CAPÍTULO 7

66 3 0
                                    

Opinión de Elliot.

Han pasado 9 meses de todo, siento que la relación de nosotros ha sido increíble.
Ha cambiado para bien, he estado viendo que mi bebé ha estado en creciendo y dando señales de que ha estado allí.

Es un niño, cuando nos enteramos con Rutila, fue un mar de emociones por nuestro pasado pero confiamos en que todo saldrá bien.

El cuarto ya está pintado, el nombre no está elegido, mi madre y mi hermana están felices por nosotros y mis suegros nos han regalado cosas para nuestro bebé.

Ha estado activo, ha dado señales cuando estoy en casa. Veo a Rutila dormida, iré de viaje a Madrid para saber cómo va la construcción, ayer le conté y mejor se quedaba.

No muy convencido para que no estuviera sola pero me dijo que mi suegra iba a estar con ella, mientras que llegara.

Me voy por una semana, ya que me ha dicho el arquitecto que ya está por terminar y que falta algunas cosas. Me acerco a darle un beso en la cabeza a Rutila, en sus labios a mi bebé.

Le digo que se porte bien, a lo que Rutila se mueve y se despierta, toma mi mano y me agacho.

- Ya me voy.
- Por favor cuídate mucho.
- Lo haré. Tú también.
- No te preocupes estaremos bien.
- De todos modos me avisas cualquier cosa ok?
- Si amor.
- Bueno. Los amo.
-Nosotros también.

Nos besamos para luego bajarme, le digo a Hugo que se quede, me sentiría aliviado, de todos modos me acompañan como 10. En carretera al aeropuerto, pienso en ellos.

5 horas después, el avión aterriza, le aviso a Rutila mandando mensaje y me envía foto de la ecografia, no me acordaba que tenía cita pero lo bueno que ella sí.

Ya bajando del avión le contesto, agradezco a los pilotos y me subo a la camioneta, mando mensaje a mi hermana para ver que ya estamos en el hotel.

Me registro con un nombre falso por seguridad, voy al cuarto y pongo la maleta a un lado del armario, cuelgo mi ropa y voy a darme un baño.

Ya de darme el baño, pongo mi ropa fresca para el calor que anda haciendo y me lleva el hijo de Hugo a dónde está el lugar de la organización.

Cuando me bajo veo que ya está listo el lugar, saludo al arquitecto y a los trabajadores, lo felicito después de ver todo listo y bien hecho el trabajo. Le doy el dinero, lo cuenta para luego irme a comer con él.

Vamos a un restaurante cerca del lugar, platicamos de la obra y dice que nunca pensó en que acabaran de terminar en 9 meses.

-Aparte les quedó muy bien.
- Gracias, pero sí contraté a más de 40 trabajadores.
- De todos modos, les pagas bien.
- Claro que sí, se lo merecen.

Comidos, voy al hotel, veo que está instalado el mismo presidente de México. Me saluda y oculto mi sorpresa.

-Señor presidente ¿Qué sorpresa verlo por aquí.
- Vacaciones señor montealban.
- Que bueno, disfrute.
- Por cierto, quiero invitarlo a cenar al palacio.
- ¿Cuándo?
- Mañana mismo.
- No puedo tengo cosas que hacer señor presidente.
- De todos modos la invitación sigue de pie.
- Muchas gracias.

Se va, entro al elevador y marco a un amigo que tengo tiempo sin verlo, ese amigo ha sido un gran ayudante en mi camino, me ha apoyado en todo y ha sido mi socio.

Nos quedamos en ver hoy a las 7 para poder platicar. Voy al cuarto a dormirme un rato.

Las 6:30, listo, manejo hasta su casa, toco la puerta y sale, nos abrazamos fuerte.

- No sabes qué gusto me da de verte amigo.
- Digo lo mismo Rogelio.
- ¿Quieres algo de tomar?
- Sólo agua por favor.

Nos reímos, trae un Buchanan's, me sirve y brindamos.
- Soy todo oídos Elliot.
- Gracias por recibirme.
- No es nada, por cierto ¿Cómo vas con lo de tu padre?
- Ahí la llevo, es difícil.
- Si me imagino, fue un gran hombre.

Seguimos platicando, me quedé a cenar, comimos hot dogs ya que no tenía ganas de cocinar. Le ayudo a partir los jitomate y cebolla.

-Tengo algo que contarte.
- Dime.
- Mi vieja me engañó.
- No lo creo.
- Es la verdad, se fue con otro tipejo más rico.
- lo siento mucho.
- gracias amigo.

Seguimos recordando cosas que hacíamos en la universidad, ya que el se salió porqué quería trabajar mejor.

Las 10:00 va manejando el guardia, sé que es tarde pero le hablo a mi hermana ya que me avisó que Rutila estuvo con contracciones.

_ Hermana ¿cómo está mi esposa?
- Un poco mejor, sentíamos que ya era hora.
- pero ¿Qué pasó?
- Qué llamaron a Rutila de la organización que había robado dinero.
- Ummm. Está dormida?
- Ahora no, va al baño.
- Bueno, deja le marco. Gracias.
- De nada.

Busco el número de Rutila, al cuarto tono contesta, su voz ronca me enamora.

-Ya te dijo mi cuñada.
- Yo pregunté cómo estaban las cosas.
- Ummm.
- ¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes?
- Mejor amor.
_ No quiero que hagas coraje, necesito que estés bien por el bebé.
- Entiendo pero me quieren allá.
- Yo me encargo.
- Tú estás ocupado.
- No importa.
- Bueno. Gracias.
- Por favor cuídate.
- Lo haré.
- Te amo.
- Te amamos.

Cuelga, yo esto me preocupa, porqué nunca le habían dado contracciones en los otros embarazos. En el hotel ya por fin descanso.

Nueva Oportunidad. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora