Capítulo 14

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- Chicos, iremos al lago la próxima semana, ¿quieres llamar a Jaemin para llevarlo con nosotros? – ofreció Kun.

Sicheng soltó los cubiertos con molestia y le extendió a su hermano un cuchillo de mantequilla.

- ¿Quieres clavárselo en el cuello? –

- ¿Qué? –

- Terminé con Jaemin, pa – aclaró el menor – hace como una semana –

El mayor abrió la boca, atónito.

- Lo siento, hijo. No lo sabía –

- No te preocupes, no es tu culpa -

- ¿Estás bien? – preguntó Doyoung con evidente preocupación.

- Me siento mejor – asintió – el tío Sicheng ha sido de mucha ayuda –

- No me llames tío, me haces sentir extraño – pidió avergonzado.

- Bueno, este idiota... -

- Idiota – imitó el mayor, golpeándolo bajo la mesa.

- No... pa – se quejó, comenzando a forcejear con él.

Kun negó decepcionado y Doyoung sonrió enternecido.

Sicheng de verdad había sido una buena decisión.





- Por favor, deja de moverte –

- Pero me duele –

- Y no dejará de doler si no me dejas terminar con mi trabajo –

- ¿Puedes intentar hacerlo más suave? –

- Yuta – llamó exasperado – si lo hago más suave no voy a poder quitarte ese nudo –

- Está bien – susurró desganado, colocando nuevamente su rostro en la camilla.

El chino suspiró cansado y continuó masajeando al adolorido deportista, siguiendo su trabajo sin ninguna complicación por algunos minutos.

Casi terminaba cuando notó que el otro no estaba hablando.

- ¿Te dormiste? –

- No – murmuró casi inaudible.

Frunció el ceño.

- ¿Estás bien? –

No respondió.

- Yuta... -

- Me gritaste –

- No te grité –

- Bueno, entonces sólo fuiste hiriente –

- No... - rió y golpeó su espalda para hacer que lo mirara – lo siento, no quise ser grosero –

- ¿Es porque te llamé fuera de horario? –

- Algo así – se encogió de hombros – en realidad no estaba haciendo nada, pero es eso mismo. Por fin no estaba haciendo nada –

- ¿Semana pesada? –

- Y que lo digas – dijo girándose para dejar al otro que se vistiera – pero nada que no pudiera manejar –

- Lo siento –

- Ya está bien –

- Estoy listo – anunció, haciendo al otro mirarle.

- Yuta –

- Dime –

- Termina de vestirte por favor –

- ¿Qué? – miró su cuerpo únicamente cubierto por su ropa interior - ¿no te gusto? –

- Dios – se quejó caminando hacia la puerta.

- Sicheng – tomó su brazo para jalarlo hacia sí mismo - ¿por qué no te quedas un ratito? –

- No – giró su ruborizado rostro – gracias –

- Hey – tomó su barbilla - ¿no quieres besarme? –

El chino soltó una fuerte carcajada.

- Eres tan descarado –

- No, en serio, pensé que te atraía –

El menor lo miró nuevamente y puso sus manos sobre sus hombros desnudos.

- Eres muy, muy guapo – admitió – pero eso no quiere decir que puedas solamente llegar a pedirme que te bese y que yo lo haré –

- Lo siento, yo... - rió – estoy confundido –

- Ya me voy –

- Espera – insistió – Sicheng, ¿qué debo hacer? –

- ¿Para qué? –

- Para que salgas conmigo – hizo un puchero.

- Bueno, primero pedirlo – rió – si te digo que sí, entonces viene lo difícil –

- Que sería... -

- Soy un chico educado en casa por un hermano estricto – se encogió de hombros – tendrás que tomar el valor de ir a mi casa a pedirle a mi hermano que nos deje vernos, y solamente como amigos hasta que yo me sienta listo –

El japonés retrocedió un paso.

- Exacto – tomó su maleta del suelo – mira, de todos modos no es como que Kun fuera a decir que sí. No te ofendas, pero no das buena pinta –

- ¿Para él o para ti? –

- Yo no puedo estar seguro de que no habrías roto mi corazón en la primera oportunidad – sonrió con tristeza – adiós –

El mayor lo observó salir de la habitación y se sentó en la camilla.

Bueno, por lo menos lo había intentado.

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