Los siguientes cinco días consistieron en jugar al gato y al ratón, cada nombre que dábamos búsqueda resultaba estar muerto antes de poder encontrarlo, muertos en el lecho de su cama, en el patio mientras regaban, en la mesa desayunando, aunque no estábamos seguros de quien fuera el responsable, no teníamos dudas de que era alguien que todas las víctimas conocían y eran de estrecha confianza, pero más allá de eso no teníamos mayor información al respecto.
— Solo quedan dos personas que visitaban la villa bienestar —comenta Lefevre— Antonio Higueras y Samanta Jorquera, probablemente uno de los dos sea el asesino y el otro la próxima víctima.
Rogelio toma asiento en el sillón de la habitación de nuestro prisionero que más bien parece un huésped, el hijo menor de la familia Vindicta abre la botella de whisky, da una ojeada hacia los estantes del cuarto, pero no parece ver algún vaso para beber.
— Pediré que te traigan uno —comento mientras camino hacia la puerta, al abrirla, el guardia de seguridad toma su postura de guardia— necesito que traigas un vaso para whisky, agradecería que golpees antes de entrar.
— Esto es angustiante —se queja Rogelio mientras mira la botella— ¿Cómo es posible que con toda nuestra influencia no seamos capaces de encontrarlos antes de que los maten? Se siente como si alguien nos estuviese saboteando desde adentro.
Tengo su misma inquietud, los únicos que manejan la información sobre nuestras operaciones son la mesa de gobierno y nosotros dos ¿Sería posible que alguien estuviese confabulando para evitar que encontrásemos al responsable de la muerte de Octavio? Los únicos que ganan con esa muerte son Rogelio y Roberto, pero Roberto lleva desaparecido todos estos días en que efectuamos la investigación y Rogelio está trabajando conmigo, me cuesta creer que sea él quien está filtrando la información.
— Puede que estemos pasando a otro grupo por alto —comenta Rogelio mientras mueve la botella— ¿Quién más desearía que la muerte de mi papá fuese un caso sin resolver?
A mi mente ya viene la idea de que acusen a mi hermana de ser la responsable de todos estos crímenes.
— Ahora que recuerdo —comenta nuestro prisionero francés— días antes de que tu padre y el sauvage de su acompañante me visitaran, una mujer vino con un grupo de matones en busca de Samanta Jorquera —tengo la sospecha que habla de mi hermana, pero guardo silencio esperando que mi preocupación sea incorrecta.
Rogelio se inclina interesado a la vez que coloca la botella sobre el mesón— Podrían ser los humanos rebeldes, tiene sentido que tras asesinar a mi papá, ahora estén dando cacería a sus cómplices que están fuera de su círculo.
— Lo haces sonar como una conspiración —digo en un intento de quitarle gravedad al asunto— incluso si se tratase de ellos, ubicarlos sería un gran problema, mejor centrémonos en ubicar a Higueras.
— Carolina —Rogelio se levanta de su sillón— no perdamos el tiempo buscando a un fantasma, centrémonos en la gran problemática, ese grupo rebelde que solo crea propaganda para desestabilizar el país.
— No podemos inculparlos de una serie de asesinatos sin evidencia sustancial —no poder aclarar que mi papá respalda la inocencia de mi hermana, me hace más difícil buscar motivos para descartarla— déjame conversarlo con mi papá antes de tomar alguna medida apresurada.
— ¿Quieres contarle que le daremos cacería a su hija? —la pregunta vino con un tono tan acusador que incluso Lefevre puso cara de que eso fue totalmente agresivo.
— Si tanto te inquieta que hable con mi papá sobre eso, puedes contárselo tú —me aproximo hacia Rogelio, apoyo mis manos en el brazo del sofá— pero te sugiero que controles el tono en que te diriges a la gente, por qué una cosa es la curiosidad y otra es la altanería.
Sin nada más que conversar, regrese al auto en que vine y regrese a mi habitación en el hotel, me quite los zapatos para sentirme libre, me recosté en la cama y cerré los ojos por un rato pensando en que tener a Rogelio informando a su papá de lo que está pasando puedo aprovechar de hablar con mi mamá sobre lo que está sucediendo, si alguien conoce la ubicación de mi hermana de seguro es ella. Me traigo una botella de whisky, me sirvo un vaso con mucho hielo, tener que hablar sobre mi hermana, requiere un buen trago, marco su número de casa y me contesta la empleada, le pido que me pase con ella y me transfiere la línea.
— Carolina, hija, que bueno escuchar tu voz —ciertamente escuchar la suya también es una agradable noticia, una parte de mi extraña la época en que todo era más sencillo, solo me dedicaba a rechazar pretendientes y ayudar a mi papá con la organización de documentos.
Estando de pie reviso que tan largo es el cable del teléfono, no lo suficiente como para sentarme en un sillón— También me alegra mamá, hemos tenido bastante trabajo con todo lo que está pasando.
— ¿Sí? ¿De qué me estoy perdiendo? —su tono de voz suena juguetón, como si supiera de antemano que no puedo contestar esa pregunta.
— Son temas confidenciales —le doy un sorbo al vaso de whisky que tengo en mi mano— cuando las cosas se resuelvan podremos hablar de ello
Ella da una leve carcajada— Ahora suenas como tu papá —me responde antes de que logre preguntar el motivo de su risa— ¿Deseas contactar a tu hermana? —su pregunta me deja sin palabras, no puedo evitar pensar "¿Tan predecible estoy siendo?" —mi niña, eres mi hija te conozco mejor que cualquier persona en el mundo, no me has contactado en muchísimo tiempo y tu tono de voz no suena como una llamada familiar, no necesito ser adivina para comprender lo que está pasando.
— No te pediría esto de no ser que fuese importante.
— Confió en ti, hija —me responde con un tono maternal que de la nada se desvanece— pero no en aquellos que te rodean, así que mientras no me des una explicación, me rehusó a ponerte en contacto con ella.
Masajeo mis ojos con los dedos, lo último que necesito ahora es discutir con ella para convencerla de que necesito su cooperación— Podemos hablarlo en otro momento, solo necesito que me contactes con ella.
— ¿Qué esperas conseguir de esa reunión? —su tono inquisidor me genera más tensión.
— Tengo que corroborar un rumor que me dijeron, déjame hablar con ella.
— ¿De qué la están acusando ahora? En la televisión, radio y periódicos cada desgracia que sucede se vincula a ella y los suyos, como si de un momento a otro no existiese otra agrupación o personas que obran con maldad ¿Qué mentiras dijeron ahora?
Cualquier palabra adicional podría ser una pista de lo que sucede en este momento— Por favor, déjame hablar con ella.
— Cuando tu papá formaba parte del gabinete político, los secretos entre nosotros dos eran frecuentes, jamás me queje al respecto, después de todo se trataban de conflictos gubernamentales, pero lo que sucede ahora es diferente, Rosa y tú están involucradas en todo lo que está pasando va más allá de un conflicto de estado, es un problema familiar y no permitiré que me dejen fuera de eso.
No tengo respuesta contra su demanda y tengo la certeza de que no me dejara hablar con mi hermana si no cumplo sus condiciones— Será mejor que tomes asiento, por qué tengo bastante que contarte, confió en que me dejaras contactarla después de lo que te voy a contar.
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Los Iustitia: El inicio de la división
FantasyEl mundo ha sido gobernado por una raza mitad humana y mitad animal nombrada "animano", Chile no se libra de la expansión y este cambio traerá conflictos al interior del país. Ahora la familia Iustitia junto con otras cuatro más deberán mantener el...