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Capítulo X
"Good friends"
Natasha abrió la puerta del departamento y dejó que Emily pasara primero. La niña sostenía un soliloquio interminable sobre lo divertida que era su nueva escuela, lo linda que era su nueva maestra y lo mucho que extrañaba a su tía Lena. La verdad era que, de todo lo que habían dejado atrás, Yelena era lo único que extrañaría. La ausencia de su hermana se había sentido con fuerza los primeros días, pero, con el paso del tiempo, ella y Emily comenzaban a acomodarse poco a poco en su nueva rutina. Luego de que explicara su situación y el peligro que corría, no le había sido difícil conseguir un traslado al hospital local y, de momento, se encontraba bien allí. Tenía un buen equipo de trabajo, la habían acogido muy bien y cada día se sentía más cómoda en su lugar de trabajo. De hecho, el hospital tenía un servicio de guardería que le permitía estar cerca de su hija después de clases, lo que la tenía más tranquila y le había facilitado mucho la vida. La escuela había recibido a Emily Grace sin problemas y ella parecía estar adecuándose bien a su nuevo ambiente.
Aquel había sido uno de sus temores más importantes al cambiarse de ciudad. Emily no era una niña que se diera con facilidad con las personas. Era madura para su edad y se relacionaba muy bien con las personas adultas, pero, se volvía muy retraída cuando se trataba de rodearse de niños de su edad. Sin embargo, la pequeña se veía cómoda en su nuevo ambiente. Quizás el cambio también fuera bueno para ella. A veces, era necesario dejar todo atrás y comenzar de cero. Aunque, claro era que ella no estaba comenzando completamente desde cero. Regresar a la casa de su infancia también le había hecho bien. Los buenos recuerdos que conservaba de ese lugar la habían llenado de paz y le habían dado las fuerzas necesarias para enfrentar su realidad con entereza. El ambiente había ayudado mucho también. La ciudad ya no era como ella la recordaba y la recesión económica parecía haber quedado atrás. Cierto que era que aún había muchos edificios abandonados y cientos de fábricas paralizadas, pero, incluso aquellos edificios vacíos tenían cierto encanto que había comenzado a atraer turistas, dándole un nuevo empuje a Chicago.
Aun así, su edificio estaba casi vacío. No tenían muchos vecinos, ya que la mayoría de los departamentos estaban vacíos, esperando a que alguien los rentara, lo que hacía que sus días fueran tranquilos y que Emily tuviera más libertad para jugar dentro de la casa, sin temor a molestar a nadie. Definitivamente, el cambio había sido bueno. Lena estaba intentando conseguir un traslado y, en cuanto ella llegara, todo sería perfecto. La demanda contra Matt también iba bien. De hecho, el haber tenido al fin el valor de denunciar, de exponerlo como lo que era le había sacado un enorme peso de los hombros. Sentía que había hecho algo bueno para su hija al alejarla de un padre ausente, que le estaba dando un buen ejemplo. Ella quería que Emily fuera una mujer fuerte, que no temiera defenderse, que alzara la voz cuando necesario y con ello, esperaba conseguirlo.
