Solicitud de expulsión

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Mentiría si dijera que la petición de Rogelio no despertó mi interés, pero transparentar mi intriga no es lo adecuado, así que me limito a caminar hacia él, me aproximo a su oído— Hablemos en el balcón.

Con elegancia lo tomo del brazo y caminamos juntos hacia las escaleras que llevan al pasillo del segundo piso, detrás de las barandas de madera observamos a los invitados mientras caminamos hacia nuestro lugar de conversa.

— Señorita Carolina ¿Cree usted que este evento consiga limar las asperezas entre los pro-animanos y sus opositores?

— Unas palabras bonitas acompañadas de una linda ceremonia no son suficientes para unificarnos, basta con ver a los invitados.

Desde arriba se puede apreciar que se han formado grupos de conversación, todos se han reunido con personas que reconocen como partidarios de su línea de pensamiento, si realmente hubiésemos deseado crear una instancia para hacerlos cambiar de parecer, habríamos preparado un evento más proactivo.

— Le seré honesto, no creo que esta reunión tenga el propósito de calmar las tensiones entre ambas posturas.

Me reservo mi sorpresa— ¿Entonces porque mi padre haría esta reunión?

— Quiere conocer a mi hermano, saber que clase de persona es.

No está muy lejos de lo planeado— ¿No cree que sería exagerado organizar todo un evento para conocerlo?

— Estamos hablando de conocer al candidato a sentarse en la mesa de gobierno —llegamos al balcón, Rogelio apoya sus brazos en la baranda de piedra— y también se trata de mi hermano, lo mejor seria llevarlo a un detector de mentiras.

Desde el balcón se puede apreciar la calle Erasmo Escala, que está vacía debido a los perímetros levantados por el ejército animano— ¿Tienes algo que debamos saber sobre tu hermano?

No responde al instante, inclina su cabeza para mirarse las manos— Mi hermano no es un santo, su apoyo hacia el gobierno anterior lo llevo a cometer horribles crímenes que siguen impunes.

— Entonces deberías tomar su lugar.

— ¿Yo? No, lo que deben hacer es sacar a mi familia del gobierno, todo mi círculo familiar no es de confianza, incluso —hace la pausa para asegurarse de que nadie los esté espiando— quizá alguno de ellos asesino a mi papá.

— ¿Cómo es que ellos conseguirían gas sarín?

— No lo sé, supongo que alguien se los habrá vendido o habrán contratado a alguien para que haga el trabajo, tampoco están muy conformes con esto del gobierno animano.

Lo que faltaba, más opositores— ¿Tu hermano también se opone a nuestro gobierno?

— No puedo responder esa pregunta, no hablamos mucho.

Entonces no tengo nada más que hablar— Gracias por la información, ahora me reintegraré a la fiesta.

— Señorita Iustitia —me dice Rogelio antes de que abandone el balcón, me detengo sin girarme, a la espera de lo que debe ser una advertencia— tenga cuidado con los asuntos de mi hermano.

Tal como pensaba, sin responder su comentario regreso al pasillo del segundo piso, miro hacia abajo nuevamente, la gente sigue conversando animada y al inicio de las escaleras que dan al primer piso se encuentra Roberto Vindicta, la persona de la que estábamos hablando.

— Buenas noches, Roberto —me quedo a pocos pasos de él— ¿Vienes a tomar algo de aire fresco?

Da una pequeña risa cínica— Solo vi que la heredera de la familia Iustitia subió a hablar con mi hermano y como nuevo líder de la familia Vindicta, considere que no había problema si consultaba que hablaste con él.

— Nada en especial —me recojo de hombros— solo quería conocer la opinión de tu hermano sobre ti, no es la mejor.

— Mi hermano no es como tu padre y yo —mi ceja se levanta en interés al ver que menciona a mi papá— ¿Qué tiene que ver mi padre contigo?

— Ambos tenemos claros que los cambios requieren decisiones drásticas, estoy muy ilusionado de poder trabajar con él y el resto de la mesa gubernamental —lo dice como si disfrutara esto— también espero trabajar contigo en un futuro.

— No sabía que la mesa ya te escogió.

— No existe otra familia como las nuestras, la mía posee el 17% de la riqueza de este país y entre ustedes cuatro se reparten un 76% de fortuna y propiedades, todos son pobres ante nosotros, somos intocables.

— Pero aun así el señor Octavio está muerto.

La confianza en su rostro se desvanece, se guarda las manos en los bolsillos— Y te juro que los responsables de eso van a pagar por el resto de sus vidas, incluso si eso significa sancionar a tu hermana.

Como si eso fuera a inquietarme— Espero tener la primera fila en su juicio, ante la ley no existen los vínculos parentescos ni las amistades.

La conversación se interrumpe por un sonido que proviene de la calle, es madera golpeando metal, la gente que está en el pasillo del segundo piso también nota el ruido, ambos caminamos hacia el balcón donde sigue parado Rogelio.

Los militares se comienzan a desplazar por las calles, los animanos voladores se posicionan en los techos apuntando con armas hacia las calles que conectan con Erasmo Escala, los estruendos comienzan a ser acompañados por cánticos.

"Chile no se vende, la gente se defiende, el pueblo no se duerme con el monstruo aun presente"

"Animano escucha, ándate a la chucha"

Cuando ingresan a la calle Erasmo Escala podemos ver que vienen con cacerolas y cucharas de palo, hombres y mujeres, jóvenes y adultos con el rostro encapuchado marchan protestando hacia el edificio en que estamos reunidos.

— Habían tardado bastante —comenta Roberto como si esperase que eso fuese a suceder.

— No podemos permitir que los militares abran fuego —advierte Rogelio— siguen siendo vidas civiles.

No cabe duda que son más de cien personas, del cielo siguen llegando refuerzos, al interior la música se continúa tocando, incluso más fuerte, no podemos ignorar lo que está ocurriendo, bajo al primer piso para encontrar a mi papá, lo encuentro conversando con algunos simpatizantes del gobierno.

— La gente está saliendo a protestar, tenemos que calmar a la multitud.

— Los militares tienen la situación bajo control —me comenta relajado, luego mira a los invitados que me miran extrañados— perdonen su preocupación, ella aún no comprende la gran capacidad de negociación que tienen las tropas animanas.

Entiendo que no quiera generar pánico dentro del evento— Sería bueno que alguno de los líderes de la familia se presentara para calmar a la multitud.

— Verónica se está encargando, si quieres puedes ir con ella, recién fue hacia la entrada.

Sin vacilar me muevo entre la gente para alcanzar a Verónica que esta a la salida del edificio recibiendo instrucciones de un militar animano que tiene alas de codorniz en su espalda, su cabeza tiene forma del animal junto con su plumaje, mientras el resto se ve como humano.

— Verónica, voy contigo.

Ambos se miran como si decidieran cuál de los dos me responderá.

— El líder de la familia Iustitia me ordeno que te acompañara.

— ¿Eusebio lo autorizo?

— Así es —digo sin vacilar— dijo que algo de apoyo en la negociación no te caería mal.

Suspira poco convencida— No tenemos tiempo para discutir el asunto —se dirige al oficial— asegúrate de equiparla con chaleco antibala, casco y toda medida de seguridad posible, esto podría acabar en un enfrentamiento civil.

Los Iustitia: El inicio de la divisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora