Sospechas

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Dentro de 24 horas la noticia se volverá pública, Leticia se quedó en el homenaje de las glorias navales, mientras nosotros tres nos fuimos a la residencia del ahora difunto Octavio Vindicta.

— Esto es vergonzoso —reclama Samuel en el auto— damos un mensaje público desafiándolo y en menos de un día uno de nosotros ya está muerto.

— ¿Damos? —es claro que Verónica no quiere verse involucrado en eso— te paraste allí delante sin consultarnos, ahora nos dejaste en ridículo.

— No sabía que todo tenía que tener tu aprobación.

— Escúchate por un momento, eres incapaz de reconocer que fue un error hablar en nombre de los cinco sin consultarnos lo que ibas a decir.

— Actúe creyendo que todos ustedes confían en mí —claramente se está burlando de ella.

— Si no fuera porque estamos en el mismo barco, te juro que yo... —prefiere contenerse.

— ¿Jurarías que? —como de costumbre intenta sacar el lado agresivo del otro— no tengas miedo de hablar ¿No somos aliados? Deberíamos ser capaces de hablar con honestidad al otro.

— No caeré en tu juego —con eso acaba la conversación.

Para cuando llegamos la policía ya se encargó de cerrar la zona del crimen, vemos ambulancias en la calle y en los autos de la policía se encuentran personas en lo que parece ser detención, los vecinos espían desde sus viviendas, antes de bajar se nos ordena colocarnos máscaras de gas al igual que el resto del personal que transita los alrededores de la residencia de Octavio, además nos dan guantes, cualquier contacto con los restos del gas sarín podrían derivar en el mejor de los casos a una visita al hospital.

El capitán de carabineros del sector se reúne con nosotros lejos del área del crimen, así poder hablar sin la necesidad de usar las máscaras de gas.

— Supongo que ya están informados de la causa de muerte del señor Octavio —por nuestra expresión confirma que es así— además de él, dos empleado y uno de sus tres hijos murió por el gas.

— ¿Cuál de los tres? —Samuel nota interés por ese tema.

— Roberto Vindicta, el hijo mayor.

— Eso significa que Jorge asumirá el mando de la familia —entiendo que eso le importe, tener a alguien nueva en nuestra mesa significa lidiar con otra filosofía de vida.

Verónica mira hacia la casa— ¿Tiene algún sospechoso?

— No cabe duda que debió ser alguien que trabajara en la casa —indica el capitán.

— Pudo haber sido uno de los dos empleados que murieron —advierte Samuel— cuando estuvimos desmantelando la fábrica de gas sarín, estaban asesinando a sus cómplices.

— ¿Estás diciendo que esto es responsabilidad de la hija de Eusebio?

El Capitán torna su vista hacia mí, espera mi respuesta a ese comentario, lo mejor en esta clase de situaciones es guardar silencio hasta tener el panorama completo o pidan mi opinión, me cuesta creer que mi hija fuera capaz de hacer algo así.

Verónica no parece dudar de esa opción— En el caso de que fueran ellos, alguien debió ayudarles a infiltrarse o los otros empleados debían conocer al menos a uno de ellos.

Verónica se me adelanta— Yo me encargaré de interrogar al personal.

Samuel también— Yo hablare con los otros dos hijos, después de todo, pronto Jorge será uno de los nuestros.

— En ese caso...

— Tú te quedaras fuera de esto —me interrumpe Verónica— si tu hija está involucrada en el asesinato, no podemos arriesgarnos a que tus emociones se interpongan.

Los Iustitia: El inicio de la divisiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora