diversiones entonces, me voy a cambiar.
Salgo del comedor y subo rápidamente las escaleras escuchando a las chicas detrás de mi, entro a la habitación y las espero detrás de la puerta, cuando entran la cierro de un portazo.
Se sobresaltan y yo rio por sus reacciones yendo al closet dónde le envío un mensaje a Jorge pidiéndole que me prepare el Jeep.
—Tus cambios de himor cada vez me desconciertan más Lissa.
—No deberías romperte tanto la cabeza tratando de analizarme Hanny, ni siquiera mi psiquiatra me entiende por completo.
—¿Tienes psiquiatra? —se asoma por la puerta del closet mientras cambio mis zapatos.
En realidad no me he cambiado, solo me coloco los zapatos y tomo un saco blanco de cuadros para colocarmelo.
—Si, aunque tengo tiempo que no la veo. Debería hacerle una visita en estos días.
—Si, creo que deberías —es Laura la que entra y me mira sería cruzándose de brazos.
No me ofende o me molesta que lo diga.
—El hecho es que no deberían tratar de entenderme porque no lo van hacer y créanme que así es mucho mejor.
Me pongo unos lentes y tomo una cartera pequeña metiendo mi celular, mi billetera, un labial, un espejo pequeño y finalmente me pongo el collar que me regaló David en mi cumpleaños.
—¿Ustedes están listas? —les pregunto y asienten—. Bien, entonces vámonos.
Pasan por la habitación de Laura tomando sus bolsos y juntas bajamos las escaleras dónde nos encontramos a Dereck, Thomas, Matt y Hugo.
—Llamamos a Koch para que se uniera.
Asiento a Dereck y paso por el lado de Matt que me baja la mirada con vergüenza cosa a la que solo puedo reír por lo patético de la situación.
—¿A qué parque vamos?
—¿Qué tal Santa Mónica? —propone Thomas.
—¿No está un poco lejos?
—Si, pero valdría la pena.
—Yo no le he visitado —se emociona Hannah—. Vamos a ese.
Todos asentimos de acuerdo a la idea y nos subimos a los autos, Hugo se sube con nosotras mientras los otros tres se van en el carro de Thomas, cuando llegamos a Santa Mónica nos bajamos a comer en un restaurante donde nos reunimos con Koch y de ahí nos vamos al muelle donde después de un largo rato logramos encontrar tres puestos de estacionamiento relativamente cerca.
Nos adentramos al muelle hablando de trivialidades, Hannah y Laura se emocionan con cada cosa que ven y a pesar de lo temprano que es hay muchas personas y el ambiente no está tan mal, pero Matt se mantiene cohibido y siento su mirada en mi nuca mientras camino con las chicas.
Nos detenemos en un juego de tiro dónde Hugo le gana un peluche de cerdito a Hannah y yo gano una corona de conchas de playa que le entrego a Laura junto con el osito de peluche que le ganó Dereck.
Thomas también juega y termina eligiendo otra corona de conchas que me obligan a ponerme, Laura lo intenta, pero falla y no gana nada terminando con un puchero, Dereck consolándola y nosotros riéndonos de la situación.
Luego pasamos por el acuario dónde tomamos fotos de los peces con una cámara instantánea que trajo Laura, los chicos nos obligan a posar y hacemos poses chistosas las tres juntas, luego tomamos una dónde Koch nos carga a las tres como puede y terminamos en el piso partiéndonos de la risa.
La siguiente parada es el puesto de algodón de azúcar el cual rechazo porque no me gusta y Hugo termina comprándome un helado de chocolate el cual acepto con gusto.
El martirio llega cuando deciden subirse a la montaña rusa a lo cual si me niego rotundamente sentándome en una de las bancas mientras ellos hacen la fila.
—¿Podemos hablar? —Matt, que tampoco fue a hacer la fila se me acerca.
—No se… ¿Podemos? —comento divertida mientras como mi helado dándole lamidas y no me pasa desapercibido como me mira y niega concentrándose.
—Hablo en serio.
—Yo también, es que es difícil. Cuando decidimos hablar uno de los dos siempre termina enojado, en ocasiones los dos.
—Eso no es mi culpa.
—¿Y mía si?
—No estoy diciendo eso.
—Lo das a entender.
—¡Entonces lamento eso! ¡Carajo! —se frota la cara con frustración—. Alissa, nunca me había sentido así ¿Bien? Nunca había tenido que esforzarme tanto para entender a alguien y menos si es una chica con la que salgo, simplemente no se cómo afrontar esto y es agotador.
Pestañeo repetidas veces procesando lo que dijo y no puedo evitar que mi corazón de un vuelco cuando interpretó todo y agradezco tener los lentes puestos porque mis ojos pican y se que estoy apunto de llorar.
Aplastó lo que me queda del helado en la mesa y me levanto.
—Nadie te está obligando a afrontar nada y mucho menos a soportarlo Matt… —Sorprendentemente logro que mi voz salga firme—. Puedes desistir cuando quieras, después de todo no nos une ningún lazo o etiqueta.
Le doy la espalda caminando lejos del lugar y lo escucho llamarme mientras me muevo entre la gente.
Se que soy una persona difícil, se que mi actitud la mayoría del tiempo es una mierda, pero eso no quita que me duele que diga que no es capaz de luchar por mi. Me alcanza y me detiene tomándome del brazo, pero no tengo fuerzas para soltarme así que no pongo resistencia.
—A esto me refiero Alissa, estoy tratando, pero tú te pones a la defensiva y no puedo hacer nada si tu no me dejas siquiera acercarme.
Posa su mano en mi mejilla acariciando mi piel y ese gesto de cariño es suficiente para romperme.
Las lágrimas empiezan a caer solas y el al notarlo levanta mis lentes exponiendo mi debilidad.
—No quiero pelear Matt, no quiero discutir, no quiero siquiera hablar… No tengo las energías suficientes —suelto de manera lastimera en medio de un sollozo.
Me siento patética y destrozada.
Me toma de la nuca y pega mi cuerpo al suyo abrazándome con fuerza permitiéndome esconder mi cara en su pecho, pero mantengo mis manos a los lados sin hacer cualquier otro movimiento más que el de mi torso sacudiéndose por el llanto.
—Lo siento mucho avecita.
—¿Y ahora porque te disculpas Matt? —me quejo ya cansada y trato de apartarme, pero no me deja.
—Por haberte llamado una maldita sin sentimientos —se escucha realmente arrepentido, casi como si de verdad sufriera por sus palabras, pero eso no quita que lo dijo y que de verdad lo piensa.
Me lastimo, lo admito, pero lo que dijo no es del todo mentira y por eso niego levantando mi rostro para mirarlo.
—Eso ya no importa.
—Claro que importa, no se le debe decir algo así a quien quieres —me separó de el de inmediato, casi como si su tacto me quemara y me quedo mirándolo atónita.
¿Acaso dijo…?
—Tu… ¿Tu me…? —ni siquiera puedo terminar la oración.
Se ríe y se acerca a mi cortando la escasa distancia que había logrado, inclinándose en mi dirección debido a la diferencia de altura.
—Te quiero avecita bonita y testaruda… Estoy jodidamente enamorado de ti.
«¡No puede ser!»
Es lo único que grita mi cerebro antes de desconectarse y dejar al órgano palpitante que tengo en el pecho a cargo de la situación, incluso mi mente se va hacia alguien más y me obligó a apartarlo porque es algo que no me puedo permitir aunque lo desee.
Abro mi boca, pero ninguna palabra sale de ella, ni siquiera se que es lo que quiero decir y mi primer impulso es tomar su nuca y besarlo. Es un beso corto y no muy profundo, pero el pecho se me acelera a sobremanera, cuando me separo lo encuentro sonriéndome de la manera más encantadora posible y me vuelve a abrazar.
—¿Eso significa que me perdonas? —asiento y me aprieta más contra su cuerpo—. No necesito que me respondas a lo que te dije, pero si quiero que me respondas una pregunta.
Vuelvo a tratar de separarme, pero no me deja apretándome más.
—¿Quieres ser mi novia?
Se me escapa una risita y envuelvo mis manos en su cintura por debajo de la chaqueta que trae, pegó mi mejilla a su pecho y puedo sentir y escuchar los latidos frenéticos de su corazón.
Está nervioso y eso se me hace completamente tierno, pero ¿Quiero ser su novia?
Analizando la situación en la que nos encontramos y en la que hemos estado los últimos meses me doy cuenta que básicamente lo somos desde que me lo pidió en la cafetería esa mañana.
Aunque le haya dicho que no hemos actuado como si lo fuéramos y no veo porque no tener el título formal si en las prácticas no nos falta básicamente nada.
Puede que me esté equivocando, estoy casi segura de que es así, pero no quiero pensar en eso ahora.
—Si… —susurro.
—Espera ¿Qué? —me separa de el sorprendido y me observa con los ojos muy abiertos.
—Que si —vuelvo a repetir bajito y en sus labios se empieza a formar una sonrisa que va creciendo hasta mostrar su dentadura.
—Perdón avecita, pero no te escucho —me reta y lo miro mal cruzando mis brazos.
—No lo voy a repetir.
—Es que no te escuche, ¡Merezco escucharte! —grita dando un par de pasos hacia atrás y se gana la atención de las personas a nuestro alrededor.
La vergüenza me empieza a invadir y niego cerrando mis labios con fuerza cuando una sonrisa apenada quiere salir.
—No voy a repetirlo niño bonito.
—¡Alissa, solo tiene que repetirlo! ¡Quiero escucharte! —se va alejando más y ya llamo la atención de una gran cantidad de personas, pero la sonrisa no la borra.
«¡Que me trague la tierra!»
—¡Dime Alissa Carter! ¡¿Quieres ser mi novia?! —las personas alrededor sueltan exclamaciones de sorpresa y muchos dejan lo que estaban haciendo para presenciar la embarazosa escena.
—Ya te respondí Matt, deja de avergonzarme —digo medio alto para que me escuche.
—¡Solo tienes que responderme, no es difícil! ¡Si no me respondes voy a gritarlo a todo pulmón hasta que lo digas! —muchas personas lo empiezan animar alrededor.
Hay muchos grabando y otros me piden que le responda de una vez.
Todos son unos chismosos.
Paso mis manos por mi cara y siento las mejillas calientes, pero asiento.
—¡¿Qué?!
—Si Matt —digo medio alto y las personas se empiezan a emocionar.
—¡Nadie te escucha!
—¡Dios! ¡Si Matt! —empiezan hacer más escándalo y el sonríe como loco eufórico.
—¡¿Si que?!
—¡Que si quiero ser tu novia joder! —termino por gritar y en menos de tres segundos lo tengo levantándome del piso mientras las personas alrededor gritan emocionadas.
Me da varias vueltas y no puedo evitar reírme mientras le devuelvo el abrazo.
Cuando me baja me toma de la nuca besándome y está vez si nos tomamos más tiempo, disfruto del momento aunque no puedo evitar sentir cierto sin sabor por todo esto y lo único que espero es no arrepentirme de mi decisión.
Cuando nos separamos me da un beso en la mejilla y otro abrazo que no le niego mientras observo como alrededor todos vuelven a lo suyo.
—Siento que estoy en un sueño —murmura mientras acaricia mejilla y no puedo evitar sonreír con ironía.
—No será más bien una pesadilla —me mira mal por mi comentario y yo solo me encojo de hombros.
—Arruinas el momento rusa tonta —toma mis dos mejillas y roza nuestras narices.
—Me siento estúpida, soy tu novia no un osito de peluche —me quejo empujándolo y en vez de molestarse se ríe más.
—Eres mi novia —me reitera abrazándome por la espalda cuando me volteo y lo manoteo para que me suelte, pero no lo hace y besa mi mejilla de nuevo.
—¡Dios si, pero ya suéltame!
—Quiero hacerle mimos a mi novia, ¿No puedo hacerle mimos a mi novia?
—Tu novia no quiere mimos ahora —digo tratando de parecer molesta, pero se me escapa una risita cuando entierra la cara en mi cuello empezando a repartir besos en mi piel.
—A mi me parece que mi novia si quiere mimos —ambos terminamos riendo.
—¡Oh Dios mío! Escuché la palabra novia ¿Qué está pasando? —nos volteamos cuando escuchamos a Hannah y Matt no me suelta.
Nos mira de manera divertida y los demás con curiosidad.
—Nada.
—Tengo novia.
Respondemos los dos al mismo tiempo y le doy un codazo cuando empiezan con el escándalo.
—Al fin alguien logro amarrarla —Hugo exagera la frase elevando las manos al cielo.
—No célebres tanto Hugo, te pusiste la pistola en la cabeza Matt —Koch pone expresión de pesar y me suelto de Matt dándole un golpe en el brazo a mi compañero—. Auch, no dije nada que fuera falso.
Se excusa y sonríe de manera inocente cuando lo miro mal.
Dereck se nos acerca mirándonos fijamente y tuerce la boca de manera extraña.
—Estoy feliz por ustedes… —aunque se nota que lo dice en serio hay algo en su mirada que me inquieta, pero no sé que es y el se aparta.
Hannah y Laura se acercan abrazándome las dos al mismo tiempo.
Después de que todos nos felicitan nos cuentan que al final decidieron no ir a la montaña rusa y piden ir a los carros chocones para que todos podamos subir a pesar de que dije explícitamente que no quería.
Pasamos toda la tarde de un lado a otro, comiendo porquerías y haciendo diferentes juegos, cuando empieza a atardecer decidimos ir a caminar a la costa.
Matt no quiere soltarme aunque le digo que me molesta, pero tampoco le pongo mucha resistencia porque se siente bien, siento la mirada de Dereck sobre nosotros con algo de preocupación y está así desde que Matt dijo lo de que éramos pareja así que me aparto de él y voy hacia el rubio que está casi de último con Laura y Thomas.
—Ustedes adelántense, tengo que hablar algo con Dereck.
Lo tomo de la mano obligándolo a apartarse de todos sin que puedan reclamar nada y lo guío a la orilla de la playa, lo suficientemente cerca para que el agua salada toque nuestros pies descalzos.
—¿Qué es lo que te pasa?
—No se de qué hablas —tiene una sonrisa tensa y se rasca la parte de atrás de la cabeza en un gesto nervioso.
—No estoy para rodeos Dereck, te estoy siendo directa y espero lo mismo de ti.
—Ali, yo…
—Ya habla —mi exigencia lo hace suspirar y niega metiendo las manos en los bolsillos de su pantalón.
—No sé si sea buena idea que diga lo que estoy pensando, no quiero arruinarte el momento o ser imprudente.
—¿Te molesta que Matt y yo…?
—¡No! —se apresura a decir—. Te juro que no ratón, hablo en serio cuando digo que estoy feliz por ustedes y sabes bien que desde el principio los anime para que estuvieran juntos. Son mis mejores amigos, dos de las personas que más quiero y por eso…
—¿Por eso que? —insisto al ver que se quedó callado.
—Por eso no creo que esto sea buena idea —me quedó sorprendida con lo que dice y el lo nota en mi reacción—. Alissa los conozco, probablemente del grupo sea el que más lo hace. Laura sabe tus casas personales, pero no las otras, Koch conoce las otras, pero muy poco las personales, los demás apenas lo conocen a excepción de Hugo y con Matt pasa igual.
Tiene razón en lo que dice, pero lo puedo evitar que eso me aflija.
—Se dónde están metidos, parte del estilo de vida que llevan, que tú llevas y no te estoy juzgando, pero mira las cosas en retrospectiva. Temo que lamentablemente ustedes se terminarán haciendo daño y yo no quiero tomar partido o estar en medio de eso viendo cómo dos personas que amo se destruyen porque eso terminarán haciendo, porque tú no podrás ajustarte a Matt y el no podrá llevarte el ritmo.
Todo lo que me dice me ha dejado paralizada y se acerca a mi tomando mi cara entre sus manos y haciendo que lo mire fijamente.
—Tienes un equipaje muy pesado a cuestas Alissa, algo que no cualquiera es capaz de cargar y lo sabes porque sientes cada día lo pesado que es, veo lo ilusionada que estás con Matt aunque no lo demuestres abiertamente y creme que quisiera decirte que el es alguien que podrá cargar dicho equipaje contigo, pero no nos engañemos ratón, Matt no es alguien que pueda llevar tus cargas y eso va a ocasionar que los dos terminen heridos. Solo espero que no sea con un daño irreparable.
Besa mi frente y se aparta pasando por mi lado para regresar con el grupo.
Los engranajes de mi cerebro trabajan a toda máquina mientras trato de procesar todo lo que dijo y no es mentira.
Mis cargas son muy pesadas, tanto que asfixian, aprietan y derrumban constante y consecutivamente, es algo que quema y ahoga a cada segundo porque no lo he superado y tengo claro que nunca lo voy a superar completamente.
Es un veneno que me llena por dentro aunque no lo parezca y siempre se termina exteriorizando como lo hizo hace unos días y Dereck tiene razón, Matt no las puede cargar porque lo poco que le he mostrado no lo ha soportado y el lo dijo más temprano, nunca había tenido que esforzarse tanto por entender a alguien, no sabe cómo afrontarlo y lo agota.
Porque es agotador, es tremendamente agotador tener que entenderlo y más tener que vivirlo diariamente, por eso nadie lo soporta y alguien que no ha vivido algo siquiera parecido menos.
Todos tenemos nuestras cargas y ninguna es más fuerte que otra, pero al momento de cargar las ajenas estás se vuelven insoportables.
Por eso nadie ha sabido acoplarse a mi, nadie ha sabido llevarme, nadie ha sabido entenderme realmente excepto…
Salgo corriendo en dirección contraria a dónde estábamos caminando y no me detengo hasta llegar al parking dónde me subo a mi auto arrancando a toda velocidad.
Tomo mi teléfono de la cartera que deje junto a los zapatos en el asiento del copiloto e inmediatamente el nombre de Matt aparece en la pantalla con una llamada, se escucha un claxon afuera y apenas me da tiempo de frenar para evitar chocar con un carro estacionado frente al semáforo en rojo.
El teléfono no deja de sonar y rechazo la llamada marcando el número que necesito.
—¿Dónde estás? —pregunto apenas se descuelga la llamada y le escucho la respiración agitada al otro lado.
—Entrenando ¿Todo está bien?
—No te muevas de ahí —es lo único que respondo antes de colgar.
El teléfono se vuelve a iluminar, pero está vez con una llamada de Laura la cual rechazo también al tiempo que otro claxon suena y me doy cuenta de que el semáforo está en verde así que avanzó.
Con que me dijera que está entrenando ya se donde está así que avanzó todo el camino con la cabeza revolucionada con ideas y pensamientos caóticos.
Después de varios minutos y mucha velocidad llegó al lugar pasando por todo el protocolo dónde dejo la camioneta en el estacionamiento subterráneo, me pongo los zapatos y me subo al ascensor marcando el último piso donde están las salas de entrenamiento privadas.
Siempre suele usar la misma, pero lo veo en el área del gimnasio levantando pesas a lo desgraciado así que me acerco y al estar de frente me ve llegar.
—Hola Carter.
—¿Podemos hablar? —inmediatamente deja las pesas a un lado y asiente dándome toda su atención—. En privado.
Sin decir nada se levanta contrayendo los músculos. Está sin camisa y el sudor le recorre el torso haciéndolo ver… ¡Oh por Dios! Soy una chica con novio, no debo pensar esas cosas.
Aparto la mirada pensando en lo que me trajo aquí mientras se pone una camiseta y toma su bolso de deportes.
—Alissa ¿Te sonrojaste? —no se cuando se acercó, pero toma mi rostro levantándolo y observándome con detenimiento.
No me siento expuesta, pero si muy avergonzada por lo que evito mirarlo a los ojos, pero me es inevitable y termino embobada por la leve sonrisa que se forma en sus labios y más cuando está se ensancha al ver lo que tengo en el cuello.
Se aparta de repente y se aleja caminando, no necesita pedirlo para que lo siga, juntos nos subimos al ascensor y el marca el número del piso donde está su habitación.
Una vez frente a ella abre la puerta y los dos entramos, tenía tiempo que no venía, pero está igual a como la recuerdo. Todas las habitaciones aquí tienen el mismo tamaño y la misma distribución, pero cada quien le da su estiló, la de David no parece haber sido tocada.
Las paredes están vacías con el típico color gris claro viéndose opaco al no tener luz natural en ella, una cómoda, un escritorio con una silla simple, una cama individual y un sillón mediano, el closet y la puerta del baño.
No hay decoración o toques personales, todo es simplemente… Gris.
Y perfectamente pulcro claro.
Me siento en la cama mientras lo veo dejar el bolso a un lado y empezar a buscar algo en los cajones de la cómoda.
En realidad está buscando ropa para bañarse.
—¿Planeas quedarte aquí toda la noche? Te recuerdo que tú viniste a hablar Alissa.
Me dice para que hable, pero yo asiento tomándome mi tiempo.
Lo que me dijo Dereck me hizo darme cuenta de algo, la única persona que ha demostrado ser capaz de entenderme y cargar con el peso de lo que conlleva estar conmigo es el.
Mi cabeza y mi corazón en este momento son un lío y no digo que me arrepienta de algo, no.
No me arrepiento de lo que pasó entre nosotros en la casa de la playa, así como tampoco me arrepiento de haber aceptado a Matt aunque se que no es correcto y no me llevará a nada bueno.
Cuando estoy con Matt no puedo pensar en David, la mayoría del tiempo al menos, pero cuando estoy con el no puedo pensar en Matt porque cada uno me hace sentir diferente y en una burbuja muy extraña.
No digo que este enamorada de David (o eso creo) , pero tampoco es que lo este de Matt.
El niño bonito me gusta, ya no hay razón para negarlo y no tendría sentido, pero con David todo es más fácil aunque confuso e intenso porque entiende mis modos y sabe cómo tratarme.
Con Matt me siento bien aunque siempre peleamos, pero con David me siento en paz y paz es algo que no tengo muy a menudo.
Con Matt siento vértigo, incertidumbre y unos estúpidos hipopótamos en el estómago que molestan y se sienten bien a la vez, sin embargo con David siento que puedo respirar, que puedo ser yo, siento que con el puedo lanzarme de un avión a millones de pies sobre el suelo sin paracaídas y no me importaría porque se que el caería primero por mi aunque los dos muriéramos y eso en algún punto es gratificante.
Cada uno es diferente al otro, cada uno se siente tan distinto.
Con Matt me he dejado llevar por las cosas que he sentido por primera vez y es lo que identifico como el enamoramiento adolescente, por el contrario con David me he dejado llevar por dos cosas, la primera es que el ha compartido conmigo momentos muy difíciles demostrando incondicionalidad y la segunda, por el deseo.
Y es que no me pesa admitírmelo a mi misma, cada beso y cada roce entre nosotros ha sido porque ambos lo deseábamos, pero no sé si eso sea suficiente para decir que siento algo romántico por el y eso me mata porque si hay alguien a quien no soportaría lastimar es a él.
A otro no me importaría, pero a él no puedo hacerle algo así y justo por eso no puedo ahondar en lo que me provoca, porque si llegase a perderlo sería mi fin.
—David, soy novia de Matt —decido ser directa.
Lo veo detenerse de manera abrupta, pero como está de espaldas a mí no veo su expresión, aún así se recupera pocos segundos después y sigue sacando cosas de las gavetas y el closet.
—¿Desde cuando?
—Hace algunas hora —se forma un silencio que se me hace eterno hasta que habla.
—Esta bien.
Parpadeo sorprendida ante la manera tan tranquila en que lo dice y por el hecho de que no agrega más nada.
—¿Eso es todo lo que vas a decir?
—No veo que más podría decirte, es algo que ya veía venir.
—Es que por lo que pasó entre nosotros yo creí que…
—Me dejaste muy claro esa noche que no hablaríamos de ello y lo que pasó lo disfruté Alissa, no lo voy a negar, pero me alegra haberme contenido. Lo único que quiero es que seas feliz y yo no voy a ser un impedimento para eso.
—¿No te molesta?
—No es que me guste mucho que la mujer que quiero para mi este con otro, pero no te voy a poner una pistola en la cabeza para que termines con el y menos para que sientas algo por mi. Soy paciente Alissa y siempre voy a estar para ti, pero no pretendas que te espere toda la vida.
Termina y sin darme la cara entra al baño dejando la ropa sobre la cómoda.
Está molesto y es algo completamente comprensible, escucho como abre la ducha y me levanto de la cama yendo a dónde dejo su ropa.
Tomo la camisa de vestir entre mis manos y la acercó a mi rostro oliendo la prenda.
David tiene la costumbre de rociar sus camisas limpias con el perfume que suele usar y por eso cada una de ellas tienen ese aroma amaderado tan característico de el.
Dejo la prenda en su lugar y por mi mente pasa la idea de dejarle el collar ya que no le veo el sentido a tenerlo con lo que está pasando, pero soy egoísta y quiero conservarlo pese a todo.
Así como me gustaría conservarlo a el, pero soy consiente de mi situación y aunque quiera ser egoísta no puedo, no con el porque merece ser feliz y yo no puedo darle esa felicidad.
Salgo de la habitación con el sabor amargo de la situación en la garganta y caminando por el pasillo me encuentro de frente con Kino.
Ambos nos detenemos, pero ninguno dice nada, luce cansado y tiene un semblante triste muy notorio, el cabello desordenado y ojeras muy profundas.
Se mete las manos en los bolsillos y baja la cabeza incómodo por lo que decido dar el primer paso.
—Lamento lo de Vraida.
—Si, yo también lo lamento… Pero no creo que te afecte fénix, así que la hipocresía está de más.
—No es hipocresía.
—¡Si lo es! —explota y las lágrimas se le salen solas—. Ella no te importaba, a ti no te importa nadie.
—No te estoy diciendo que me duela, te estaría mintiendo, pero soy consiente de lo que duele perder a alguien que amas y eso es lo que lamento. Aquí muchos cometen el error de involucrarse sentimentalmente creyendo que eso los salvará cuando no es así, Kino, tu lo hiciste y sabías las consecuencias de eso porque nosotros estamos más muertos que vivos, por lo menos tu puedes dormir tranquilo sabiendo que la persona que la mato en este momento no respira… Aunque eso no te la va a devolver.
Le pasó por el lado dejándolo solo en el pasillo.
No me duele o me afecta lo de Vraida, el hecho de que le dijera que lo siento fue más por cortesía y porque de alguna manera entiendo lo que siente.
Llegó al estacionamiento y me subo a mi camioneta, el teléfono empieza a sonar en el asiento y lo tomo viendo que es una llamada de Hannah.
—Hola —digo recién contesto y escucho un suspiro segundo del grito que me obliga apartar el teléfono de mi oído.
—¡Maldita sea Alissa! ¿Cómo se te ocurre irte así? ¿Dónde estás?... —se empieza a escuchar un escándalo en el teléfono y solo distingo que alguien le pregunta por mi—. Ya dejen que hable.
—Estoy bien Hannah, solo recordé que tenía algo importante que hacer —le respondo con tranquilidad.
—¿Y no pudiste avisarnos?
—Simplemente no quise, me voy a casa… —le cuelgo y salgo del estacionamiento tomando la carretera.
Todo el trayecto lo paso tratando de no pensar y distraída en la carretera, cuando llegó a mi casa ya es de noche y no hay rastros de lo chicos afuera así que me apresuró a entrar encontrándome con mi Nana.
—Hija, ¿Estás bien?
—Si yo… Si, estoy bien. Si vienen los chicos y te preguntan por mi diles que estoy bien, pero por favor evita que me busquen, voy a estar en mi habitación y no quiero que nadie me moleste.
Asiente y subo las escaleras sin despedirme, cuando estoy en mi cuarto me doy una ducha, me pongo un pijama y de uno de los cajones saco el frasco de pastillas que no había tocado en meses.
Las veo por un par de minutos pensando en si debería tomarlas o no, pero al final tomo una botella de agua que estaba en mi escritorio y consumo dos.
Dejo el frasco sobre la mesita de noche y me acuesto en mi cama envolviéndome en una cobija gruesa, a los pocos minutos empiezo a sentir sueño y finalmente nada.
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Fénix "INCENDIO 1" (Borrador En Edición)
Action¿Que pasa cuando algo o mejor dicho alguien destruye tu vida y tú futuro? ¿Que ocurre cuando te destruyen en mil pedazos y te dejan roto para que nunca te puedas reparar? Todos los días pasan cosas horribles a personas que no lo merecen, cosas que l...