Capítulo 04

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Como todos los días durante la última semana, sabía que Taeyong se sentaría junto a él en la hora del almuerzo.

Le incomodaba un poco porque, si bien, disfrutaba su compañía, prefería estar solo la mayor parte del tiempo.

Ni siquiera sabía cómo se las había arreglado para lograr que Jaemin saliera con él, en primer lugar.

Casi en cámara lenta, observó al mayor entrar en la cafetería.

Iba tan sonriente y sensual como se podía, siempre lleno de una confianza atrayente que hacía a todos mirarle, e iluminaba la habitación.

Tomó la silla junto a él, y se apoyó en su hombro.

- ¿Qué tal va tu día? –

- Bien – se limitó a responder - ¿siempre comes postre? –

- Está en la pirámide alimentaria, no veo por qué no –

Jeno asintió y siguió con su comida.

Un chico, el mismo de la vez pasada, ocupó el lugar frente a ellos, acomodando su bandeja sobre la mesa.

- ¿Qué hay? – saludó en general.

- Hola – respondió Taeyong en voz baja.

- No olvides mi juego del lunes –

- No me vas a dejar hacerlo, de todos modos – rió.

- ¿Puedes hacer como un cartel o algo bonito sobre mí? –

- Claro – se encogió de hombros.

- ¿Tú vas a ir? – preguntó a Jeno.

- No –

- Sí – respondió Taeyong – es mi novio, tiene que acompañarme -

- Traten de no verse muy unidos, por favor, tengo que poner celoso a Jungwoo –

- Yuta, supéralo. Si quisiera estar contigo, lo estaría –

- Nosotros no nos vemos muy unidos – interrumpió Jeno.

- Sí, claro – se burló el japonés.

- Nosotros no... -

- Trataré de no acercarme mucho – prometió Taeyong antes de cambiar el tema.

¿Por qué no podía decir nada?

¿Por qué no lo alejaba y le decía que no lo hiciera, que él tenía un novio y que era completamente feliz con él?

Todo lo que pudo hacer, fue tomar su mano y sostenerla firmemente.





Jeno se estacionó frente a la casa del mayor y apagó el motor del auto.

Habían pasado la mitad de su día en el centro comercial, a petición del chico, y lo había convencido de que también lo llevara a casa.

- ¿Vas a pasar? – preguntó Taeyong, girándose para verlo.

- Estoy bien – negó – Tae, sobre lo que dijiste... -

- Está bien, no compraré esas botas, no las necesito – rodó los ojos.

- Taeyong, escúchame – pidió – yo tengo novio –

El mayor lo miró en silencio por unos segundos y frunció el ceño.

- ¿Ajá? –

- ¿Ajá? ¿Por qué le dijiste a tu amigo que somos novios? –

- No importa, él no va a enterarse –

- ¿Enterarse de qué? No está pasando nada –

- Jeno – llamó en voz baja – no te asustes, está bien –

- Claro que está bien, no estamos haciendo nada malo –

- Exactamente – besó la punta de su nariz.

- Taeyong – tomó su rostro para alejarlo de él – por favor, deja de hacer esto –

- ¿Quieres que me detenga? –

- Sí –

El mayor sonrió brillantemente y negó.

- No es verdad – tomó las manos sobre sus mejillas y se acercó peligrosamente a sus labios – tú no quieres que me detenga –

- Tae... - susurró.

- Salúdame a tu chico, dile que no durará mucho –

Y antes de que pudiera reaccionar, estaba solo.





- ¿Bebé? – llamó Jaemin - ¿estás bien? –

Jeno lo miró y asintió.

- Sólo me siento cansado –

- También yo – rió - si tenías tantas ganas de hacerlo pudiste venir antes, en serio te desquitaste –

Quería llorar.

¿Por qué se sentía tan culpable?

- ¿Qué vas a hacer el sábado de la próxima semana? – preguntó levantándose para comenzar a vestirse.

- No sé – se sentó - ¿por qué? –

- Habrá una fiesta de disfraces con los chicos de la escuela y... -

- No – comenzó a negar – no soporto a esos chicos –

- Será divertido – hizo un puchero.

- No, Nana –

- Vamos – comenzó a dar saltitos – yo seré Batman y tú... -

- ¿Robin? –

- Batgirl – sonrió con inocencia.

- Paso –

- Por favor, Jeno ¿cómo sabes que no te gustará? –

- Primero, odio a tus compañeros de la escuela, segundo, odio disfrazarme –

- No seas amargado –

- Lo siento, pero no –

Jaemin arrodilló en el colchón y gateó hacia él.

- Entonces llevaré a Xuxi –

- Suena bien –

- Insoportable – rodó los ojos – bien, iré solo, pero no prometo portarme bien –

- Sí lo harás, eres un buen chico – lo besó - ¿tienes hambre? –

- Acabo de comer – le guiñó un ojo.

Jeno le sonrió coqueto y comenzó a desvestirlo de nuevo.

Ese día en especial, tenía mucha energía.


Ya, es todo por hoy. Por dos cosas, no soporto a Jeno y no tengo tiempo de seguir actualizando.

Hasta mañana ❤️

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora