El casi....

176 16 0
                                    

Harry caminó hacia Blake y le lanzó una mirada de extrañeza a Hagrid.
–¡Oh!!
El gigante no dijo nada más. Caminó afuera y dijo:
–Buscaré unas hiervas para...–señaló a Blake–, ahora regreso.
Hagrid tomó su capa y linterna y salió cerrando la puerta.
Blake estaba hecha un ovillo en la cama de hagrid, su capa de Hogwarts cubría su rostro y Harry rodó los ojos.
–¿Qué te pasa ahora?
–Vete...–chilló Blake.
Harry frunció el ceño.
–¿Por?
Blake le lanzó una patada, Harry la esquivó.
–Ahora. Vete. Potter.
Harry soltó una risa.
–No me iré...¿por qué quieres que me vaya? ¿Acaso no celebraremos que vencimos a Ravenclaw?
–Pues felicidades...–dijo apretando los dientes.
Harry la sacudió.
–¡Vamos! No seas aguafiestas, Blake dijo Harry–. Tú no eres así...
Blake soltó una risa.
–Harry...Ya vete.
Harry rodó los ojos.
–¿Por que? ¿Te pasó algo?
Blake apretó los dientes.
–Soy fea.
Harry contuvo una risa.
–¿Qué?
–Que soy fea, Potter, ¿no escuchaste?
–No eres fea...
–Antes no lo era, ¡ahora si!
Harry rodó los ojos.
–Que sucedió.
Blake se levantó de golpe y Harry vio que la mitad de su rostro lo cubría su cabello, la otra mirad, un enorme pedazo de carne.
–¿Qué...?
–¡Ginny! Esa...esa...arpía pelirroja me lanzó un puñetazo al estilo muggle–dijo Blake con los dientes apretados. Sus nudillos se tornaron blancos.
–¿Qué?–Harry se sintió culpable–. Espero que la hayas agarrado de...
–¡No pude!–dijo Blake, se fue sin mirar atrás y yo me caí.
Harry suspiró.
–Un golpe no te hace fea–dijo Harry–, se va a quitar...
–¡No! ¡Tengo su inicial marcada en mi mejilla!–exclamó Blake, sus ojos estaban enloquecidos.
Harry suspiró, empuñó las manos y tenso los musculos de los hombros.
Harry le retiró el cabello del rostro, el lado normal estaba como siempre ha estado; sus ojos azules y su piel suave. Pero estaba enrojecida por la rabia. La otra parte de su rostro tenía un tono rosado y morado, la carne tapaba su otro ojo y Blake no miraba a Harry a los ojos.
–Madame Pomfrey puede darte algo mágico...la carne no resolverá nada.
–Hagrid me lo dió para la hinchazón–dijo Blake suavemente.
Harry suspiró.
–¿Por que no me buscaste?
–Lo hice, pero esa arpía me golpeó en el intento–dijo ella–, espero que el karma exista.
Harry hizo una mueca.
–Blake–pronunció su nombre con delicadeza, como si ella fuera a romperse si lo decía de otra manera–. Lo siento, Ginny estaba molesta por el quidditch y te hizo daño por culpa mía...perdón.
Blake hizo una mueca.
–No es culpa tuya. Estoy bien, además, la proxima vez...le voy a arrancar ese cabello que tiene uno por uno.
Harry soltó una risa.
–No esta bien que lo hagas–dijo Harry–, no eres esa clase de persona.
–Tienes razón.
Harry le puso un cabello detras de la oreja, Blake rodó los ojos.
–Deja de mirarme como si no tuviera un enorme pedazo de carne a mitad de mi rostro–gruñó Blake.
Harry rodó los ojos.
–Estas siendo muuuy dramática ¿lo sabes?
Blake suspiró.
–Sí, lo sé. Pero soy exagerada.
Harry asintió.
–¿Y....como es que tienes su inicial en tu mejilla?
Blake suspiró, se quitó el pedazo de carne del rostro y Harry vio su mejilla roja, incluso morada, un anillo con la letra G se había impreso ahí.
Harry miró que Blake se avergonzó, pero él acercó su mano cuidadosamente a su mejilla. Su piel seguía siendo suave, acarició su mejilla y bajo sus dedos hasta sus labios. Se detuvo en cuando vió que estaban muy cerca.
Blake se mantenía quieta, con los los ojos en Harry, él la miró y bajó su mano a su barbilla.
¿Qué se sentiría besarla? Harry se inclinó...pero unos pesados pasos lo trajeron de vuelta a la realidad.
Blake se sonrojó, pero al ver a Hagrid entrar con varias hiervas, sonrió.
—¡Al fin!

McGonagall estaba molesta por lo que Ginny le había hecho a Blake, lo hizo descaradamente en frente de ella. Aunque claro que Ginny no la vió. Habia estado usando su forma de gato y vió como la chica pelirroja golpeó a Blake sin razón alguna.
Estaba muy molesta y Ginny no hacia más que quejarse, Hermione había ido a buscar a Harry y Blake, que habian estado con Hagrid aquella tarde.
Blake tenia la mejilla hinchada y sus ojos estaban avergonzados.
McGonagall quería decirle que no se avergonzara, que no fue su culpa, pero sus labios solo eran una fina linea.
Blake también era prefecta de gryffindor y podia hacer que Ginny tuviera un largo castigo, pero Blake no decía nada. Ni siquiera volteaba a ver a Ginny.
Harry estaba sentado junto a Blake también, el muchacho se habia negado a irse.
McGonagall se mantuvo observándolos.
–¡Eso fue muy indignante, señorita Weasley!–exclamó McGonagall–. ¡Es tu compañera!
–Profesora...le lavo el cerebro a Harry...
–¡No quiero escucharlo más! Estoy segura y confio en el señor Potter, él eligió a los mejores–dijo McGonagall–, debes saber perder Ginny.
La muchacha pelirroja arrugó toda la cara en desacuerdo.
–¡Yo no debo perder!
McGonagall suspiró.
–Blake no debió ser un saco de boxeo Ginny, no permito ese tipo de cosas–dijo la profesora. Estaba molesta y su sangre hervía.
¿Cómo es posible?
–Pero...
–Tendrás un castigo y con base a estos eventos, por lo que has hecho, hasta que no le pidas las disculpas adecuadas a la señorita Williams, no puedes jugar quidditch.
Ginny se levantó, McGonagall la miró con desaprobación.
–!¿COMO?!
–Lo escuchó bien señorita Weasley.
–¡Esa arpía me dijo mocosa malcriada!–gritó Ginny.
–No la llames así–soltó Harry molesto.
Ginny miró a Harry, sus ojos se enrojecieron.
–¡Y a ella que castigo?!
–La señorita Williams se defendio, no te golpeó ni te hechizó–dijo McGonagall–, pero tu tuvuste la culpac Ginny. Pagá por tus herrores. Y la lo he dicho, sin disculpas, no volveras a jugar quidditch.
Ginny se molestó y se fue de la oficina de McGonagall. La profesora solo suspiró y observó a aHarry y Blake.
–Blake, acercate.
Blake hizo lo que la profesora le dijo.
–¿Duele mucho?
–Un poco.
Harry sabia que Blake mentía, tenía una mueca de dolor en el rostro. Ginny sí que habia usado todas sus fuerzas.
Solo porque era mujer Harry no le hacia nada, el era un caballero, pero podria decirle a peeves que hiciera alguna cosa. Sacudió la cabeza al pensar eso.
–Bueno, ten esto–dijo McGonagall–. Harry, Dumbledore quiere verte. Lo habia olvidado.
Harry se levantó.
–Adiós profesora–dijo Harry, ella asintio–. Blake...
–La señorita Williams se queda aqui un rato–dijo McGonagall.
Harry asintió y Blake sonrió de manera dolorosa.
Harry caminó y luego llegó a la oficina de Dumbledore.

El Elegido (Secuela del Olvido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora