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— No eres real —le doy la espalda a la alucinación de mi padre— estas muerto.

— Claro que estoy muerto —se ríe de modo ahogado— ambos sabemos que estas alucinando —con su bastón señala mi cuerpo original— no es tu faceta mas respetable.

— No finjas que te preocupas por mi ¿De que se trata esto?

— Eso es lo que vengo a preguntarte ¿Que harás ahora? ¿Compartirás el poder con los otros cuatro? ¿Piensas que ellos realmente harán eso contigo? ¿Te quedaras sentado como un perro esperando las instrucciones de su amo? No te crié para ser un vasallo.

— ¿Criarme? yo lo llamaría mas un entrenamiento —me giro para enfrentarlo— me moldeaste para ser una replica tuya —lentamente me acerco hacia él— la culminación de tus ambiciones frustradas e incluso después de la muerte lo sigues intentando —la molesta expresión de mi padre me dice que tengo la razón— pero no te daré el gusto.

— Entonces no esperes vivir demasiado.

Tras esa advertencia se desvanece, todo se torna oscuro, en medio de la densa oscuridad noto los felinos ojos de un león, se que todo esto es una alucinación así que no le tengo miedo— Entonces estaremos juntos en esto —estiro mi mano para tocar su cabeza, cuando la descanso sobre el animal, este se sienta— nos aseguraremos de poner orden en este país.

Al recobrar la conciencia levanto mi cabeza con lentitud, al sentarme me miro las manos, lucen normales pero siento que veo lineas en ellas que antes no percibía, al olfatear percibo mas olores varios de ellos son asquerosos por mas que trate no puedo dejar de aspirarlos, así que me cubro la nariz con la mano, la toco antes de lo que esperaba ¿Que es esto? mi boca es mas ancha, comienzo a palpar mi rostro tengo pelo en la cara, abrí mi boca que es mas larga mis dientes siguen siendo los mismos pero la distribución es diferente, cuando miro hacia mi pecho noto pelos blancos, no tengo ningún espejo para mirarme, pero creo saber que es lo que me ha sucedido.

Desconozco cuanto tiempo paso después de haber acabado mi transformación, pero cuando finalmente la puerta fue abierta lo primero que vi fue a tres soldados apuntándome con un arma, levanto mis brazos para indicar que no tengo malas intenciones.

— Soy Eusebio Iustitia, solo me transforme.

— Bajen las armas —ordena el representante del CNA— por lo que parece conserva sus capacidades cognitivas, pero perdió parte de sus rasgos humanos.

Me levanto aun con los brazos arriba— Ahora soy uno de ustedes.

— Uno de nosotros, en aspecto si, veamos que sucederá después —se da media vuelta, dándome la espalda— acompáñame, nos reuniremos con los otros cuatro.

— Entonces ¿Octavio no murió?

— Por fortuna no —contesta el encargado de todo el proceso— pero sin duda mezclarse geneticamente con almejas es algo que todavía debemos trabajar, todos nos están esperando en el Club de golf "Los leones", el resto ira para allá.

— Si que es un día movido —comento mientras caminamos a la salida del psiquiátrico.

— ¿Día? Han pasado dos días desde que ingresaste, me encargue de informar a tu familia de que no llegarías.

No puedo evitar pasarme la mano por la melena del cuello— ¿Como voy a explicar esto? esperaba verme mas... humano.

— Hasta que no logremos descubrir que hace perfecto a las vacunas, seguirá siendo una apuesta.

— ¿Que es lo peor que puede pasar? —nos subimos a un auto con vidrios oscuros.

— Algunos pierden la mayoría de su forma humana, si son capaces de conservar su conciencia entonces se les da el derecho a vivir, en caso contrario, deben ser ejecutados.

Los Iustitia: El inicio de la divisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora