Capítulo 11

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Bien, no podía ser tan malo.

Él podía hacerlo.

Podía y lo haría.

Vio a su objetivo caminando por el pasillo con ojos aburridos y pasos cansados.

Se acercó lentamente hacia él y se detuvo cuando lo tuvo de frente.

- ¿Sí? –

- Hola – saludó amable.

- Hola – murmuró, caminando a su casillero.

- ¿Cómo estás? –

- Bien – se encogió de hombros – creo que bien ¿y tú? –

- He estado ocupado –

- No me digas – rió - ¿qué necesitas? –

- Iré a una fiesta mañana, y me preguntaba si... -

- ¿Si? –

- Si quieres acompañarme – soltó – es sólo un rato –

- Suena bien, pero creo que paso – suspiró – estaré ocupado todo el día –

- ¿En serio? –

- Ya sabes, tareas... tareas – bufó una risita – pero siempre puedes invitar a tu novio –

- No puede, él... -

El otro asintió, comprendiendo.

- Ya veo –

- Tae –

- Está bien, Jeno, tú lo dijiste – cerró la puerta de metal – siempre lo dijiste ¿no? –

- Lo siento –

- No lo hagas – acarició su brazo – es mi culpa. Yo debí entenderlo desde un principio –

- Pero... podemos ser amigos –

- Por supuesto que sí – animó – nos sentaremos juntos en la hora del almuerzo, como todos los días del último mes –

- Genial – asintió – suena genial –

- ¿Verdad? – sonrió – de todos modos no eres tan guapo –

- Yo soy muy guapo –

- ¿Eso es lo que dicen tus papás? –

- Todos lo dicen –

- Pues se equivocan – dijo comenzando a caminar – yo soy guapo, y sexy –

- Eres bonito – corrigió.

- Te lo pierdes – lo empujó levemente.

El menor rió y aceptó cuando el otro lo tomó de la mano para continuar junto a él.

Estaba muy feliz y, al mismo tiempo, decepcionado.





- ¿Entonces no vas a salir con él? –

- Nope – se acomodó sobre su codo para mirarlo – él lo pidió –

- Pues yo creo que le gustas –

- Sé que le gusto, pero ya eligió –

Yuta entornó los ojos.

- No lo dices en serio –

- Claro que sí – comenzó a acariciar su torso con las yemas de sus dedos – yo no me meto entre parejas –

- Te rendiste fácil ¿no? –

- Aún no termino – rodó los ojos – como si no lo supieras –

- Ese es el Taeyong al que conozco – rió.

- ¿Qué me dices de Jungwoo? –

- Se está poniendo complicado – sonrió con tristeza – creo que sólo voy a dejarlo –

- Te esforzaste demasiado. Él no lo merecía –

- Ya sé – acarició su rostro – es tiempo de superarlo –

- ¿Sabes? – se inclinó sobre su cuello para comenzar besarlo perezosamente – por un momento pensé que te gustaba el tío Sicheng –

- Sicheng – siseó – él es otra cosa –

- Explícame –

- Él como que me apaga – se removió – hace que me olvide de todo. Como una luz que me llama y me ciega completamente del mundo –

- ¿Eso qué se supone que significa? –

- No sé si me gusta, o si solamente lo quiero –

- ¿Lo quieres? – rió burlón - ¿cómo podrías quererlo y no gustar de él? –

- Quiero... ¿sabes qué quiero? –

- ¿Qué? –

- Quiero sostenerlo entre mis manos y besarlo profundamente, quiero bajar lentamente por su cintura hasta llegar a su trasero y apretarlo, pegándolo más a mi cuerpo mientras beso su cuello con fuerza – negó – quiero apresarlo debajo de mí, sudado y jadeante, quiero escuchar que me llame – se estremeció – tan sólo pensarlo... -

- ¿Te pone caliente? Porque a mí sí –

- ¿Te sientes caliente? –

- Ajá – alzó una ceja - ¿qué harás al respecto? –

- Irme – se incorporó – vas a quitarle lo divertido a nuestra tensión amistosa –

- No hay nada amistoso en eso – rió, colocándose a su lado – pero tienes razón, mi trasero le pertenece a Jeno –

- Es mío hasta nuevo aviso –

- Claro que no – suspiró – soy todo, completamente de Jeno, pero él no lo sabe aún –

- ¿Y cuándo lo sabrá? –

- Pronto –

El japonés rió extrañado.

- Siquiera cuándo te encaprichaste con él –

El mayor se recostó nuevamente y lo pensó.

- Cuando lo vi presentando un examen – sonrió – debiste verlo, todo guapo y listo. Quería comerlo –

- ¿Cómo supiste su nombre? –

- Se lo pregunté al profesor – se encogió de hombros – después de eso me senté junto a él y el resto es historia –

- Eres un caprichudo –

No dijo nada.

Por supuesto que lo era.

Hasta aquí lo dejo hoy. Otra vez tengo problemas para soportar a Jeno por demasiado tiempo.

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora