El niño de ojos verdes

376 24 0
                                    

Harry había olvidado o creía haber olvidado, lo mal que se sentía estar como un esclavo. Aunque ya no cabía en la alacena debajo de las escaleras, su tía lo había empujado ahí después del desastre que había causado.
Harry se había levantado aquella mañana con un dolor de cabeza terrible y un muy mal humor, su tia Petunia tampoco estaba de ánimos para tratarlo bien.
–¡Por demonios Potter, lava bien los trastes!
Harry castañeteaba los dientes cada que podía y murmuraba mil cosas que no deseaba que su tia escuchara.
Dudley y tio Vernon se habían ido, claro, tio Vernon a Grunnings y Dudley a buscar su último y décimo "trabajo de verano" en Londres.
Dejar a Harry y a Tia Petunia en la casa de cuatro paredes sin vigilancia era un gran error.
Tia Petunia gritaba de todo a Harry y Harry solo hacia caras y murmuraba entre dientes, lo que hacía enojar a tia Petunia aún más.
Cuando llegó la hora de estar listo el pastel de "¡Felicidades por el trabajo!" de Dudley, Harry le subió la temperatura al horno y sonrió de manera malévola. Claro, el negó que se había quemado el pastel por su culpa. Tia Petunia no lo había visto hacerlo y Harry solo sonreí inocentemente. Tia Petunia termino metiendolo a la alacena debajo de las escaleras una vez más.
Harry se hizo como pudo en aquel lugar, pensó que al menos ya no tendría que lavar trastes ni escuchara a Tia Petunia hablar de Dudley todo el tiempo.
Harry sabía que Dudley no duraba más de dos horas en un trabajo, esta vez no era la excepción.
–Ningún trabajo es suficiente para alguien como tú–dijo Tia Petunia hace una semana–. Tus dones son excepcionales.
Harry se había mordido la lengua para no reírse.
Pero ahora solo se acomodaba como podía en aquel estrecho lugar.
–¿Puedo salir ya?
Al no recibir respuesta, Harry empujó la puerta con fuerza y salió de la casa. Caminando hacia una cafeteria cerca de la estación del tren.

Al llegar, solo pudo sentarse y sacar el periódico que llevaba escondido.
Las imágenes se movían, pero no le importo y después de pedir un vaso pequeño de café a la mesera se sentó.
¿Harry Potter, héroe o fraude?
Harry rodó los ojos.
¿Acaso esta gente nunca entenderá todo lo que él ha hecho por ellos?
Harry empezó a hojear el periódico hasta llegar al artículo:

Nuestro querido Harry Potter ¿héroe o fraude?
"Pues el señor Potter posee muchas cualidades, aunque seguir ordenes y poner atención en clase no es una de ellas" dijo una fuente. Claro que todos sabemos de sus dotes; jugador de quidditch (el más joven) un chico atractivo sin dudo. Campeón del torneo de los tres magos y ¿para qué? Todo eso lo ganó gracias a la sombra de otros. No es simplemente su propio talento, aunque claro todos reconocemos que es muy buen jugador de quidditch...

–¿Harry Potter? ¿Quién es Harry Potter?
Harry cerró el periódico, era una camarera del lugar que le había llevado su vaso de café. Harry sonrió como bobo olvidando lo que acababa de leer.
–Solo un tipo fanático de la fama y odia los chismes–dijo Harry de manera burlona.
La chica era bonita, tenía una bella sonrisa simpática, sus ojos eran grandes y cafes y su cabello rizado color negro caía sobre sus hombros.
–Que periódico tan raro.
–Es muy viejo, una edición antigua–dijo Harry.
La chica sonrió.
–Juré ver que algo se movía.
Harry se hizo el interesante:
–Pues eso es lo fascinante de estos periódicos viejos, digo de esta edición, sus fotografías son..,holografías según dicen.
Genial Potter, ahora eres coleccionador de periódicos y un fraude total, pensó Harry con una mueca que quiso hacer pasar por sonrisa.
La chica sonreía.
–Bueno...tal vez puedas contarme más sobre ese Harry Potter–dijo ella y se fue sonriendo.
Harry se quedo un instante perplejo, era lo más que había hablado con una chica muggle sin que esta saliera corriendo. Sacudió la cabeza y miro por la ventana.
Dumbledore.
Sacudió la cabeza de nuevo y parpadeó varias veces. Del otro lado de la calle se hallaba Albus Dumbledore, entretenido viendo un anuncio de perfume.
Volteó solo una vez y von eso Harry supo que Dumbledore lo esperaba. Si no era así ¿por qué a Dumbledore le interesaría un anuncio de perfume?
Harry se levantó, pagó y solo le dirigió a la chica una mirada de disculpa. Tal vez luego volvería.
Harry salió con el periódico en mano y cruzó la calle.
Dumbledore estaba de espaldas, viendo el anuncio de perfume con atención y delicadeza.
–¿Profesor Dumbledore?
–¡Oh Harry! Lo lamento por esta interrupción tan inoportuna. Es bonita–dijo Dumbledore.
Harry sacudió la cabeza.
–No importa señor...¿que hace aquí?
Dumbledore sonrió, sus manos en la espalda, viendo al anuncio una vez más.
–No voy a comprar ese perfume para la profesora McGonagall Harry–ríe Dumbledore.
Harry negó.
–No, claro que no señor.
–A ella no creo que le guste mucho eso–dice Dumbledore–. Claro su cumpleaños ya pasó.
Harry se aguantó la risa y solo observó un punto lejano en el cielo por primera vez, azul.
–Estoy aquí Harry, por que tengo un asunto y quiero que me acompañes–dijo Dumbledore.
–De acuerdo señor pero...
–Después te llevare a la madriguera–dijo Dumbledore.
Harry asintió.
Dumbledore le ofreció su brazo. Harry lo tomó y su estomago comenzó a dar vueltas....

El Elegido (Secuela del Olvido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora