Capítulo 12

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Jeno miró su reflejo y suspiró pesado.

No debía sentirse desanimado por salir solamente él.

Ni siquiera era como si seguido asistiera a fiestas con su novio, ellos siempre iban separados a sus respectivos eventos.

Pero por algún motivo, en esta ocasión en especial, no quería ir solo.

- Te ves bien – elogió su tío, entrando en la habitación - ¿vas a tardar mucho? –

- No sé, ¿por qué? –

- Quiero dormir aquí esta noche, pero no lo haré si vas a llegar todo ebrio y escandaloso –

- Te daré actualizaciones de mi estado, no te preocupes –

- No puedo evitarlo – se dejó caer en la cama.

- ¿Ahora eres un tío responsable? –

- Niño, no puedo responsabilizarme ni de mí mismo – rió.

- Tienes razón –

Se acercó a su buró y tomó su teléfono para leer sus mensajes.

Bufó sonoramente y lo guardó en su chaqueta.

- ¿Todo bien? – preguntó el mayor, con notable burla en su voz.

- Sí –

- ¿Seguro? –

- Sí – repitió tranquilo – ya me voy –

- Suerte –

- Gracias – murmuró saliendo de la habitación.

Él definitivamente no estaba bien.







- ¡Jeno! – llamó un rostro conocido.

Al fin.

Desde que había llegado a la fiesta, no había encontrado a absolutamente nadie que llamara su atención para pasar la noche.

Chicos y chicas intentaron coquetear con él pero, por supuesto, él no era ningún infiel por lo que no se molestó con seguir el juego.

Se acercó al chico que le sonreía a distancia.

- Hola –

- Amigo, no pensé verte por aquí – dijo golpeando su hombro amistosamente.

- ¿Por qué? –

- ¿Bromeas? Hace tiempo que no sales a ningún lado –

- Ni siquiera me di cuenta – admitió – pero ya estoy aquí –

- Y nos vamos a divertir –

- Renjun, por favor... -

- Aún no hago nada estúpido, cierra la boca –

- La última vez... -

- La última vez fue un caso único – se estremeció – todavía puedo saborear el día siguiente –

- También yo – hizo una mueca – pero hoy no será así –

- Hoy no será así – repitió de acuerdo – y ¿en qué has andado? –

- Nada nuevo – mintió – sigo siendo el mismo Jeno aburrido de siempre –

- ¿Qué hay de Nana? – bebió un sorbo de su trago - ¿aún están en algo? –

- Aún lo estamos – sonrió – creo que estamos en nuestro mejor momento –

- Y comenzamos con el alardeo – rodó los ojos.

- ¿Qué? – rió - ¿terminaste con Kun Hang "ge"? –

- Estamos en nuestro mejor momento – imitó – pero hoy no es un buen día para hablar de eso –

- De todos modos voy a peguntar –

- Peleamos – tarareó – nada bonito –

- ¿Él sabe que estás aquí? –

- Si lo supiera, estaría en problemas, verás – se acercó – a él no le agradan mucho mis amigos –

- Es porque tus amigos siempre están coqueteando contigo –

- Oye ¿de qué lado estás? –

- Del tuyo –

- Más te vale – entornó los ojos – tengo que admitir que me extraña que no me haya llamado aún, pero ni modo –

- Tal vez sabe dónde estás y sólo quiere entrar en tu consciencia –

- Estás poniéndome ansioso – rasco su cuello – en serio, no sé cómo es que siempre lo manejas tan bien –

- ¿De qué hablas? –

- A Nana – se encogió de hombros.

- Nana no es como tú –

- Por favor – rió – siempre está hablándote de ese chico, ¿Xuxi? –

- Xuxi – asintió – no importa, confío en él, además creo que no le agrada –

- Como digas –

- De todos modos, Jaemin no es infiel –

- Tampoco yo, y Hendery aún se siente extraño –

- Eso es porque... - las palabras quedaron en su boca cuando miró más allá de un par de personas a su lado.

Había un par de chicos bailando.

Uno tomaba al otro por la cadera y susurraba cosas a su oído, el otro solamente se estaba dejando llevar.

- Discúlpame – pidió caminando hacia el par, sin poder concentrarse en lo que su amigo decía tras él.

No se detuvo a considerar cuando separó a la pareja con brusquedad y tomó a uno de ellos del brazo para intentar llevarlo consigo.

- Hey, viene conmigo –

- Y se va conmigo – respondió seco.

- No lo creo –

Jeno se giró para quedar nuevamente frente a él y golpeó su mejilla, haciéndole retroceder violentamente.

Aprovechó la distracción, y apretó con fuerza su agarre para arrastrarlo junto a él, sin parar hasta que estuvo dentro de su auto.

Tomó el volante con ambas manos y comenzó a respirar a prisa.

Se sentía mareado y, de no ser por el dolor de su mano, pudo haberse jurado que no se trataba de un episodio real.

- Bueno, eso fue incómodo – murmuró el chico en el asiento del copiloto.

El azabache lo miró aturdido y negó.

- Tae... –

- Quiero una hamburguesa – dijo apoyándose en su asiento.

El menor asintió frustrado y encendió el coche.

- La conseguiré por ti –



"Él no era ningún infiel"... pues no. No lo es. Le concedo eso.

Jeno, es temprano y ya me irritaste...

ToxicDonde viven las historias. Descúbrelo ahora